Fuente de tensión financiera

La atípica fortaleza del dólar puede llevar a la intervención en el mercado de divisas

El fortaleza del dólar comienza a preocupar a los inversores.
El fortaleza del dólar comienza a preocupar a los inversores.
Pixabay

Entre las brusquedades generadas en los mercados por la crisis del coronavirus se está escapando un factor diferencial que puede resultar determinante para el futuro: las divisas y, en especial, el dólar. El 'billete verde' marca las relaciones comerciales en todo el mundo, el acceso a la financiación de los países emergentes y es un indicador que puede trazar el devenir del futuro más inmediato en las economías más débiles.

¿Cuál es la situación actual? Como contexto, nos encontramos con un dólar subiendo contra la mayoría de las divisas, pese a la actuación de la Reserva Federal de reducir los tipos de interés hasta los niveles de 0-0,25%. La acción coordinada de todos los bancos centrales del mundo de inyectar liquidez a las economías para limar el impacto de la crisis sanitaria en términos económicos, al final, se traduce en una mayor fortaleza de la divisa norteamericana. Tras su pacto en el G-7 de marzo, la Fed, el BCE y otras autoridades monetarias se aliaron para aliviar estas tensiones financieras en la financiación en dólares.

El Dollar Index, que mide al dólar frente a las divisas más importantes, se encuentra estable en los niveles de los 99,39. Sin embargo, se ha podido observar un avance en las últimas fechas después de que Donald Trump haya intensificado las acusaciones de que el origen del Covid-19 podría haber estado en un laboratorio de virología de Wuhan. Unas declaraciones que reabren, en cierta medida, una guerra comercial que había quedado aparcada. En este sentido, el estratega de divisas del Deutsche Bank, George Caravels, asegura que en el caso de que Estados Unidos imponga controles de capitales a China, sería negativo para el mercado de divisas, ya que “la medida implicaría salidas de activos denominados en dólares”.

En circunstancias normales, los indicios de una persistente fortaleza del dólar no serían motivo de preocupación para la economía global. Pero las circunstancias en las que nos encontramos no son normales y lo que comenzó como una ligera apreciación de la divisa se ha convertido en “una sombra oscura que se cierne sobre los activos más sensibles al ciclo económico mundial”, resalta Francesca Fornasari, responsable de Soluciones en Divisas en Insight Investment, parte de BNY Mellon IM.

Política de dólar fuerte

La pandemia de coronavirus ha empeorado la situación. En las últimas semanas, la liquidez se ha visto seriamente comprometida, incluso en el ámbito de las monedas. Si las medidas anunciadas hasta ahora no consiguen calmar a los mercados, es posible que sea necesario, desde el punto de vista de Fornasari, “intervenir en el mercado de divisas”. En efecto, los mercados han impulsado el índice Broad US Dollar de la Reserva Federal estadounidense (Fed) hasta máximos históricos.

Normalmente, esto no resultaría problemático para la economía mundial. En teoría, la apreciación del dólar perjudica, sobre todo, a la economía estadounidense, ya que sus exportaciones pierden competitividad frente a las de otros países. Sin embargo, “existen razones económicas de peso para descartar que un dólar más fuerte afectará negativamente al país”, ahonda la experta de BNY Mellon.

El Banco de Pagos Internacionales (BIS, por sus siglas en inglés) ha demostrado empíricamente que un dólar más fuerte está asociado a un menor crecimiento de los flujos transfronterizos denominados en dólares estadounidenses y una menor inversión real. Históricamente, se ha considerado que el impacto del canal comercial era mayor que el del canal financiero, algo que ya no está tan claro, dado el aumento de la deuda en divisa extranjera. Según el organismo, la deuda no bancaria en dólares fuera de las fronteras norteamericanas ha crecido hasta los 12 billones de dólares, de los que 3,8 billones corresponden a mercados emergentes; se trata de más del doble del nivel de 2010 y representa aproximadamente el 18% del PIB de los mercados emergentes.

Para Fornasari, esto sugiere que la economía mundial podría hacer frente “a una moderada apreciación del dólar estadounidense”. Como la fortaleza del billete verde es el síntoma y no la causa, las autoridades se han centrado en aplicar medidas de apoyo fiscal, monetario y de liquidez sin precedentes. La intervención en el mercado de divisas para devaluar el dólar es la única opción de política a la que aún no han recurrido los bancos centrales de los mercados desarrollados, si bien si están aplicando medidas de liquidez para satisfacer la demanda de dólares por bancos, fondos y otros agentes en el mercado.

Hacia una mayor intervención

Algunos estudios recientes han mostrado una tasa de éxito cercana al 60% pero solo examinan el impacto durante la intervención y no a medio o largo plazo, algo plenamente fundamental. Además, una intervención exitosa para debilitar el dólar se enfrenta a otros desafíos como la inexistencia de “un exceso de posiciones largas en el dólar estadounidense o el hecho de que los mercados de divisas son ahora mucho más grandes y difíciles de manipular que a mediados de los ochenta”, dice la experta de la entidad de banca privada norteamericana.

Tal y como publica el BIS, el volumen de negociación diario medio en los mercados de divisas alcanza los 6,6 billones de dólares, de los que un 80% se cambian con el dólar. Esto sugeriría que las autoridades de todo el mundo han “hecho bien” en centrarse en otros instrumentos macroeconómicos para respaldar el crecimiento, dice Fornasari. Con todo, los bancos centrales y los ministerios de finanzas necesitan mantener la liquidez en mercados disfuncionales. A pesar de sus deficiencias, es posible que la intervención en el mercado de divisas sea “la última herramienta que les queda”, concluye.

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