El IPC, al 8,3% en abril

La ola inflacionista ratifica a la Fed en su carga de tipos: 100 pb en dos meses

Los mercados siguen en pleno alboroto ante el pregonado endurecimiento monetario del banco central que está comenzando a generar problemas de liquidez para algunos agentes del mercado.

Jerome Powell, Fed
Jerome Powell, gobernador de la Fed
Agencia EFE

Dos décimas menos que en marzo pero dos décimas más de lo esperado. Los mercados reaccionaron inicialmente con alivio al dato de inflación de EEUU de abril, del 8,3%, pero enseguida recordaron los mensajes corales de los distintos miembros de la Reserva Federal (Fed) que han intervenido durante la última semana, incluyendo a su gobernador en jefe, Jerome Powell, el pasado 4 de mayo tras la subida de tipos. Todo se resume en pocas palabras: será un ajuste rápido, no exento de dolor, pero la economía puede aguantarlo aunque se generará algo de desempleo. ¿Qué sentido tiene esta política auto-lesiva por parte de un banco central? Lo cierto es que mucho porque la prioridad sigue siendo frenar al monstruo de la inflación, un fenómeno económico con un poder destructor todavía mayor sobre la renta disponible.

La Fed elevará por tanto dos veces los tipos de interés en junio y julio, a razón de 50 puntos básicos en cada reunión, con lo que elevará el precio del dinero del 1% al 2% (100 puntos básicos más) si cumple con las previsiones. Además, en dos semanas, comenzará la retirada de 47.500 millones de dólares al mes (95.000 millones a partir de septiembre) de su balance, bien no renovando vencimientos o vendiendo deuda. La escalada de rentabilidad en los bonos ha generado una turbulencia en los mercados que está castigando la valoración de tecnológicas y criptomonedas. Pese al largo historial de intervenciones para estabilizar a Wall Street, la Fed sigue con el foco en derribar la inflación, en máximos desde los años 80.

Para que el entorno del mercado mejore, necesitamos ver un pico decisivo en la inflación y señales convincentes de que la inflación está pasando a niveles más aceptables. Parece que están apareciendo algunos indicios de un pico. Además del crecimiento salarial más moderado del informe del viernes pasado, la inflación de los precios ha dejado de acelerarse pero aún no se ven signos de que las presiones sobre los precios se moderen a niveles más bajos”, explica Samy Chaar, economista jefe del banco suizo Lombard Odier.

Los expertos consideran, como recordó Powell la semana pasada, que el mercado laboral se mantiene “muy fuerte” pese a la ligera ralentización en sus cifras de contratación. También que la demanda de los consumidores es firme y las empresas todavía cuentan con poder de fijación de precios con pueden traspasar los costes más altos a sus clientes y seguir generando inflación en la economía. Otro apartado fundamental será la moderación en el crecimiento de los salarios, un efecto de segunda ronda que la Fed ya constata como fuente de preocupación. Por último, otro factor adicional está tensionando todavía más los precios durante estas semanas: la crisis de suministros que va camino de dos años de duración.

"En general, aún no vemos los requisitos necesarios para que la Reserva Federal sea menos agresiva. Aunque los datos de empleo de los últimos meses también han mostrado signos de ralentización en la creación de puestos de trabajo, creemos que es demasiado pronto para que la Fed afloje los frenos y cambie a una postura menos agresiva. La disminución de la inflación será un proceso largo. Prevemos nuevas subidas de los tipos de interés de 50 pb para las reuniones de junio y julio”, añade Chaar.

“La inflación estadounidense se ha desacelerado marginalmente en abril gracias a una caída en los precios de los autos usados y la gasolina. Las subidas de tipos de la Fed equilibrarán mejor la demanda con la oferta, pero en ausencia de mejoras importantes en las cadenas de suministro, la escasez de mano de obra y las tensiones geopolíticas, el descenso hasta el objetivo del 2% será lento”, opina Jame Knightley, economista de ING.

Según su visión, este escenario intensifica la presión sobre la Fed para subir las tasas de interés. “El banco central quiere sacar algo del calor de la economía y devolver la demanda a un equilibrio mejor con la capacidad de oferta de la economía de EEUU. Esto significa en potencia alzas agresivas de tipos y riesgos de una marcada desaceleración o recesión. Este mensaje fue reafirmado por varios funcionarios en los últimos días y esperamos aumentos de tasas de 50 pb en las próximas reuniones del FOMC de junio, julio y septiembre”, añade este experto que duda que esto sirva para devolver la evolución de precios a los niveles objetivo del 2% antes de 2023.

Como recuerda el experto de ING, los gobernadores de la Fed se han pronunciado de forma clara esta semana. “Creo que 50 (puntos básicos de alzas) en las próximas dos reuniones tiene perfecto sentido. Es muy posible que la tasa de desempleo tenga que subir un poco, puede que tengamos otro trimestre de crecimiento negativo o lento, pero eso tendrá que suceder si queremos reducir la inflación”, apuntó Loretta Mester (Fed de Cleveland).

John Williams (Fed de Nueva York) considera “un desafío” conjugar un "aterrizaje suave" de la economía y un aumento el desempleo "pero no de manera enorme". En general, los discursos de los miembros del banco central federal suenan coordinados y en armonía con respecto a lo dibujado por la batuta de Powell durante la conferencia del pasado 4 de mayo.

Subiendo algo el tono, Thomas Barkin (Fed de Richmond), fue algo más contundente este martes: “Haremos lo que tengamos que hacer”. En esa línea, uno de los halcones que susurran al jefe de la política monetaria de EEUU, Christopher Waller considera que el mercado laboral "está fuera de control" y la inflación es demasiado alta, luego toca actuar: "Es momento de subir las tasas ahora que la economía puede soportarlo". 

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