Italia (como España) trata de evitar otras elecciones... bajo la presión del mercado

Italia envía un nuevo borrador de sus cuentas a Bruselas
Italia envía un nuevo borrador de sus cuentas a Bruselas
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Italia, como España, pelea a contrarreloj para tratar de formar un Gobierno que evite la convocatoria de unas nuevas elecciones. La diferencia es que Roma cuenta con mucho menos margen de tiempo para lograrlo y con bastante más presión por parte de unos mercados que, en los últimos meses, sí han dado muestras de confianza en nuestro país con fuertes compras de deuda soberana, lo que ha llevado al interés de nuestro bono a 10 años a situarse prácticamente a cero. En este tiempo y con la totalidad o la mayoría de los bonos alemanes, belgas, austriacos, franceses, portugueses y españoles cotizando en negativo, Italia ha visto reducirse bastante menos sus costes de financiación

El presidente de la República, Sergio Mattarella, ha dado de plazo hasta el martes 27 de agosto a los partidos italianos para que se pongan de acuerdo y formen un Gobierno de coalición que evite una nueva cita electoral en un país que, de media, ha contado casi un Ejecutivo al año desde la Segunda Guerra Mundial. Este escaso margen de maniobra refleja hasta qué punto la situación de Italia es delicada: su economía se estancó en el segundo trimestre del año, coincidiendo con la contracción de Alemania (-0,1% de abril a junio), principal destino de sus productos.

La debilidad de la zona euro puede suponer un mazazo para un país que es actualmente el octavo exportador a nivel mundial. Según los datos publicados por su Ministerio de Economía, Italia vende casi el 70% de sus productos a la Unión Europea, un área que le reportó 309.181 millones de euros a cierre de 2018. Al mismo tiempo, el 42% de sus ingresos por ventas en el exterior proceden de países del euro (un total de 190.302 millones en el último ejercicio).  

Un calendario complicado... e intenso

Al parón económico se suman sus obligaciones con Bruselas, que ya evitó sancionarla por su órdago fiscal y un calendario bastante intenso de aquí a final de año. A mediados del mes que viene el Ejecutivo debería tener listo el primer proyecto de Ley de Presupuestos 2020 para presentarlo al Parlamento transalpino, puesto que el 27 de septiembre comenzará el proceso de revisión de dicha ley por parte de las autoridades comunitarias.

Las cuentas públicas tendrían que aprobarse como mucho el 31 de diciembre. Antes, las otras dos grandes agencias de calificación que aún no lo han hecho deberán revisar el rating del país. Moody's (6 de septiembre) y S&P (25 de octubre) sucederán a Fitch, que hace solo unos días decidió dar algo de oxígeno a Roma manteniendo la nota italiana en BBB con perspectiva negativa.   

Amundi, la mayor gestora europea resultado de la fusión de los negocios de Crédit Agricole y Société Générale, considera que los riesgos de contagio a otros países periféricos son limitados en el escenario actual, especialmente gracias al apoyo del Banco Central Europeo. El paquete de política monetaria que el emisor podría anunciar en su próxima reunión (una combinación de rebaja de tipos, adquisición de activos y cambios en la orientación sobre los tipos de interés) puede suponer un alivio notable para el país, con una deuda que representa ya el 132,2% de su riqueza.

También podría beneficiarse de las medidas expansivas que el gobierno de Angela Merkel podría poner sobre la mesa para tratar de evitar la recesión en Alemania y que supondrían un hito en el caso del país. Sin embargo, ese giro ya no está tan claro después de que el Bundesbank, especialmente estricto en lo que a disciplina fiscal se refiere, haya asegurado estos días Berlín no necesita poner en marcha políticas de estímulo en este momento.

Italia tiene la capacidad de generar un tsunami a nivel europeo si su sistema financiero se desestabiliza aún más y hay contagio al resto del sector en Europa. Desde la firma de análisis de mercado MacroYield recuerdan la relevancia de la banca italiana en la europea y el hecho de que su elevada morosidad ha sido un impedimento relevante en el proceso hacia la Unión Bancaria en la UE. Al mismo tiempo, el respaldo del euroescepticismo en Italia, con la Liga como máximo exponente, supone un riesgo importante para la región. 

Pescar en río revuelto

Actualmente, solo la deuda italiana con vencimientos a un año o por debajo cotiza en negativo. La prima de riesgo del país transalpino ha cedido algo de terreno hasta colocarse por debajo de los 200 puntos básicos (frente a los 79 de la española o los 81 de la portuguesa) y su bono a diez años ofrece una rentabilidad del 1,3%. 

"Desde una perspectiva de rentabilidad ajustada al riesgo, los Bonos del Tesoro Italiano Plurianuales (BTPs) podrían obtener mejor resultado que la Renta Variable si la crisis política se profundiza o se prolonga hasta 2020", apuntan desde la gestora gala. Ante la caída generalizada de la rentabilidad de los bonos, la búsqueda de un interés algo más atractivo puede mantener el interés de los inversores en los bonos italianos. "A pesar de la reciente volatilidad, esperamos que la demanda de los inversores siga siendo muy alta, lo que limitará la presión alcista sobre el rendimiento de los bonos a corto plazo", añaden.

Mientras, Sergio Ávila Luengo analista del broker IG, ve clave que Matteo Renzi logre una coalición entre el Partido Democrático y el populista Movimiento 5 Estrellas (una unión que fuerza la actual situación pero que hasta hace poco tiempo habría parecido impensable por las hostilidades entre ambos grupos) que pudiera dar estabilidad y tranquilidad a los mercados. "Sobre todo porque esta posibilidad alejaría la opción de un gobierno en que Matteo Salvini (de la ultraderechista Liga) saliera beneficiado ante unas hipotéticas nuevas elecciones", sentencia.

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