Retroceden desde máximos

El súper lujo mira de cerca a China y sus políticas para prolongar su 'rally' anual

LVMH no registró señales de debilidad en la demanda del país asiático, aunque los inversores se muestran cautos por las nuevas restricciones al consumo en uno de sus mercados clave. 

Dior
Dior

Los inversores vigilan de cerca la evolución del sector del lujo en China para evaluar si continuar con una apuesta que ha sido exitosa tras la Covid, pero que ahora genera dudas ante una nueva etapa de mayor presión regulatoria. Su exposición al país asiático, uno de sus mercados clave, ha sido la cara y la cruz de las compañías del lujo este año. El sector anticipó la recuperación económica impulsado por el repunte de la demanda en China, pero también comenzó a sufrir los primeros signos de desaceleración económica en el país. Al escenario macroeconómico se sumaron las noticias sobre iniciativas para redistribuir la riqueza en el país, que hicieron tambalear el 'rally' anual del sector en bolsa. 

Las compañías europeas como LVMH, Richemont o Kering dominan el mercado de los artículos de lujo, y los consumidores chinos impulsan gran parte del crecimiento de este mercado. El gigante francés, dueño de marcas como Louis Vuitton o Christian Dior, ha sido el primero en publicar sus resultados del tercer trimestre y ha traído 'calma' a los inversores tras afirmar que no ha visto señales de una desaceleración en el auge del lujo en China, su segundo mercado más grande. "Es difícil analizar el impacto potencial, pero hasta ahora no hay nada alarmante", dijo el director financiero, Jean Jacques Guiony. Además, explicó que la mayoría de sus clientes en el país "no son multimillonarios, sino la clase media alta y acomodada". 

El auge entre la clase media china puede ser la 'salvación' de las cuentas del sector. Robin Parbrook, gestor de fondos de renta variable asiática de Schroders, detalla que históricamente los consumidores chinos con este estatus han mostrado "una alta propensión al 'consumo ostentoso', es decir, a la compra de bienes o servicios con el propósito específico de mostrar su riqueza". El foco está en las implicaciones de la política de "prosperidad común" del presidente Xi Jinping para redistribuir la riqueza. Las franjas de ingresos a las que se dirige el crecimiento no están en el nivel más bajo, sino a las que cuentan con rentas familiares de entre 15.000 y 75.000 dólares. Por ello, cree que "se podría ver que el grupo potencial de compradores crece como resultado de la prosperidad común, en lugar de reducirse". 

El mercado respondió a los resultados de LVMH con un repunte superior al 3%, hasta los 653,9 euros por acción, pero aún insuficiente para compensar las caídas que acumula en bolsa desde agosto, cuando marcó su máximo histórico. Aún así, mantiene una subida destacada en lo que llevamos del año, próxima al 30%. La capitalización bursátil de LVMH supera los 319.000 millones de euros y ocupa el puesto número 18 en la lista de empresas más grandes a nivel global.

Hermès, Kering o L'Oreal -todas francesas que cerraron la última sesión en verde- siguen una tendencia similar de corrección en las últimas semanas. El grupo francés de lujo Kering, dueño de Gucci e Yves Saint Laurent, fue el más afectado con un desplome de casi el 20% entre agosto y septiembre, aunque en lo que llevamos de octubre rebota casi un 5%. 

"Las marcas más 'llamativas' son las más vulnerables"

Las dudas permanecen en el sector después de la ralentización del aumento de los ingresos. De julio a septiembre, los de LVMH se incrementaron un 20% respecto al mismo periodo de 2020, marcado por la Covid y con la división de moda a la cabeza. No obstante, el dato supone un freno al crecimiento que venía acumulando -en el segundo trimestre se disparó un 84%-.

Parbrook explica que a la luz de los últimos acontecimientos, los consumidores podrían estar menos dispuestos a presumir de su estatus. En ese sentido, afirma que "la tan esperada ola de 'gastos de revancha' parece estar fuera de lugar, ya que el país vuelve a salir de una última ronda de restricciones por el Covid". Y en ese escenario, las marcas de gama alta y más bien "llamativas" son las más vulnerables, con LVMH claramente en riesgo, pero al ser una marca con un patrimonio más moderado "se siente menos vulnerable que otras". Además, ahora existe el riesgo de que se produzca "una fuga de capitales y de que los chinos gasten su dinero fuera del país para evitar ser detectados y/o verse obligados a tributar por ello". 

No obstante, las perspectivas de los expertos miran más a largo plazo y destacan que China seguirá siendo una fuente importante de crecimiento en los próximos años. Lauren Carter, analista de Capital Group, señala que podríamos ver que los gustos de los consumidores empiezan a cambiar y tal vez se gaste menos en marcas llamativas y más en experiencias de lujo, como el vino o los viajes. "Esta ha sido la dirección que han tomado empresas como LVMH, que se han diversificado en el vino, los viajes y otras áreas para beneficiarse del crecimiento de la experiencia del lujo". 

En China, los datos económicos se han mostrado débiles y el crecimiento ha retrocedido más rápido de lo esperado, ya que la variante delta y las inundaciones sufridas en el país han interrumpido las operaciones empresariales. Ante este entorno, "lo más probable es que la economía china se debilite durante la segunda mitad del año", afirma Hole. Las previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI) confirman este debilitamiento y apuntan a que la economía china crecerá un 8% en 2021, reduciendo en una décima la estimación con respecto a lo calculado en julio.

Todo ello se produce ante un cambio en el sistema de economía de mercado que hasta ahora impera en China. El Gobierno de Xi Jinping busca recuperar el control férreo de la economía, con límites a la libre competencia, multas a sus gigantes tecnológicos y el foco puesto en las grandes fortunas. 

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