Fuerte castigo en el parqué

La banca italiana vota por un gobierno eficaz en el control de la prima de riesgo

El sector financiero llega a las elecciones arrastrando un mal año en bolsa, golpeado por su exposición a Rusia y con el temor a que Meloni recupere el discurso antieuropeísta, que tan mal sienta a la deuda.

Montaje banca italiana
La banca italiana vota por un gobierno eficaz en el control de la prima de riesgo. 
Nerea de Bilbao (Infografía)

Lo que pueda suceder a partir del día después de las elecciones generales en Italia es un interrogante que preocupa a los inversores. Aunque la mayoría de analistas espera que la alianza de derechas que lidera Giorgia Meloni, a la que se da por vencedora en los comicios de este domingo, sea continuista con el corazón de las políticas económicas de Mario Draghi, el cisne negro de que incumpla dichas expectativas es algo que está presente muy presente en la bolsa.

El Mib 30, el principal índice del parqué italiano, fue un fiel reflejo de este malestar el viernes, al caer un 3,36%, y liderar los descensos entre las grandes plazas de la zona euro. De hecho, este paso atrás superó en casi un punto al del Ibex 35 (-2,46%), y la estampida de inversores dejó un reguero de números rojos en los bancos italianos.

Intesa fue el más castigado (-4,75%), mientras que Unicredit, liderado ahora por el que fue el consejero delegado fantasma del Banco Santander, Andrea Orcel, y otros grandes bancos del país, como Mediobanca o Banco Bpm, acumulaban números rojos por encima del 4%. Solo Banca Generali (-2,58%) cerró con un descenso inferior al del Mib 30.

Para la mayoría, este nuevo paso atrás engrosa unos números rojos muy abultados en bolsa en doce meses. Por ejemplo, Intesa o Mediobanca caen más de un 20 por ciento en un año. Entre los pesos pesados, Unicredit o Bper Banca corren mejor suerte, con descensos del 1,8% y 6,9% respectivamente, mientras que las pérdidas de Mediolanum (-32%), Fineco (-22%) y Generali (-37%) superan en todos los casos el doble dígito. Banco Bpm es de los pocos que se salva de la quema y avanza un 3,4% desde finales de septiembre de 2021.

La banca es un termómetro de las expectativas económicas y del sentimiento del riesgo y por ello sus cotizaciones son muy sensibles a la evolución de la prima de riesgo -cuando se incrementa, el sector suele sufrir en bolsa y viceversa-. Además, se ve afectada por los vaivenes de la deuda pública. Tradicionalmente, los bancos italianos han sido inversores muy activos en bonos de su país, y aunque están tratando de hacer un esfuerzo por diversificar sus posiciones en deuda, se ven penalizados cuando sube la rentabilidad de los bonos públicos italianos.

Y el viernes, ante los interrogantes que plantea el resultado electoral de este domingo, todos estos factores se combinaron en contra de la banca. La prima de riesgo de Italia escaló hasta los 223 puntos, todavía lejos de los máximos de junio, cuando superó los 286 puntos, pero en niveles significativamente más altos a los de hace doce meses. 

Por su parte, el bono a 10 años, calentado por las subidas de tipos, cerraba en el 4,326%, en uno de sus récords de 2022. Un contexto que supone un reto para el sector financiero italiano, cuya salud se ve cuestionada de manera recurrente por el mercado, y que está debilitado por las pérdidas en bolsa.

Italia lleva años esquivando afrontar una reestructuración bancaria similar a la española, a pesar de que el sector ha dado varios sustos. Uno de los más recientes y emblemáticos fue la nacionalización del Monte dei Paschi di Siena en 2016; el banco más antiguo de Italia. El gobierno que salga este domingo de las urnas debería afrontar su privatización.

El apoyo con condiciones del BCE

Aunque a diferencia de lo que sucedió durante la crisis de la deuda griega, o en el rescate de Bankia y la venta ordenada del Popular al Santander, el Banco Central Europeo (BCE) cuenta ahora con programas específicos para corregir los 'errores' del mercado a la hora de fijar primas de riesgo, lo que también es un cortafuegos para los desplomes en la cotización de los bancos, no son herramientas 'gratuitas' en términos políticos. 

Para que Christine Lagarde las mantenga a raya recurriendo a las denominadas 'herramientas de desfragmentación', los estados tendrán que asumir una serie de condicionantes, que parece que irán encaminados al menos a aplicar cierta disciplina fiscal -ya veremos si austeridad-. Medidas que, a priori, no encajarían muy bien con la propuesta electoral de Matteo Salvini, Silvio Berlusconi y Giorgia Meloni, que se han comprometido a bajar los impuestos e impulsar el gasto público cuando Italia cuenta con un ratio de deuda sobre PIB que ronda el 150%.

Si bien Meloni ha tratado de evitar durante la campaña un discurso anti europeísta, existen dudas sobre si la alianza de derechas será capaz de mantener esta línea si la Unión Europea comienza a cuestionar su programa económico. Berlusconi ya ha dado un anticipo de que políticamente está lejos de la doctrina de Bruselas, al romper una lanza a favor de Rusia y todavía se recuerda a Mateo Salvini insinuando que Italia debía salir del euroAnte el caos que generó, el político italiano tuvo que dar un paso atrás, insistir en que se le había malinterpretado, y señalar que lo que realmente quería es que Europa afrontara reformas.

Que los tres tomen las riendas de Europa ya anticipa que la relación con las instituciones europeas puede ser mucho más tensa que con Mario Draghi. Y esto es un polvorín para la prima de riesgo y para los bancos nacionales, cuya salud además está muy ligada a la de la economía de Italia.

Una banca expuesta a Rusia

El Banco de Italia defiende la solidez de la banca italiana. En su último informe de estabilidad financiera, publicado en abril, insiste en que el sector afronta la inestabilidad generada por la guerra en Ucrania con mayor fortaleza de la que tenía en 2019, cuando arrancó la pandemia de covid-19, gracias al buen tono económico del 2021 y a la baja morosidad. 

"El sistema bancario italiano se enfrenta a los riesgos generados por la guerra en Ucrania desde una posición más fuerte posición global que a finales de 2019, en vísperas del estallido de la emergencia pandémica", apunta. No obstante, el Banco de Italia también destaca el fuerte castigo que está recibiendo la banca desde el mercado, con el alza del coste de los CDS (Credit Default Swaps) o la baja de las expectativas de rentabilidad (ROE). 

Así, tanto a corto plazo -1 año-, como a medio, -3 años-, los inversores estarían esperando que la banca italiana ofreciera una menor rentabilidad que la media de sus competidores en la zona euro. Un contexto que, sumado a que la banca del país es la segunda más expuesta a Rusia solo por detrás de Francia, tendría mucha culpa de la fuerte penalización en bolsa.

El volumen total de activos expuestos a Rusia supera los 20.000 millones

El Banco de Italia calcula que el volumen de activos totales expuestos a Rusia supera los 20.600 millones. La cifra en términos netos cae a 7.700 millones.

El argumento optimista es que antes de la guerra en Ucrania, la mejora económica estaba reforzando a las entidades financieras, por lo que si el nuevo gobierno italiano 'ata en corto' la crisis y consigue apuntalar la economía sin crear conflictos con los socios europeos -es decir, muestran una línea continuista con la de Mario Draghi-, la banca debería reaccionar positivamente.

De hecho, los analistas destacan que esta era la evolución al menos hasta los resultados del primer semestre. "El crecimiento económico, el aumento de la cartera de crédito y de los tipos de interés sumados a la baja morosidad han sido los impulsores de su sólido desempeño", señalan desde Scope Ratings. "De media, los bancos italianos están bien capitalizados, a pesar de las generosas políticas de distribución", sostienen.

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