Envejecimiento de la población

El gran cambio demográfico: invertir en espera de la futura 'economía plateada'

La población de mayores de 60 se habrá duplicado en 2050 respecto al año 2000, un cambio que  "creará una demanda, pero también traerá retos que exigen soluciones innovadoras", según los expertos.

Dos jubilados.
Dos jubilados.
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En la Europa de 2060, uno de cada tres habitantes será mayor de 65 años. Una tendencia similar -aumento de la esperanza de vida e inversión de la pirámide demográfica- seguirá el resto de los países desarrollados del planeta. Las formas de consumo, por tanto, se modificarán y los mayores se convertirán en el motor de la llamada economía plateada.

Las estadísticas del Banco Mundial y la Organización Mundial de la Salud (OMS) indican que en 2020 vivimos una media de 72,5 años -20 más que en 1960- y que la población total de mayores de 60 se habrá duplicado en 2050 respecto al año 2000.

La principal consecuencia de la mayor longevidad, unida al descenso generalizado de la natalidad en todo el mundo, es la inversión de la pirámide demográfica. Esto significa que cada vez hay más personas mayores y menos jóvenes. Por ejemplo, en 2018, por primera vez en la historia, los mayores de 65 años superaron en número a los menores de cinco, según los datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

A pesar del enorme impacto de la pandemia en los grupos de población de mayor edad, no se está produciendo una alteración en el cambio demográfico fundamental. Es decir, la previsión de que la población mundial de personas mayores se duplicará hasta alcanzar más de 2.000 millones en 2050.

“El auge de la economía plateada es una realidad por las necesidades que se van a crear de cara al futuro para todas estas generaciones”, argumenta el equipo de expertos de Morgan Stanley en un reciente informe.

“Este cambio creará una demanda, pero también traerá retos que exigen soluciones innovadoras, por ejemplo, en la asistencia sanitaria, los seguros y los mercados de consumo y de bienes inmuebles”, destaca Lorenzo Biasio, analista senior de renta variable de Credit Suisse. Durante la crisis del coronavirus se ha acelerado el uso de varias de estas soluciones y tecnologías hasta convertirse en una práctica generalizada.

El sector sanitario seguirá al alza

La sanidad sigue siendo el sector más afectado por el envejecimiento de la población. Con la edad aumenta la incidencia de muchas enfermedades crónicas y son frecuentes las comorbilidades. Dicho de otro modo, los pacientes padecen varias enfermedades al mismo tiempo. Sin embargo, los fármacos que permiten modificar realmente las enfermedades más graves relacionadas con la edad, como varios tipos de cáncer o el Alzheimer, siguen siendo difíciles de conseguir.

Por ello es de agradecer la creciente aparición de las terapias con anticuerpos, que ofrecen una mayor versatilidad para elaborar tratamientos más específicos y las nuevas aportaciones a los instrumentos biotecnológicos. En vista de la versatilidad de la tecnología de ARNm en otros ámbitos, como las enfermedades metabólicas o la medicina regenerativa, así como el potencial de las demás tecnologías mencionadas, durante los próximos años se puede mantener la senda de innovación del sector.

“El empuje alcista del sector sanitario va a seguir adelante por el componente demográfico de los países desarrollados y con la evolución hacia la economía plateada”, aseguran los estrategas de JPMorgan en una reciente nota.

Por eso, cabe plantearse cuáles pueden ser las compañías que se beneficien más en el terreno bursátil. “Serán empresas biofarmacéuticas, de tecnología médica y de ciencias de la vida dedicadas a tratar las enfermedades que afectan a las personas mayores mediante productos innovadores, como inmunoterapias o combinados de anticuerpos y fármacos”, augura el experto de Credit Suisse.

La otra cara de la moneda de esta innovación, que se aplica a un número creciente de pacientes, es el elemento del coste. Teniendo en cuenta la tendencia histórica, cabe esperar que los gastos sanitarios sigan aumentando a un ritmo superior en varios cientos de puntos al crecimiento del producto interior bruto (PIB). Esto abre un importante debate y exige soluciones para contener los costes sanitarios ante esta evolución demográfica.

“En este sentido, creemos que la tecnología tendrá un papel cada vez más importante en el proceso de prevención, diagnóstico (temprano) y tratamiento”, cuenta Biasio. Prevenir a tiempo las enfermedades es altamente eficiente desde el punto de vista de los costes.

De ahí a que las compañías de seguros de salud y de vida, asesores de patrimonios privados y administradores de activos con una fuerte capacidad de fijación de precios puedan estar bien colocadas para capitalizar.

Por ejemplo, Teladoc, convertida en el epítome de las empresas de telemedicina, registró 10,6 millones de visitas médicas en 2020, casi el triple que el año anterior. Con las evidentes ventajas de tiempo, costes y comodidad, el comportamiento de los consumidores en este ámbito podría seguir siendo bastante estable y la tendencia actual de la demanda de telemedicina debería seguir siendo bastante sostenible, incluso tras la pandemia.

“Este panorama crea una interesante serie de oportunidades clave para los proveedores de telemedicina, pero también para otras empresas: las organizaciones de atención médica gestionada, con un papel importante en el sistema de salud al guiar a los pacientes hacia el entorno de atención más eficaz”, señala Basio.

“Por último, pueden generarse oportunidades de inversión en las empresas de consumo enfocadas a las necesidades básicas, así como a los deseos más discrecionales de los consumidores mayores, como empresas de turismo, de productos de belleza o fabricantes de anteojos recetados y audífonos”, concluye.

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