Ajuste contable

Maduro y PVDSA inyectan a Repsol más pérdidas en Venezuela con 352 millones

La energética española cumple en 2021 con el tradicional escarnio contable anual por su actividad en Venezuela debido a la financiación a la petrolera estatal y el caos monetario en que vive ese país. 

El consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, con Nicolás Maduro
El consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, con Nicolás Maduro.
EFE

Repsol ha registrado en 2021 su mejor resultado en una década con un beneficio de 2.499 millones de euros impulsado por la recuperación sin precedentes de los precios del petróleo desde los mínimos de la pandemia. De cero en 2020, incluso cotizaciones en negativo, hasta la cercanía de 100 dólares en que se mueven ahora en 2022. La escalada de ingresos y expansión de sus márgenes que vive el grupo sigue sin llegar a uno de los mercados en los que invirtió de forma relevante durante la década pasada: Venezuela. La petrolera española sufre en silencio la sangría que supone su presencia en un país dominado por el caos y la hiperinflación.

La multinacional que dirigen Antonio Brufau y Josu Jon Imaz ha registrado en sus estados financieros del año pasado un nuevo deterioro contable de 352 millones de euros por culpa de Venezuela y los negocios conjuntos con la compañía estatal PDVSA, según consta en la documentación enviada esta semana a la CNMV. La cifra incorpora la provisión de 223 millones por el deterioro de las cuentas pendientes de cobrar con la petrolera estatal del Gobierno de Nicolás Maduro y otros 129 millones por sus filiales allí.

Repsol tiene un 40% en la empresa mixta Petroquiriquire junto a la Corporación Venezolana de Petróleo (CVP) y PDVSA Social, las dos entidades públicas con las que la élite cercana al régimen de Maduro se beneficia de la extracción de crudo y gas de la empresa español. Además posee otro 50% junto a la italiana Eni en la sociedad Cardón IV, que se dedica solamente a la producción y venta de gas en Venezuela. La exposición patrimonial de Repsol a Venezuela ha ido menguando de forma acelerada año tras año por la implosión del sistema cambiario del país y la situación de hiperinflación.

Las inversiones en el país han quedado reducidas a la irrelevancia desde el punto de vista contable tras incorporar deterioros próximos a los 2.000 millones de euros en el último sexenio. Repsol declaraba una exposición a Venezuela de 2.273 millones de euros en 2016 que redujo a 1.480 millones en 2017 y así sucesivamente: 456 millones en 2018, 239 millones en 2019, 320 millones en 2020 y 298 millones al cierre de 2021, según acaba de revelar la compañía. Los activos declarados se corresponden, sobre todo, con la financiación a través de préstamos y otros instrumento a PVDSA y las filiales, ya que el valor de la inversiones en las dos participadas es cero.

Repsol y PDVSA firmaron en octubre de 2016 una alianza estratégica para el desarrollo de Petroquiriquire con una línea de crédito por importe de hasta 1.200 millones de dólares extendida por la empresa española y con el aval de PDVSA, que se comprometió a pagar la producción de hidrocarburos de la empresa mixta mediante “la cesión a su favor de los pagos derivados de contratos de venta de crudo a terceros o la realización de pagos directos en efectivo" en cuantía suficiente como para atender al servicio de la deuda, los costes operativos y el pago de dividendos. Papel mojado.

Las ataduras de la financiación a PVDSA

Sin embargo, Venezuela se ha convertido en un pozo sin fondo para el grupo español. La recuperabilidad de la inversión se ha convertido en una odisea hasta el punto que Repsol tuvo que contratar un experto independiente para estimar cuánto valen sus negocios alí y cuánto pierde cada año por esa presencia. La financiación de 1.200 millones de Repsol a PDVSA se rige por la Ley del Estado de Nueva York (EEUU) y, en caso de disputas, ambas empresas se someterán a arbitraje en París conforme a las reglas de la Cámara de Comercio Internacional. El acuerdo incorpora otros elementos como un mecanismo de compensación de las deudas recíprocas entre Petroquiriquire, participada por Repsol, y PDVSA. A cierre de 2021, la disposición de dicha línea de crédito ascendía a 839 millones.

La situación miserable de Venezuela tras dos décadas de los Gobiernos de Hugo Chavez (2002-2013) y Nicolás Maduro contrasta con la riqueza de sus yacimientos de petróleo y gas natural, que le sitúan como la mayor reserva de hidrocarburos del mundo según múltiples rankings. Pese al régimen de sanciones internacionales, el país mantiene un flujo de ingresos constante de más de 20.000 millones de dólares anuales por exportaciones a otros países solo de petróleo, cuya producción actual supera el millón de barriles diarios, según las cifras que reveló el Ministro del Poder Popular de Petróleo, Tareck El Aissami, en el mensaje navideño a los empleados de PVDSA.

Pese a la ingente entrada de divisas, hay más pobreza. La recesión económica solo en 2021 se elevó el decrecimiento del PIB al 5% con una inflación del 686% durante el año pasado y del 730% para 2022, según el Índice Nacional de Precios de la Asamblea Nacional (INPCAN) que sustituyó a las mediciones de inflación del Banco Central de Venezuela, que dejó de ofrecer estos datos en 2016. Según Repsol, su producción petrolera se ha reducido significativamente en los últimos años por la devaluación de la divisa venezolana pese a que la moneda funcional allí es el dólar americano.

Mostrar comentarios