IPC al alza, PIB a la baja

Lagarde tirará el 'chupinazo' de tipos en julio pero siembra las dudas en la deuda

La presidenta del Banco Central Europeo (BCE) confirma que habrá subida de tipos dentro de seis semanas, pero pone fin a las compras de deuda y pone de los nervios a los inversores en renta fija.

Christine Lagarde, BCE
Christine Lagarde, presidenta del BCE
CONTACTO vía Europa Press

El Banco Central Europeo (BCE) lo tiene mucho más difícil que la Reserva Federal (Fed) para subir los tipos de interés pero, finalmente, lo hará. Su presidenta Christine Lagarde encenderá el 'cohete' del endurecimiento monetario el próximo 21 de julio. Será la primera vez en once años que se eleva el precio del dinero. En realidad, todo esto ya se sabía porque distintos miembros de la autoridad monetaria lo han ido pregonando en los últimos dos meses desenrollando la alfombra roja al anuncio oficial de este jueves. El banco central “tiene la intención” de mover la palanca en 0,25 puntos en julio y también en septiembre, aunque no ha cerrado la puerta movimientos consecutivos de 0,5 puntos como prevén algunos analistas.

Pero Lagarde tiene que andar haciendo malabarismos en sus comparecencias para no perder la credibilidad de los mercados, aunque este jueves volvió a fallar en esta cuestión. Los inversores comienzan a no creer que las primas de riesgo -diferenciales de intereses entre los distintos bonos del euro- se contendrán en un escenario de ajuste al alza del precio del dinero debido a la disparidad de carga de deuda de cada país. El BCE pondrá fin a las compras netas de activos del programa APP el 1 de julio después de siete años de actividad. Es el último vestigio del ‘whatever it takes’ de Draghi que salvó al euro en 2012 de su desintegración.

Como gesto, la banquera francesa señaló que seguirán reinvirtiendo durante 18 meses más los rendimientos de la cartera PEPP (de emergencia pandémica) de forma "flexible" y discrecional, incluso en la deuda soberana de Grecia que en teoría no es apta. La reacción del mercado fue otra venta de bonos y la enésima escalada de rentabilidades. El bono español a 10 años se situó en el 2,62%, con el alemán en el 1,45%, el italiano en el 3,7% y el griego ya por encima del 4,1%. Las ampliación de diferenciales periféricos subió a 120-270 puntos porque el mercado juzgó insuficiente la propuesta.

"Lejos de aplacar a los mercados, siembra dudas añadidas sobre las ya preexistentes ya que Lagarde ha sorprendido a los mercados con un tono abiertamente más duro de lo esperado"

La segunda creencia es que el euro tampoco aguantará en los niveles actuales frente al dólar solo a base de retórica y mientras la Fed sigue elevando tipos a un ritmo de medio punto en cada reunión. El tipo de cambio se resintió y vuelve a situarse por debajo de la cota de los 1,07 dólares. Los expertos vienen alertando desde hace tiempo que ese comportamiento es inflacionista para la economía, sobre todo, por los costes energéticos. Porque la verdadera noticia de lo ocurrido este jueves es que el banco central no hizo nada: solo dijo que lo hará a partir de julio, septiembre y más allá de forma “gradual pero sostenida”. La gran duda del mercado es si para entonces el BCE tendrá nuevos datos que acerquen la recesión a Europa. De momento, el banco central ha recortado su previsión de crecimiento este año al 2,8% desde el 3,7% de la estimación de marzo. La inflación en ciernes ahora es del 6,8% para el actual ejercicio, 1,7 puntos más que hace tres meses.

Guindos, Knoot y Lagarde.
Guindos, Knoot y Lagarde.

Dirk Klaus / ECB / Archivo

Sin nuevo bazuca para evitar la 'fragmentación'

“El BCE se comprometió a luchar contra la fragmentación en la medida en que fuera necesario, pero en la reunión de hoy no se dieron detalles y los diferenciales periféricos se ampliaron en consecuencia. Seguimos siendo escépticos en cuanto a que el BCE anuncie ex ante un mecanismo de apoyo creíble”, apunta Konstantin Veit, gestor de PIMCO. “Muy importante, particularmente por lo que respecta a España y resto de periferia: Lagarde ha comunicado explícitamente que no “va a permitir la fragmentación” del mercado de deuda. Es decir, que luchará contra las subidas de primas de riesgo, que pueden llevar a desestabilizar el euro. La parte negativa es que no ha especificado cómo. En ese sentido, los planes especiales de compras de activos del BCE finalizan en breve y, aunque continuará la reinversión de los vencimientos, resulta difícil aumentar la base monetaria con nuevas compras de deuda pública de países periféricos (una medida abiertamente inflacionista), cuando al mismo tiempo se quiere luchas contra la inflación”, explica Pedro del Pozo, director de inversiones de Mutualidad de la Abogacía. “Lejos de aplacar a los mercados, siembra dudas añadidas sobre las ya preexistentes ya que Lagarde ha sorprendido a los mercados con un tono abiertamente más duro de lo esperado", apunta.

"La credibilidad del BCE está en juego. El banco central ya está recibiendo críticas por no haber empezado a normalizar la política monetaria mucho antes. Esto es fácil de decir con el beneficio de la retrospectiva, por supuesto"

“Las decisiones del BCE de finalizar las compras de activos y anunciar el inicio de un ciclo de subidas en julio parecen los movimientos correctos en este momento del ciclo económico. Sin embargo, el hecho de que se produzca un aumento mayor a partir de septiembre aumenta el riesgo de que el BCE cometa un error en su política”, advierte Bill Papadakis, estratega macroeconómico del banco suizo Lombard Odier. En su opinión, la principal diferencia entre la tarea del BCE y la de la Reserva Federal es que la economía estadounidense está experimentando un 'boom de demanda'. “Las condiciones en la zona del euro son diferentes: el PIB sigue siendo inferior a sus niveles pre-pandémicos, el aumento de los salarios es mucho más moderado y el crecimiento se ve amenazado por la guerra de Ucrania. El conflicto está provocando un aumento de los precios de la energía, que a su vez está generando una alta inflación en Europa. El encarecimiento de la energía merma los ingresos reales de los consumidores, socavando el crecimiento, que probablemente se verá afectado si el BCE sigue adelante con una política monetaria agresivamente más restrictiva”, concluye este experto. Lagarde, en cambio, declaró a la prensa holandesa que no tiene una recesión entre sus previsiones… de momento.

Según Ben Laidler, estratega del bróker eToro, “el BCE se encuentra entre la espada y la pared, ya que se enfrenta a problemas mucho mayores para subir los tipos de interés que sus homólogos, como la Reserva Federal de Estados Unidos. El crecimiento económico es más débil y su inflación impulsada por la energía es más compleja, mientras que su balance de 9 billones de dólares es más grande y tiene riesgos de ‘fragmentación’ elevados con niveles de deuda y rendimientos de los bonos nacionales muy diferentes”. En este sentido, Wolfgang Bauer, gestor de renta fija pública de M&G, cree que mantener los tipos de interés en sus mínimos históricos durante más tiempo, en un contexto de inflación galopante en Europa, habría sido muy difícil de justificar: “En última instancia, la credibilidad del BCE está en juego. El banco central ya está recibiendo críticas por no haber empezado a normalizar la política monetaria mucho antes. Esto es fácil de decir con el beneficio de la retrospectiva, por supuesto. Sin embargo, debido a la compleja dinámica económica a lo largo de la pandemia, para la que no había un plan a seguir, probablemente sea prudente dar un respiro al BCE y abstenerse de hacer críticas demasiado duras”.

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