Un simple matiz, un gran movimiento en los mercados. Christine Lagarde volvió a protagonizar este jueves una rueda de prensa en la que tuvo que recoger cable, matizar y contextualizar una frase en la que dejó abierta la puerta a subir los tipos de interés siempre que lo justifiquen los datos económicos. De este modo, la presidenta rompió el guión previo del BCE, que hizo un copia-pega de su comunicado de diciembre.
La rentabilidad de la deuda pública experimentó su mayor alza diaria en tres años, un brusco giro provocado por las ventas de bonos masivas en el mercado y la caída de su precio. El bund alemán a 10 años cuadriplicó su rendimiento hasta el 0,133%, su nivel más alto desde febrero de 2019, mientras que el español al mismo plazo subía un 16%, hasta el 0,92%, una rentabilidad no vista desde mayo de 2020.
"No seremos complacientes pero tampoco tendremos prisa", señaló al final de su alocución ante los medios después de aseverar, al principio de su comparecencia, que no prometía no subir los tipos este año al contestar a una pregunta de la prensa. En concreto, la cuestión planteada era sencilla aunque estaba planteada en sentido inverso: ¿sigue siendo poco probable un alza de tipos en 2022 a pesar de la reciente escalada de la inflación?
Sin embargo, Lagarde abrió una grieta con su respuesta que provocó un tumulto en los mercados de deuda: "Nunca hago promesas sin condiciones, y es muy importante estar muy atento a eso en este momento. Evaluaremos con mucho cuidado. Seremos dependientes de los datos y haremos ese trabajo en marzo. Seremos graduales en cualquier determinación que tomemos", apuntilló la presidenta del BCE.
Lagarde reintrodujo la orientación del BCE con la frase de que "los riesgos para las perspectivas de inflación están inclinados al alza", abriendo la puerta a un movimiento de tipos si los datos así lo justifican.
Los últimos indicadores han sido claros. El IPC de la zona euro subió en enero al 5,1%, el nivel más alto de su historia. Sin embargo, la responsable del BCE recordó que la mitad de ese alza se debe a la energía (petróleo, gas y electricidad), un terreno en el que la política monetaria poco puede hacer.
"La puerta a una subida de tipos está abierta de par en par, aunque Lagarde subrayó que el principio de la secuencia, es decir, poner fin a las compras netas de activos antes de subir los tipos, seguía vigente", señala Carsten Brzeski, economista de ING, que recalca la negativa de la banquera francesa a descartar una subida de tipos en 2022 como si hizo en la anterior reunión.
Conforme fue avanzando la presentación, y la sobreacción del mercado se ha intensificado, Lagarde se dio cuenta y volvió una y otra vez a la misma cuestión de los tipos para auto-matizarse y enfriar los ánimos. El BCE cuenta con una orientación de futuro en la que identifica los tres criterios que deben cumplirse para poder subir los tipos: "Es una secuencia y no habrá subidas hasta completar las compras netas de activos".
"La reunión de hoy del BCE ha transmitido un mensaje 'hawkish', y el Consejo de Gobierno se ha mostrado más abierto a una retirada más temprana del apoyo a la política monetaria", opina Konstantin Veit, gestor de PIMCO. "La próxima parada es el mes de marzo, donde conoceremos las nuevas proyecciones macroeconómicas del equipo. Si las proyecciones de inflación, que ya son razonablemente halagüeñas, se revisan al alza para 2023 y 2024, es probable que el BCE contemple una vía de salida algo acelerada, un escenario que el mercado ya está valorando", añade.
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