Lagarde presiona a Alemania y los países con margen fiscal para subir la inversión

Christine Lagarde
Christine Lagarde
EFE

La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, mete presión a los gobiernos que cuentan con margen fiscal -como Alemania u Holanda- para que hagan uso de éste para estimular sus economías y las del resto del área del euro. En su primer discurso público tras acceder al cargo, en el marco del Congreso Bancario Europeo que se celebra en Frankfurt, Lagarde ha incidido en que la inversión pública en la zona euro se mantiene por debajo de los niveles previos a la crisis y en que los presupuestos nacionales son también un instrumento para la convergencia y la competitividad de los países del área. "Esta herramienta reconoce que, incluso cuando los gobiernos necesitan consolidar sus finanzas, tenemos un interés común en mantener niveles suficientes de inversión pública", ha zanjado.

Lagarde, ha adelantado que la política monetaria se someterá próximamente a una "revisión estratégica", aunque ha subrayado que esta seguirá prestando apoyo a la economía y respondiendo a los riesgos futuros en línea con el mandato de estabilidad de precios de la institución, sin dar más detalles.

Así y pese a que no ha hecho mención expresa a ningún país, su referencia a gobiernos como el alemán o el holandés, que cuentan con unas cuentas públicas saneadas y margen para adoptar medidas en este sentido, es clara y viene en la línea que había seguido su antecesor Mario Draghi. La economista francesa ha incidido en que la proporción del gasto productivo sobre el gasto primario total (que además de las infraestructuras incluye el I + D y la educación) también ha disminuido en casi todas las economías de la zona del euro desde la crisis. "Y están surgiendo nuevas necesidades de inversión", ha incidido.

La presidenta del BCE ha puesto en valor, además, el papel de las empresas y su inversión a la hora de fortalecer las economías y ha hecho hincapié en que éstas "deben tener confianza en el crecimiento futuro para comprometer capital a largo plazo". Desde su punto de vista, la zona euro ha sido más lenta en adoptar la innovación y a la hora de capitalizar la era digital que otras como Estados Unidos. Esto también se refleja en las diferencias en el crecimiento de la productividad, que ha aumentado solo la mitad entre los países del área en relación al gigante norteamericano desde el año 2000.

Junto a la política fiscal, Lagarde ha hecho algunas referencias en su discurso, a modo de pinceladas, sobre la política monetaria a futuro. "Como se establece en la 'forward guidance' -orientación futura- del BCE, la política monetaria continuará apoyando la economía y responderá a los riesgos futuros de acuerdo con nuestro mandato de estabilidad de precios. Y monitorearemos continuamente los efectos secundarios de nuestras políticas", ha sentenciado la economista. Desde su punto de vista y en línea con el llamamiento anterior, Lagarde ha incidido en que la política monetaria podría alcanzar su objetivo "más rápido y con menos efectos secundarios" si otras políticas respaldaran el crecimiento junto con él.

Desafíos a nivel mundial

Como principales desafíos para la economía global, Lagarde ha hecho referencia a la guerra comercial y a las incertidumbres geopolíticas. Las dos están contribuyendo a una desaceleración en el crecimiento del comercio mundial que, tal y como ha recordado la gala, se ha reducido a más de la mitad desde el año pasado. Esto ha deprimido el crecimiento mundial a su nivel más bajo desde la gran crisis financiera. "Estas incertidumbres han demostrado ser más persistentes de lo esperado, y esto está impactando claramente en la zona del euro", ha señalado.

Lagarde ha recordado que el BCE prevé que el crecimiento sea 1,1% este año, es decir, 0,7 puntos por debajo de lo que el organismo proyectó hace un año. Desde su punto de vista, se está apreciando ya un cambio global, impulsado por los mercados emergentes, de la demanda externa a la doméstica, de la inversión al consumo y de la manufactura a los servicios. Europa necesita, en su opinión, innovar e invertir para responder a estos desafíos y preservar su competitividad a largo plazo. Pero, al mismo tiempo, reconoce que "las altas tasas de crecimiento del comercio que estamos acostumbrados a ver ya no son una certeza absoluta".

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