El oráculo del Ibex: anticipó la crisis y ahora avanza un frenazo mayor en 2019

  • La correlación entre el índice y el PIB es muy estrecha aunque se da con un lapsus entre nueve y doce meses.
Correlación entre el Ibex 35 y el PIB
Correlación entre el Ibex 35 y el PIB

Ya fuera en los periodos previos a la recesión o justo antes de iniciarse una época alcista, el Ibex 35 ha anticipado siempre cuál sería el comportamiento del PIB español. Esa correlación tan fuerte entre la actividad bursátil y la economía real no se da al mismo tiempo, sino que se produce con un lapsus temporal que oscila entre los 9 y los 12 meses. Podría decirse que el principal índice de nuestro país es ahora mismo un termómetro perfecto sobre lo que sucederá a finales de 2019.

Si tenemos en cuenta que el selectivo español acumula un retroceso en torno al 10% en lo que llevamos de ejercicio, su trayectoria previa estaría indicando que nos encontramos a las puertas de una fuerte desaceleración de la economía.

La gráfica anterior muestra cómo en el año 2008 el Ibex 35 cerró el peor ejercicio de su historia hasta entonces con un retroceso del 39,43%. Despidió aquel mes de diciembre en 9.195 puntos, un nivel por encima del que cerró este último viernes... una década después.

Aquella caída estrepitosa tuvo su reflejo en los datos económicos del año 2009, el ejercicio en que nuestro país registró el mayor retroceso del PIB de la última gran crisis, del 3,6%. Lo mismo se aplica al resto de ejercicios en los que la bolsa registró pérdidas acusadas, aunque también a los años de pleno esplendor de la burbuja inmobiliaria, como 2004 y 2007.

Por este motivo, los expertos de Freemarket consideran que la trayectoria del selectivo "refuerza la hipótesis sobre la desaceleración económica del año próximo". Además, apuntan a que las últimas fluctuaciones en el índice tendrían que ver con la falta de confianza por las últimas decisiones políticas del Gobierno y ante la necesidad de que el Ejecutivo siga aplicando las reformas estructurales necesarias. 

Entienden que los analistas y las instituciones nacionales e internacionales deberán revisar a la baja sus expectativas sobre el crecimiento español a lo largo de los próximos trimestres. De momento, los primeros síntomas de desaceleración ya están aquí. A la ralentización de la demanda interna se suma el menor tirón del empleo, como quedó demostrado en la última Encuesta de Población Activa que arrojó el peor dato de paro en verano desde el año 2013

El aumento de la construcción residencial puede permitir que la tasa de desempleo siga descendiendo, aunque lo hará a menor ritmo que en el pasado. La deuda pública permanece disparada en el entorno del 100% y la balanza comercial se deteriora.

Todo esto coincide con el momento previo a las primeras subidas de tipos por parte del Banco Central Europeo, que además está retirando ya los estímulos que han llevado en volandas a las economías del Viejo Continente. 

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