Un año de volatilidad 

Los inversores activistas disparan sobre las energéticas en plena alza de precios

Las empresas del sector son las únicas en las que se abrieron más operaciones de las que se cerraron a lo largo de los nueve primeros meses de 2022. La subida y el enfoque medioambiental sirven de gancho.

Energía
Los inversores activistas disparan sobre las energéticas en plena alza de precios.
Europa Press

A poco más de un mes de que 2022 eche el cierre, la evolución de la bolsa española es buen reflejo de los temas polémicos y recurrentes en los mercados. En doce meses, los mejores valores del año bancos y empresas energéticas se colocan en la parte de la tabla en verde, con Caixabank, Banco Sabadell y Repsol a la cabeza, y Acciona e Iberdrola en el grupo de compañías en positivo.

De hecho, el ambiente en los parqués hasta mediados de octubre ha sido complicado y de ello ha sido ejemplo la actividad de los inversores y los hedge funds activistas. Son inversores con la peculiaridad de que cuando toman posiciones en una compañía también lo hacen con el objetivo de presionar al consejo en una temática concreta. Son habituales las estrategias que buscan cambios en las políticas de retribución, de gobernanza o que quieren forzar desinversiones o inversiones por parte de la compañía. Normalmente son posiciones incómodas para el consejo. 

En el mercado español uno de los activistas más visibles ha sido Chris Hohn, presidente de The Childrens Investment Fund (TCI), que presionó para que Aena o Ferrovial adquirieran mayores compromisos climáticos; o Amber Capital, que además de en Prisa se ha hecho fuerte en valores como Indra. A nivel internacional, además de TCI, algunos de los activistas más conocidos son Elliot o Icahn Enterprises, pero en los nueve primeros meses del año estos grandes inversores han estado menos activos tomando posiciones; tal vez por la situación del mercado.

De acuerdo con datos de Morrow Sodali, hasta el 30 de septiembre, solo un sector ha dado suficiente visibilidad como para que el activismo ampliara posiciones en términos netos (descontando de las nuevas posiciones aquellas que se habrían deshecho): la energía. De hecho, las posiciones abiertas se habrían incrementado en tres, coincidiendo con la fuerte subida del precio del gas, el petróleo o la electricidad, mientras que en todo el resto de sectores cotizados habría retrocedido. La caída más significativa en el número de posiciones netas se produjo en el sector de la salud, donde los pesos pesados del activismo -el informe recoge la actividad de los 40 'hedge funds' más relevantes- habrían cerrado 33 posiciones más de las abiertas. 

“El sector Energía es el que mejor se ha comportado. La presencia de capital activista no solo responde a bajo performance, sino también a lo contrario", explican desde Morrow Sodali, aludiendo a que una de las estrategias más habituales es la de toma de posiciones 'value'; es decir, buscando captar descuento, que es algo que sucede cuando un sector o una empresa están muy castigados en bolsa. 

"Como cualquier inversor, (el activismo) busca invertir allá donde vea posibles ganancias. El indicador en positivo de la “diferencia” en este caso es anecdótico", puntualizan desde el 'proxy solicitor'. "Dicho esto, también hay que tener en cuenta que dentro de las empresas del sector Energía podemos encontrar los principales emisores de CO2, tal vez esto pueda atraer la atención de activistas enfocados en materias climáticas”, reflexionan. 

Activismo contra el cambio climático

Si bien la reunión de la COP 27 ha decepcionado por la falta de un compromiso conjunto para poner una fecha de caducidad a los combustibles fósiles, la presión de los inversores para que las empresas más contaminantes o críticas para el proceso -por ejemplo las eléctricas- es intensa desde hace años y el activismo lo utiliza, de lo que es un ejemplo Chris Hohn. TCI, de hecho, ha protagonizado la operación más importante del activismo en los nueve primeros meses del año según Morrow Sodali, lo que le ha llevado a contar con una posición por encima de los 2.000 millones de dólares en Airbus. El fabricante de aviones fue, igual que Aena o Ferrovial, uno de sus los objetivos de la campaña climática de TCI en 2019.

Para presionar al sector energético se creó la red Climate Action 100+, que está formado por distintas firmas de inversión, que de forma conjunta presionan a sus participadas para que adopten estrategias enfocadas a la lucha contra el cambio climático. En el caso de Climate Action 100+, cuenta con una lista de 166 compañías objetivo, entre las que se encuentran algunas españolas como Iberdrola, Naturgy o Repsol, y los integrantes en la red realizan estrategias de 'engagement' (persuasión-implicación) para que todas ellas enfoquen sus actividades hacia la consecución del Acuerdo de París.

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