Una lacra mundial

Los inversores tiran de 'dieta saludable' para compensar el impacto de la Covid

Cuando a raíz de la pandemia la población parecía haberse concienciado sobre la necesidad de poner en práctica un estilo de vida más saludable, el consumo diario de azúcar, sal y calorías ha seguido aumentando 

Los inversores tiran de dieta saludable para compensar el 'golpe' de la Covid
Los inversores tiran de dieta saludable para compensar el 'golpe' de la Covid
Pixabay

Cuando a raíz de la pandemia de coronavirus la población parecía haberse concienciado sobre la necesidad de poner en práctica un estilo de vida más saludable, el consumo diario de azúcar, sal y calorías ha seguido aumentando en todo el mundo. Ha sido otro de los 'golpes' asestados por esta crisis a la población. Los profesionales de la salud han lanzado una advertencia sobre la proliferación de enfermedades como la hipertensión, la diabetes y la obesidad, que están ejerciendo una presión añadida sobre los sistemas sanitarios. No se trata de una moda pasajera, sino de un cambio necesario, y así lo han visto también los grandes inversores.

En el informe 'Healthy living. The path to a better life', elaborado por el banco privado suizo Julius Baer, los analistas de la entidad mantienen una visión constructiva sobre las oportunidades de inversión a largo plazo relacionadas con la vida sana. Hay muchos sectores implicados en este cambio de hábitos que engloba tanto a valores cíclicos como defensivos en bolsa y que pasa por la alimentación (empresas dedicadas a la venta y distribución de frutas y verduras frescas, fabricación de alimentos y bebidas...) pero también por productos de belleza y cuidado personal, atención sanitaria relacionada con la salud cardiovascular, la diabetes y el mal funcionamiento de los riñones, así como los trastornos musculoesqueléticos y mentales.

Una de las advertencias más serias de las autoridades sanitarias tiene que ver con el consumo de azúcar, que se ha desbocado y preocupa por su impacto en el aumento de casos de diabetes, obesidad y enfermedades del hígado graso no alcohólico. Según la Asociación Americana del Corazón, mujeres, hombres y niños no deberían consumir más de 25, 36 y entre 12 y 25 gramos de azúcar añadido al día, respectivamente. Aunque los países con mayor población tienden a ser mayores demandantes en términos absolutos, un examen del consumo diario per cápita ha revelado importantes diferencias a nivel regional. 

Mientras que éste sigue siendo bajo en la mayoría de los países de Asia oriental y África, ha alcanzado niveles preocupantes en América del Sur, Europa, América del Norte y la región del Golfo, como indican los datos de la Oficina Internacional del Azúcar. Un habitante medio de Bahrein consume diariamente unos 250 gramos de azúcar, muy por encima de brasileños (139 gramos), Estados Unidos (126), México (104), Alemania (103) y China (30).

Menos sal para evitar 2,5 millones de enfermedades graves

Se ha disparado el consumo de azúcar... y también el de sal, cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que una persona no consuma más de cinco gramos de sal al día para prevenir la aparición de enfermedades crónicas a largo plazo. Un informe de la Escuela de Salud Pública de Harvard y de la Universidad de Cambridge pone cifras a esa aseveración: 181 de los 187 países que examinaron en todo el mundo exceden en su dieta diaria esa cantidad. 

Si los efectos a corto plazo de una ingesta excesiva de este mineral incluyen retención de líquidos, sed intensa y un aumento temporal de la presión arterial, a largo plazo aumenta el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares como la hipertensión, el ictus y la insuficiencia cardíaca, así como ciertos tipos de cáncer relacionados con el estómago. En concreto, el consumo de sodio es más elevado entre los habitantes de Asia Central, Europa Central y Asia Asia, seguidos de Oriente Medio y Europa Occidental. La OMS calcula que si el consumo mundial se redujera al nivel recomendado se evitarían 2,5 millones de casos de enfermedades más graves.

De acuerdo con las cifras que baraja el organismo, más de mil millones de personas en todo el mundo tienen niveles elevados de presión arterial, lo que afecta a uno de cada cuatro hombres y a una de cada cinco mujeres. El consumo excesivo de sal está detrás de este problema al que también contribuyen las dietas ricas en calorías y grasas saturadas, la obesidad, el consumo de tabaco y alcohol y la inactividad física. La hipertensión es, en realidad, la principal causa de enfermedad cardiovascular y muerte prematura en todo el mundo y alrededor del 65% de las personas que la padecen residen fuera de las economías avanzadas -sobre todo en el sur de Asia y en África-. 

"Dado que los sistemas sanitarios de los países más pobres suelen estar infrafinanciados y desatendidos, la creciente incidencia de la hipertensión entre sus ciudadanos supondrá una tremenda carga financiera para los sistemas nacionales de salud pública, que ya se encuentran bajo presión", alerta el informe de Julius Baer. La presión no escapa a las economías más ricas, dado que en Estados Unidos se gastan aproximadamente 130.000 millones de dólares en facturas médicas para el tratamiento de esta enfermedad.

El aumento imparable del sobrepeso

Según los datos facilitados por la OMS, el número de personas con sobrepeso u obesidad en todo el mundo se ha duplicado con creces desde 1980 para rozar los 700 millones, y ningún país ha conseguido invertir esta tendencia. Se ha observado cómo más de una cuarta parte de la población de países de Oceanía, América del Norte, Europa y América Latina padece este mal, de cuyos efectos ha advertido también a Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Se calcula que tres millones de personas de entre 30 y 70 años perderán la vida prematuramente cada año debido a complicaciones de salud relacionadas con la obesidad a lo largo de las próximas tres décadas.

Las comunidades científicas de todo el mundo han estado advirtiendo sobre el impacto de Covid-19 en los pacientes con sobrepeso desde el comienzo de la crisis. Según un informe de la Federación Mundial de la Obesidad, la mayoría de los casos de Covid-19 se han producido en países con una mayor proporción de ciudadanos con sobrepeso. Quienes padecen esta afección tienen más posibilidades de necesitar asistencia respiratoria invasiva, como han corroborado la Universidad de Queensland y el Instituto de Investigación Infantil Murdoch y, de hecho, el 70% de los pacientes que sufrían Covid-19 en las unidades de cuidados intensivos (UCI) del Reino Unido al inicio de la pandemia estaban clasificados como obesos.

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