Ante la variante Delta

Inglaterra e Italia disputan su final económica para evitar otra recaída

La quinta y la octava economía global disputan un encuentro histórico en el terreno de juego y fuera, donde han pisado el acelerador de las vacunas para sortear nuevos cierres que comprometan la recuperación

Italia e Inglaterra disputan su final económica para evitar otra recaída La ministra de Hacienda y cabeza de lista del PSOE al Congreso por Sevilla, María Jesús Montero, participan en la jornada 'Agenda Urbana: Cohesión, Racionalidad y Sostenibilidad'. En el Hotel NH Collection de Sevilla. (Foto de ARCHIVO) 02/04/2019
Italia e Inglaterra disputan su final económica para evitar otra recaída 
L. I.

Italia e Inglaterra disputan este domingo en Wembley un encuentro histórico para los británicos, puesto que llegan a su primera final de la Eurocopa y lo hacen cuando ya están fuera de la Unión. Sin embargo, el partido de sus vidas lo están jugando en la calle cada día para frenar el avance del coronavirus y, más recientemente, la expansión de la agresiva variante Delta. Británicos (no solo ingleses) e italianos han pisado el acelerador en el ritmo de vacunación para tratar de alcanzar cuanto antes la inmunidad de rebaño. La quinta y la octava economía del planeta se juegan evitar nuevas restricciones que golpeen al turismo, al consumo y provoquen otra recaída. Es un miedo que ha calado hondo en los mercados mundiales.

La celeridad con la que han actuado para inmunizar a la población está dando sus resultados en ambos casos, si bien el hecho de Reino Unido tomase la delantera y se convirtiese en el primer país occidental en empezar a inocular a sus ciudadanos -allá por el 8 de diciembre- le permite contar con una ventaja holgada. De acuerdo con los datos publicados por el Gobierno de Boris Johnson, a 7 de julio se ha vacunado ya a más de 45,6 millones de ciudadanos con la primera dosis (un 86,6% de los adultos) y se ha administrado la pauta completa a más de 34,19 millones de británicos (el 64,6% de los mayores de edad). 

Con este escenario, Downing Street mantiene su meta de que Inglaterra regrese a la plena normalidad el próximo el 19 de julio, casi año y medio después. Escocia, Gales e Irlanda del Norte adoptarán sus propias decisiones al respecto. Pese a que el número de contagios con la variante Delta no ha hecho más que aumentar, el de hospitalizaciones y fallecimientos ha descendido notablemente en relación al inicio del año. 

Entonces, el Gobierno tory se vio obligado a ampliar las restricciones y de ahí que la economía británica se contrajese un 1,5% en el primer trimestre, cuando venía de crecer al 1,3% entre octubre y diciembre. Fue un mazazo, aunque los indicadores macro de marzo ya anticipaban una recuperación de cara al segundo trimestre (con un avance notable en la actividad de los sectores de servicios e industrial y un acelerón del 'ladrillo').

El 'efecto Draghi' y el salvavidas del Next Generation

En el caso de Italia, el 'efecto Draghi' ha sido evidente ya desde que el mandatario romano tomó posesión de su cargo el pasado 13 de febrero. Desde entonces y con un ambicioso plan de vacunación (movilizó a Protección Civil y al Ejército para multiplicar por tres el número de dosis que se administraban al día), el país transalpino ha inmunizado ya al 35,3% de su población, a más de 21,28 millones de personas, y ha administrado una dosis al 57,5% de los adultos (34,72 millones de ciudadanos).

Bajo los mandos del que fuera presidente del Banco Central Europeo, Italia ha logrado esquivar la recesión hasta marzo con un suave avance de su PIB del 0,1% gracias, sobre todo, al empuje de la inversión. Sus medidas económicas, su figura y los nombres que le acompañan en su gabinete tecnocrático han servido para recuperar la confianza de los inversores internacionales y para resituar al país en la primera escena de la política mundial. El mayor beneficiario de los fondos de reconstrucción Next Generation (recibirá 191.500 millones de euros entre ayudas a fondo perdido y créditos, por encima de los 140.000 millones a los que opta España) ha puesto sobre la mesa otros 30.600 millones de recursos propios para movilizar uno de los mayores estímulos a nivel mundial en relación a su PIB, del 77,5%.

Su camino hacia la recuperación pasa, así, por un plan ambicioso basado en dos pilares: una reforma fiscal que simplificará su sistema tributario y reducirá gradualmente la carga fiscal -el Gobierno de Roma pretende tenerlo listo a finales de este mes- y una ley integral para aligerar los procesos burocráticos. Con estos mimbres la Comisión Europea ha mejorado notablemente sus previsiones para Italia en relación a las proyecciones previas y calcula que su economía avanzará un 5% este año y un 4,2% el próximo. 

"La mejora de la situación sanitaria, que permitió que la mayoría de las restricciones se suavizaran significativamente en junio, sienta las bases para una expansión sólida y sostenida durante el periodo de previsión", remarca el organismo. Las últimas proyecciones para Reino Unido que ha elaborado su Gobierno esbozan una recuperación más intensa, con un rebote de la riqueza del 6,7% este ejercicio y del 5,7% el que viene. Sin embargo, los datos pueden verse ensombrecidos por el avance de la variante Delta y por los cuellos de botella en la cadena de producción global. De hecho, la recuperación británica echó el freno mayo, cuando el PIB se desaceleró al 0,8% en plena caída de la producción de automóviles por la escasez de semiconductores y ante el descenso del empleo en la construcción. 

¿Necesitarán Roma o Londres una prórroga para atajar el paro?

El empleo es, precisamente, otra de las claves que pueden decidir si las dos potencias necesitan o no una prórroga para sobreponerse a los efectos económico de la crisis de la Covid. En el caso italiano, más dependiente del turismo (el sector aporta un 13% a su economía), la tasa de paro escaló hasta el 10,7% en abril, seis puntos por encima de la británica, y se ha moderado al 10,5% en mayo, según los datos provisionales publicados por su Instituto Nacional de Estadística (ISTAT).

La deuda es otra de las grandes cuentas pendientes para Roma ya desde antes del 'shock' económico provocado por la Covid-19. Es un mal casi endémico para el país, puesto que su pasivo ya se situaba en el 135% del PIB en 2019 y cuando finalice este año se habrá disparado al 160% con los planes de choque para hacer frente a la crisis. En el caso británico, el endeudamiento ha escalado en mayo hasta representar el 99,2% de su economía, es decir, el porcentaje más alto desde marzo de 1962, según datos de la Oficina Nacional de Estadísticas (ONS, por sus siglas en inglés). 

Las medidas de choque para atajar la pandemia también están detrás de ese alza. El Ejecutivo de Johnson aplicó un plan para ayudar a las empresas a pagar los salarios de sus empleados hasta el 80% de los sueldos y de momento se plantea mantener esa medida hasta septiembre. "A medida que salimos de la pandemia, seguimos apoyando a la gente y los negocios a estar otra vez de pie y nuestro plan de empleo está funcionando", apuntaba a finales del mes pasado su ministro de Economía, Rishi Sunak.

Las perspectivas de recuperación, las vacunas y el contexto de renovado apetito por el riesgo que ha caracterizado el primer semestre han beneficiado a la renta variable británica y a la italiana. El Ftse 100 se revaloriza un 8,82% en el ejercicio; mientras que el Fste Mib de Milán se anota un 10,83%, gracias a un entorno político que los grandes capitales han considerado algo más atractivo para la inversión. Ante los riesgos que el panorama global plantea a futuro, analistas y gestores ponen en valor el colchón que las grandes economías y bancos centrales han tejido y apuestan por esperar y ver el resultado de los estímulos. El de la Covid ha sido un golpe sin precedentes, pero está claro que Roma non fu fatta in un giorno... We will see.

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