Presidenciales del 3N

La 'prima de riesgo' electoral se dispara en EEUU con la crisis racial y la Covid

La gestión de la muerte de George Floyd, la de la alerta sanitaria y la de la paralización de la economía agudizan la polarización política en el país

La 'prima de riesgo' electoral se dispara en EEUU con la crisis racial y la Covid
La 'prima de riesgo' electoral se dispara en EEUU con la crisis racial y la Covid
José González

Primero fue la crisis sanitaria que ha colocado al país a la cabeza en número de afectados por coronavirus con más de 2,06 millones de casos confirmados y al menos 115.206 fallecidos. Después, sus tentáculos desplegándose sobre la primera economía del mundo, cuyo PIB se ha contraído un 5% en el primer trimestre sólo por el efecto de la parálisis de la actividad desde la tercera semana de marzo. Y más tarde, el viejo fantasma de la crisis racial, un problema latente en Estados Unidos que ha rebrotado a raíz de la muerte de George Floyd. Las tres crisis han agitado el polvorín de las encuestas, acentuando la polarización política en EEUU y disparando la "prima de riesgo electoral"a las puertas de un verano decisivo para las presidenciales del 3 de noviembre. Los sondeos se ponen de cara para el favorito a ganar la nominación demócrata, el exvicepresidente Joe Biden, y dan la espalda a Donald Trump por su gestión de las tres. 

Los dos polos políticos se alejan cada vez más y su confrontación da idea de hasta qué punto va a ser difícil llegar a acuerdos en las materias más esenciales para el país. Si Biden y Trump ya se han enseñado el colmillo, en las próximas semanas la batalla mediática y verbal irá a más, sobre todo una vez que hayan tenido lugar las convenciones en las que 'rojos' y 'azules' deben elegir a su próximo candidato a la Casa Blanca. Los demócratas ya se han visto obligados a aplazar la cita, prevista en origen para mediados de julio, al 17 de agosto en Milwaukee (Wisconsin). Los republicanos tienen previsto celebrar a suya entre el 24 y el 27 del mismo mes.

A los mercados les preocupa especialmente la economía, pero también el candidato demócrata que terminará por medirse con Trump. Carlota García Encina, investigadora principal del Real Instituto Elcano y profesora de Relaciones Internacionales de la Universidad Francisco de Vitoria de Madrid, considera que Biden les aporta en principio tranquilidad frente a otros candidatos como Warren y Sanders que hubieran generado más volatilidad. Pero, desde su punto de vista, los mercados también se han ido acostumbrado a la imprevisibilidad de Trump por lo que su posible reelección sería asumible. "Creo que lo más perjudicial, la principal 'prima de riesgo' para la economía, es la polarización política del país porque indica que gane quien gane llegar a acuerdos va a ser prácticamente imposible y se necesitan acuerdos en temas importantes como la sanidad, la energía y las infraestructuras.

Del 'impeachment' al virus y el problema racial

Si bien la opinión publica parece darle la espalda a Trump, con cinco meses aún por delante es pronto para zanjar que ese malestar se trasladará a la cita con las urnas en noviembre. Sólo hay que echar la vista atrás. Hace nueve meses se hablaba del 'impeachment' como el detonante de un giro electoral; hace cinco, del estallido de la pandemia y los efectos sobre la economía; ahora son las protestas en todo el país, que se han extendido incluso a estados y ciudades donde el voto mayoritario es blanco y tradicionalmente conservador. La cuestión es si las revueltas y el movimiento que han generado tienen fuerza suficiente para prolongarse hasta finales de año y qué otras circunstancias confluyen entonces. Eventualidades como una segunda oleada del virus o la magnitud de la recuperación económica (si la hubiera) también podrían entrar en juego. Esto último pese a que el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, ha dejado claro que dicha recuperación no tendrá lugar hasta el año que viene

"Trump puede continuar ganando con una popularidad por debajo del 50%. Trump no necesita ser popular, solo debe ser menos impopular que su oponente en los swing states (los conocidos como 'estados bisagra' que permitieron su victoria frente a Hillary Clinton en las elecciones de 2016). Así que su campaña va encaminada a presentar a Biden como un peligroso extremista que quiere desatar el caos, los disturbios y el socialismo en EEUU", sostiene García Encina. En cualquier caso, sus niveles de aprobación están más o menos donde siempre (alrededor del 40 y siempre por debajo del 50%), aunque ligeramente más bajos de lo habitual (40-41%).

La experta incide en que Trump ha gestionado mal la crisis de la pandemia, que generó inicialmente un  efecto “rally round the flag”(todos alrededor de la bandera), aunque más pasajero que el que se encontraron otros presidentes norteamericanos ante crisis de gran envergadura. A esto se le ha añadido la gestión de todo lo relacionado con la muerte de George Floyd, por lo que los estadounidenses le han puesto incluso peor nota que en lo relativo al virus. Dos terceras partes de los encuestados (una mayoría tanto de republicanos como de demócratas) creen "que existe una injusticia racial sistémica en EEUU, y Trump sin embargo parece posicionarse en el lado equivocado de la opinión pública". Sus bajos niveles aprobación indican que, si bien mantiene su base, está perdiendo entre los votantes independientes por márgenes cada vez mayores. 

Los puntos fuertes de Biden y las expectativas económicas

Biden, mientras, aumenta su ventaja (entre 7 y 14 puntos) en unas encuestas que ha venido liderando todo el año y el motivo principal es "la mala gestión de las dos crisis en las que Trump debería haberse mostrado más empático, más emotivo, con más determinación, y más presidencialista, que es lo que espera una mayoría de estadounidenses en delicadas situaciones como éstas", apunta la investigadora. Sin embargo en su opinión más importante que el cambio en las encuestas es que gente como James Mattis, George W. Bush, Lisa Murkowky y otros conservadores hayan mostrado públicamente sus dudas con respecto a Trump. El motivo es que el votante republicano podría interpretarlo como un "permiso" para no votar a Trump sin sentirse un "mal republicano".

José Antonio Gurpegui, catedrático de Estudios Norteamericanos del Instituto Franklin-UAH no observa un cambio radical en la valoración que los ciudadanos hacen sobre su actual presidente. Desde su punto de vista, la fortaleza de Biden como candidato se encuentra, precisamente, "en las grandes debilidades que tiene Donald Trump". Ahora, además, los republicanos no contarían con el factor sorpresa que supuso hace cuatro años el modelo de campaña por el que optó el magnate. Los demócratas saben ahora ya cuáles van a ser sus armas, sus tácticas y saben mucho mejor que entonces cómo enfrentarse a él. 

El catedrático también defiende que la prima de riesgo electoral se trasladará a la economía, algo que por otra parte ha sucedido siempre. "Tal vez lo más significativo del caso es que la elección de un presidente demócrata implicaría unas expectativas económicas muy superiores e incluso mejores a las que pudiera obtener un presidente republicano o la reelección de Trump. La Bolsa ha tenido sus máximos históricos con Trump pero no tengo tan claro es que este crecimiento de los últimos cuatro años pudiera mantenerse con otros cuatro años más de Trump". Su tesis se basa en que las políticas de bajada de impuestos, de subida de aranceles e incluso de enfrentamientos económicos tanto con China como con la Unión Europea pueden haber dado resultados los cuatro últimos años pero es difícil que sigan haciéndolo en un futuro. 

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