Política ultraexpansiva

Lagarde extiende un 'cheque en blanco' de liquidez y tipos bajos por 18 meses

El Banco Central Europeo (BCE) redimensiona su arsenal monetario hasta superar los 2,4 billones de euros en comprar activos desde marzo de 2020 a marzo de 2022, sin contar las reinversiones de deuda.

Christine Lagarde
Christine Lagarde
BCE / L. I.

2020 cierra mejor de lo esperado. 2021 se presenta peor de lo previsto. La visión a futuro del Banco Central Europeo (BCE) contiene poco entusiasmo y mucha cautela tras el reciente colapso económico vivido con el Covid-19. El guardián del euro aumentó el tamaño de su programa de compra de activos de emergencia (PEPP) en 500.000 millones de euros, que realizará compras netas hasta marzo de 2022 (15 meses) y reinversiones hasta, al menos, finales de 2023 (36 meses). Sin embargo, el otro programa de estímulo (APP) vuelve a su nivel prepandemia de 20.000 millones mensuales y no renueva el extra de 120.000 millones que se adoptó en primavera para este 2020. Para los gobiernos con déficits desbocados, la recarga del BCE permitirá que puedan seguir colocando deuda sin mayores problemas.

Pese a que cabría pensar que la debilidad de la inflación o del crecimiento económico marcan el último movimiento ultraexpansivo del banco central, un tercer centro de gravedad se ha instalado en Fráncfort y poco tiene que ver con la política monetaria: la vacuna contra el Covid-19. La presidenta del BCE, Christine Lagarde, presentó el bazuca recalibrado que está orientado a comprar tiempo para los países de la zona euro… Tiempo para lograr que las inyecciones de Biontech, Curevac, Moderna y compañía hagan el trabajo de inmunizar a la población y la economía europea pueda desatarse de las restricciones y confinamientos obligados por la pandemia.

El BCE ha vinculado sus políticas al virus y la vacuna. Todas las medidas están ahora cronometradas y vinculadas a la presuposición de que la vacuna traerá inmunidad colectiva en todos los países de la eurozona para finales de 2021. Todavía es posible ajustar la duración de todas las medidas, intensificarlas realmente, no. De momento, el BCE está dejando los grandes bazucas a los gobiernos y se está concentrando en la ingeniería real del banco central”, explica Carsten Brzeski, economista jefe del holandés ING.

Paul Diggle, economista de la gestora Aberdeen Standard Investments, considera que todavía se producirán movimientos en los próximos meses. “Sin embargo, el punto clave es que estas medidas estuvieron más o menos en línea con lo que se esperaba, por lo que el anuncio no ha tenido mucho impacto. Los pronósticos económicos a la baja del BCE -adoptando una visión relativamente cautelosa sobre la velocidad con la que las vacunas permiten el retorno a la normalidad- significan que probablemente no sea la última incursión en el estímulo durante este ciclo", argumenta Diggle.

Garantía de tipos bajos hasta el verano de 2022

"El BCE trasladó hoy un mensaje claro: no queremos subvertir el statu quo”, añade Andreas Billmeier, analista de deuda pública de Western Asset (Franklin Templeton). En su opinión, la ampliación del PEPP es un movimiento potente. "Sumado a las operaciones adicionales de financiación bancaria a unos tipos extraordinariamente reducidos debería aliviar las preocupaciones sobre las perspectivas para Europa", apunta Billmeier. 

En este sentido, el mercado tampoco se ha visto sorprendido por la ampliación de las subastas ilimitadas de liquidez a la banca por doce meses más, hasta verano de 2022. La extensión de los TLTROs -que permiten a las entidades financiarse en el banco central a tipos de hasta el -0,75%- confirma la ampliación del horizonte de tipos ultrabajos en la zona euro hasta mitad de 2022 e, incluso, 2023. Lo que parece a priori una mala noticia para los bancos, que lo es, no parece una tragedia teniendo en cuenta los amplios diferenciales con que esa financiación llega al consumidor en forma de hipotecas, préstamos al consumo o créditos empresariales.

El 'cheque en blanco' a los bancos esconde una letra pequeña que deben cumplir a rajatabla: dar crédito. Esa misión parece suicida para algunas entidades ante las previsiones de morosidad que afronta el sector en cuanto se levanten las moratorias (aplazamientos) vinculados a la crisis del Covid-19. La herramienta del BCE para dar liquidez a corto plazo (TLTRO) y largo plazo (PELTRO) parece diseñada para usarse en 2021 cuando comiencen a tensionarse los balances con las quiebras de hogares y empresas. 

"Aunque el BCE debería tener éxito en mantener las condiciones de financiación actuales, los riesgos a corto plazo son suficientes para exigirle que haga más, incluso con los tipos de interés. Dada la reacción silenciosa de hoy, el BCE también está presionando a los gobiernos para que mantengan el estímulo y actúen con determinación el próximo año para evitar mayores cicatrices económicas”, concluye Anatoli Annenkov, economista del banco de inversión galo Société Générale.

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