La banca italiana tiembla: tiene 200.000 millones en bonos en pleno hundimiento

  • Las entidades transalpinas son las más castigadas en el mercado, por miedo a que el repunte del interés de la deuda cause un agujero en su capital.
Luigi di Maio y Matteo Salvini llegan a un acuerdo de gobierno en Italia
Luigi di Maio y Matteo Salvini llegan a un acuerdo de gobierno en Italia
EFE

El desafío del Gobierno italiano ante la Comisión Europea, en el frente presupuestario y fiscal, mantiene en vilo al sector bancario. En especial, a las entidades transalpinas que atesoran en su balance más de 200.000 millones en bonos de deuda de su propio país, según los datos del BCE a principios de 2018. La tensa situación ha teñido en las últimas sesiones de rojo los parqués del viejo continente, en especial la de este lunes pasado.

La dupla formada por Matteo Salvini, vicepresidente del Gobierno italiano, y Luigi Di Maio, ministro de Desarrollo Económico, siguen empeñados en ser un quebradero de cabeza para los inversores. La última actualización de su presupuesto, en el que mantienen elevar el déficit hasta un 2,4% frente al 2% pactado, ha levantado de nuevo el temor en los mercados europeos. En especial, el golpe más duro ha sido para la bolsa italiana, el Mib ha perdido los 20.000 puntos, y la prima de riesgo -diferencial entre el bono italiano y el alemán a diez años- ha superado los 300 puntos básicos.

El fuerte incremento en la rentabilidad que ofrecen los bonos italianos en los últimos meses, ha pasado en un año del 2,07% a superar el 3,6%, castiga con fuerza a la banca. Los bonos, al revés que las acciones, pierden valor cuando la rentabilidad del mercado es superior al de los antiguos que se han comprado. Por ello, el mercado castiga a las entidades italianas, ya que los instrumentos de deuda que mantienen en balance -y que superan los 200.000 millones- pierden valor con rapidez a cada acción del ejecutivo romano.

Además, Credit Suisse ha alertado de que si persisten las intenciones de los líderes transalpinos y la prima de riesgo supera los 430 puntos, la banca italiana puede presentar problemas de capital. De hecho, señala en su informe 'Política y economía: una asimetría costosa' que una vez el diferencial con el bono alemán supere dicho nivel, el capital de máxima seguridad que mantienen los bancos italinaos, denominado Cet1, se reduciría en 66 puntos básicos. Con ello, encontraría problemas para alcanzar las obligaciones de Basilea, o en resumen deberían estar obligados muchos de ellos de ampliar capital.

Todo lo anterior, ha llevado a la banca italiana a ser el sector más castigado de toda Europa,con caídas severas. Bpm se ha precipitado un 6,47%, Mediobanca un 4,67%, Unicredit un 3,56% e Intesa San Paolo hasta un 3,26%. El efecto contagio no se ha hecho esperar, y el resto de entidades europeas también han sentido el golpe. La caída entre las españolas las ha liderado Bankia, seguido de Banco Sabadell y Caixabank, por su parte Banco Santander ha conseguido acabar la sesión en verde, tras resolverse las tensiones con las elecciones en Brasil. Por último, BBVA fue el mejor de la sesión gracias al rebote técnico en bolsa, tras perder la semana anterior casi un 6%.

El mercado recela de las previsiones italianas

En esta ocasión, el mercado no ha reaccionado tanto al hecho de que Italia persista en asumir más déficit en 2019, como a que sus previsiones de crecimiento para los siguientes años son poco creíbles. "Los supuestos de crecimiento parecen demasiado optimistas, principalmente para 2020 y 2021", explican desde Deutsche Bank.

La clave de la discrepancia en el crecimiento es que podría esconder una trampa por parte del Gobierno italiano. El déficit se mide en relación al PIB, por lo que si se toman unos valores mayores de crecimiento se reduce automáticamente el déficit. El problema es que en realidad ese crecimiento es más bajo y no se cumple con lo pactado, por lo que la deuda vuelve a crecer. Según los datos que aporta el banco alemán, con la nueva senda presupuestaria -junto con un crecimiento "más real"- implicaría que en 2023 la deuda se mantendría por encima del 130% del PIB, una cifra insostenible una vez el BCE deje de comprar deuda pública.

Por último, los analistas prevén que Italia pueda sufrir un nuevo golpe en las próximas semanas. El próximo 27 de octubre, S&P Global revisará la calificación crediticia del país transalpino con "altas probabilidades de perder un escalón", según explica el Deutsche. De hecho, las otras dos grandes agencias, Fitch y Moody’s, ya han situado a Italia en perspectiva negativa. Una situación que al parecer no preocupa a Salvini: "Leí que el diferencial, entre el bono italiano y el alemán, ha superado los 300 puntos básicos, simplemente estamos enfrentando el choque entre la economía real y la virtual".

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