El Ibex cae un 1,8% en la semana y salva los 9.000 pese al desplome de los bancos

  • La entidad capitaneada por Josep Oliú toca mínimos históricos en el entorno de 0,908 euros por título  mientras que Caixabank se deja un 7,22%. 
Ibex 35
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A los inversores se les han atragantado los resultados de Caixabank y Sabadell. Sus títulos se han hundido con fuerza este viernes al ceder un 7,22% y 9,09%, respectivamente, lo que ha provocado que la entidad capitaneada por Josep Oliú marque nuevos mínimos históricos al cerrar en los 0,9086 euros por título. 

Estas caídas, y las de buena parte del sector financiero, no han servido para que el Ibex pierda los 9.000 puntos pese a ceder el viernes un 0,41% y cerrar en los 9.019 puntos, por lo que amplía su castigo semanal hasta el 1,8%. No obstante, este viernes el parqué español no se ha podido beneficiar de la remontada en el resto de Europa por la mejor sintonía en las negociaciones comerciales entre China y Estados Unidos.

Los analistas atribuyen este fuerte correctivo al hecho de que los beneficios de CaixaBank han estado por debajo de lo previsto por el consenso del mercado (pese a que la entidad los ha disparado un 17,8% tras vender ladrillo y gana 1.985 millones) y a que, además, la firma ha reducido a uno el dividendo que abonará a sus accionistas este año, lo que ha hecho que sus títulos se desplomen un 7,22%, al nivel de 3,06 euros. 

En lo que respecta al Banco Sabadell, ha anunciado que aplaza su plan estratégico tras presentar 328 millones de euros de ganancias en 2018, menos de la mitad que en el ejercicio previo, a causa de la migración de TSB. 

Esta situación contrasta con el suave rebote que registra BBVA (+0,52%). La entidad vasca ha ganado un 51% más en el año del adiós de Francisco González. Las primeras cuentas que firmará Carlos Torres, nuevo presidente ejecutivo de BBVA, arrojan un beneficio de 5.324 millones, el más alto desde 2007.

Las cuentas de las tres entidades se han dado a conocer además en un momento en que la banca europea vuelve a estar en el ojo del huracán. De un lado están los problemas de la banca italiana que deberán afrontarse ahora en un entorno de recesión técnica en el país. De otro, la situación delicada del gigante alemán Deutsche Bank, para el que la canciller, Angela Merkel, está tratando de acelerar una fusión con el Commerzbank que no comprometa al próximo líder germano.

Por si todo esto no fuera poco, el Banco Central Europeo no ha garantizado la subida de tipos (que en principio se preveía para después del verano) que está suponiendo una merma para todo el sector en la zona euro. Y, además, Bruselas acusa a ocho bancos de formar un cartel en el mercado de bonos públicos. Así, la Comisión investiga a un grupo de bancos por prácticas contra la competencia en el mercado de bonos soberanos de la zona euro.

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