Bajo la sombra de Trichet

Lagarde se pasa al 'lado oscuro' de un BCE más agresivo ante la fuerza de la inflación

La presidenta del banco central despliega un discurso claro y contundente de mayores subidas de tipos por miedo a la inflación a pesar del episodio de estrés bancario y síntomas de restricción del crédito.

Montaje Lagarde
Christine Lagarde subirá tipos pese a la tensión financiera.
Nerea de Bilbao (Infografía)

Nueva vuelta de tuerca en el momento de mayor tensión financiera de 2023. Los gobernadores del Banco Central Europeo (BCE)  alcanzaron un difícil pacto este jueves 4 de mayo (Día de Star Wars) entre los 'dovish' (palomas o moderados) y 'hawkish' (halcones u ortodoxos) para hacer frente a la inflación. Finalmente, el acuerdo ha cristalizado en una subida de tipos más pequeña (25 puntos básicos frente a los 50 pb de reuniones anteriores), a cambio de una comunicación más agresiva y el compromiso de detener por completo las compras de deuda en julio. 

El BCE elevó su tasa de referencia al 3,75%, la séptima desde julio de 2022, y recordó que sigue reduciendo su balance en 15.000 millones de euros al mes. La reunión sacó a escena a la versión más contundente de su presidenta: "Todos estuvimos de acuerdo en que era necesario aumentar los tipos. Quiero dejar claro que no vamos a hacer una pausa porque nos queda más terreno para recorrer... continuamos con este proceso de escalada", explicó Christine Lagarde en la rueda de prensa y enfatizó el equilibrio alcanzado entre ambas fuerzas dentro del consejo: "Algunos pensaron que era apropiado subir 50 puntos básicos y otros 25, pero no escuché a nadie pedir cero. Hubo un consenso muy fuerte sobre el camino que elegimos".

Carsten Brzeski, economista de ING y observador de política monetaria, no dejó escapar el guiño galáctico de la jornada que podía esconder el mensaje de Lagarde sobre el endurecimiento de las condiciones de crédito en la eurozona: "Como dijo el BCE y como era de esperar para todos los fanáticos de Star Wars este 4 de mayo: ‘Nuestras anteriores subidas de tipos se están transmitiendo con fuerza a las condiciones monetarias y de financiación de la eurozona, mientras que el retardo y la intensidad de la transmisión a la economía real siguen siendo inciertos". En su opinión, el próximo pacto que alcanzarán los dos lados de la política monetaria será realizar la última subida de tipos en junio y expresar el compromiso de mantenerlos ahí 'por más tiempo'. "Le daría tiempo al BCE para ver cómo su endurecimiento hasta ahora se desarrolla por completo", argumenta este experto.

La última encuesta de préstamos bancarios de la zona euro, que elabora el BCE, refleja el encarecimiento general del crédito, unos criterios más estrictos en la concesión por parte de las entidades y un desplome en la demanda por parte de hogares y empresas, especialmente, en el segmento hipotecario. La escena se repite en EEUU, como admitió Jerome Powell (Fed) el miércoles. Allí, el efecto se ha visto amplificado por la crisis bancaria que se ha llevado por delante a tres bancos con casi medio billón de dólares en activos (Silicon Valley Bank, Signature First, Republic) y que ha puesto contra las cuerdas a otros como Pacwest o Western Alliance.

"La reaparición de tensiones en los mercados financieros -que apuntan a un mayor deterioro de las condiciones crediticias, continuando e intensificando la reciente tendencia que se desprende de la Encuesta sobre Préstamos Bancarios del BCE- trastocaría los planes de endurecimiento del BCE tanto en lo que respecta a los tipos de interés como al balance", advierte Silvia Dall' Angelo, economista de Federated Hermes. "Lagarde señaló a los instrumentos permanentes y la capacidad del BCE para ser 'creativo' en vista de la reducción de la liquidez barata para los bancos a través de préstamos pandémicos [TLTROs] que vencen en momentos de estrés bancario. Nos hemos vuelto cautelosos con el crédito", añade Dario Messi, analista de renta fija del banco suizo Julius Baer.

El fantasma del error Trichet

La decisión de elevar los tipos ayer y el señalamiento de que lo volverá a hacer en  próximas reuniones vuelve a poner sobre la mesa el dilema al que se enfrenta el BCE este año, atrapado la espada y la pared de una inflación que no termina de bajar y el riesgo de una recesión que sigue presente. Ayer, tras escuchar a Lagarde, L¡los mercados comenzaron a descontar dos movimientos adicionales de 25 puntos básicos en junio y julio, según la cotización de los futuros sobre tipos del BCE, con la previsión de que coloquen en el 4,25% en verano y la tasa de depósito al 3,75%.

La duda de muchos es si el BCE se pasa de frenada ante una situación que rememora el momento en el que el banco central del también galo Jean-Claude Trichet subió los tipos en julio de 2008 presionado por la inflación, pocas semanas antes de que la crisis financiera y bancaria comenzará a coger velocidad. Aquel sambenito le persiguió después tras otro alza de tasas en 2011 en plena crisis de deuda europea que asistió a los rescates de Grecia, Portugal, Irlanda y España, a través de sus bancos.

"Las perspectivas de inflación siguen siendo demasiado altas durante demasiado tiempo", justifica el banco central a la hora de definir su postura. Hace algunas semanas, el ala más dura del BCE que capitanean la alemana Isabel Schnabel y el neerlandés Klaas Knot demandaba subidas agresivas de tipos y extenderlas hasta verano. El discurso de Lagarde este jueves se alineó con las tesis más duras: "Quiero dejar claro que no vamos a hacer una pausa porque nos queda más terreno para recorrer... continuamos con este proceso de escalada".

"El BCE ha observado un abatimiento en la inflación general. Esta es una condición necesaria pero no suficiente. De hecho, para que esto ocurra, la inflación subyacente debe seguir el mismo camino, y aún no hemos visto ninguna señal convincente de que esto ya haya sucedido. Por otro lado, prevemos que la subyacente se sitúe en torno al 5,0-5,3% de aquí a julio, lo que significa que el punto álgido puede haber quedado atrás, pero el ritmo de desaceleración será muy prolongado. Creemos que el BCE se verá tentado a subir los tipos hasta que observe una caída persistente y significativa de la inflación subyacente", según explican desde Axa IM.

Sin embargo, ante el miedo a la inflación persistente, el BCE pasó por encima de un episodio difícil de esconder: la actual crisis bancaria que se está produciendo en EEUU con la fuga de depósitos en las entidades medianas y que ha amplificado, según Jerome Powell (Fed), los efectos restrictivos de la política monetaria al restringir a la vez tanto la concesión como la demanda de crédito. No solo se traduce en el aumento de tipos (375 puntos básicos en 10 meses), sino que también está acompañado de una retirada de estímulos de 15.000 millones de euros al mes que podría elevarse hasta los 25.000 millones desde julio si cumple con su guion. 

"Lagarde ha reconocido que observan divergencias en la economía, con el sector manufacturero sufriendo, pero con un sector servicios todavía fuerte. Esta fortaleza puede haber influido a la hora de anunciar que ya no reinvertirán el programa de compra de activos (APP, por sus siglas en inglés). No se esperaba ese anuncio en esta reunión, signo de que estamos en un proceso de QT [restricción monetaria]. Aunque, para compensar, no da estimaciones de futuras subidas de tipos, claramente dice que el ciclo no ha terminado en Europa, independientemente de lo que haga la Fed", apunta Miguel Ángel Rico, gestor de fondos de Creand Asset Management.

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