Goldman Sachs paga por sus pecados. El gigante de inversión continúa sumido en el duro correctivo que la pasada semana le infligió el mercado después de que se destapase una nueva trama de sobornos y fraudes con la que está relacionado. En apenas unas sesiones, la entidad ha llegado a perder hasta un 15% de su capitalización bursátil.
El desplome que ha sufrido la cotización de Goldman ha acentuado el mal año que está viviendo la firma de inversión en bolsa, donde ha caído a mínimos de 2016. Además, en lo que va de ejercicio ya se ha dejado más de un 21% de su valor, lo que supone volatilizar cerca de 20.000 millones de dólares. Una evolución que contrasta con la de sus pares. Así, Morgan Stanley cede en lo que va de año cerca de un 13%, lo que le permite prácticamente empatar en capitalización con Goldman. Mientras que JP Morgan se mantiene en positivo en 2018 y se ha erigido como uno de los valores más en forma de la bolsa estadounidense. Además, sigue peleando por superar máximos históricos.
Este mismo mes de noviembre se han presentado importantes denuncias en contra del Goldman por los fiscales generales de una de las cortes de Brooklyn. Las acusaciones se centran en uno de los trabajos que realizó el banco para el fondo soberano '1 Malaysia Development Berhad'. Las acusaciones son fruto de una larga investigación que lleva en marcha desde 2015 en la que han intervenido países como Estados Unidos, Singapur, Suiza y la propia Malasia.
La entidad, según relatan las acusaciones, se habría servido de un laberinto de instituciones financieras y compañías ficticias con las malversó supuestamente hasta 2.700 millones de euros y por las que se embolsó directamente 600 millones de euros. Goldman utilizaba los fondos malversados para comprar mansiones de lujo, joyas, obras de arte e incluso para organizar fiestas en las que se invitaban a importantes personalidades tanto del país como del panorama internacional.
El dinero desviado supuestamente se habría utilizado para la reelección en 2013 del presidente que otorgó el contrato a la entidad, Najib Tun Razak, según las últimas informaciones. Además, el propio Najib habría impedido durante su mandato investigar a la entidad y a aquellos que fueron más críticos se les arrestó.
Las perspectivas no son buenas para Goldman
Tanto por el volumen de las pruebas presentadas como de la importancia de los actores que han trabajado en ellas son señal de alarma para la entidad. De hecho, mucho antes de que empezase siquiera la investigación, un año después de que presuntamente se desarrollasen las actividades ilegales, el propio banco creó un comité de "estándares comerciales" con el que estudiar y examinar tanto a los clientes como las transacciones realizadas en busca de deficiencias.
Además, las últimas noticias relacionadas con el caso no pintan nada bien para la entidad. El ex presidente de Goldman para el sudeste asiático, Tim Leissner, reconoció haber cometido sobornos y haber lavado dinero y será declarado culpable este mes de diciembre, según explica 'The Economist'. El diario económico va más allá y señala que uno de los socios de la entidad en el país en aquellos años, Roger Ng, fue también acusado de esos mismos cargos y ha sido arrestado tras decretarse una orden estadounidense.
Las noticias llegan cuando el banco de inversión está sumido en un profundo cambio interno que le ayude a adaptarse a una nuevas circunstancias que han chocado con la habitual marcha del gigante. David Solomon, un trotamundos del mundo bancario, será el encargado de liderar el proceso de cambio como nuevo consejero delegado. La misión de Solomon será el de recuperar el terreno cedido frente a sus competidores. En especial, en el contexto de renta fija en el que han perdido fuelle y que es uno de los principales pilares de negocio.
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