Maduronomics: una economía terrorífica donde la bolsa sube un millón por ciento

  • La bolsa se convierte en la única protección posible contra la hiperinflación, aunque mitiga de forma mínima sus efectos secundarios.
Diosdado Cabello, el hombre fuerte del régimen de Maduro.
Diosdado Cabello, el hombre fuerte del régimen de Maduro.
EFE

Que la bolsa suba está asociado a buenas noticias económicas, prosperidad y riqueza. En el caso de Venezuela, la infinita escalada de su mercado bursátil está, sin embargo, ligada a una economía de terror, dominada por la hiperinflación, la pobreza y la miseria. La Bolsa de Caracas, según el índice de referencia IBVC que publica 'Bloomberg', sube cerca del 1.400.000% desde enero de 2018 o, lo que es lo mismo, más de un millón por ciento. El efecto divisa quemará cualquier vestigio de rentabilidad si el inversor cambia su dinero de bolívares a dólares, euros, reales brasileños o pesos colombianos.

Sin embargo, el inversor que haya depositado su dinero en el pasado en esas compañías -en su mayoría, dependientes de negocios en divisa extranjera- se habrá protegido al menos de las subidas descontroladas y absurdas de precios que supone vivir en una economía con hiperinflación. El índice bursátil de la Bolsa de Caracas registró una subida del 4% el lunes, a 24 horas de levantamiento militar que mantiene en vilo al país. Este martes, bajo la llamada ‘Operación Libertad’ liderada por Juan Guaidó, la bolsa no cotizó.

Evolución del índice bursátil IBVC de Caracas.
Evolución del índice bursátil IBVC de Caracas. / L. I.

Más allá de la bolsa, Venezuela tiene una fuerte ascendencia sobre los mercados desde que se convirtió, junto a las potencias de Oriente Medio, en socio fundador de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). Su riqueza petrólera -y en casi cualquier materia prima o metal dorado que se conozca- convirtió a Venezuela en la mayor potencia económica de Latinoamérica, pero su estrella se apagó bajo el yugo de la corrupción y la llamada revolución bolivariana que espantó a emprendedores, empresas e inversores del país.

La Bolsa de Venezuela se ha acostumbrado a tener subidas diarias de más del 50%, pero sus niveles de inflación provocan un devastador efecto sobre cualquier persona, empresa, inversor o caminante que forme parte de su sistema económico. Dan buena fé de ellos las empresas españolas que todavía siguen allí como Telefónica o BBVA, pero también otras que hace años decidieron dar un portazo al país como el Santander o las ingenierías Duro Felguera, Elecnor o Abengoa, que no acabaron bien.

Según datos a marzo, la inflación en Venezuela creció un 18% solo en ese mes, el índice más bajo en muchos meses y síntoma de agotamiento del fenómeno hiperinflacionario. Es puro agotamiento ante el incremento del IPC del 429% trimestral o del 1.623.656% interanual, más de lo que sube la bolsa. Las acciones, si obtienen ingresos en divisa extranjera, actúan como escudo frente a la inflación. En el caso de Venezuela y la hiperinflación generada por las políticas de intervención de Maduro, nada puede parar su poder destructor.

El país petrolero por excelencia en Latinoamérica registra a su vez sus peores niveles de producción de crudo en cerca de dos décadas. En marzo, la producción venezolana registró 21 meses consecutivos de caída y marcó un nuevo mínimo desde 2003, cuando el país afrontó la mayor huelga sindical petrolera de toda su historia. Hoy, sin huelga, produce lo mismo, aunque se debe a otros motivos bien distintos: falta de tecnología, ausencia de inversiones en infraestructuras o simple corrupción que esconde la venta de crudo en el mercado negro.

Venezuela produce un crudo de tipo pesado que no puede refinarse en cualquier instalación, por ejemplo, en Europa, de modo que tiene que vender sus barriles a aquellos países que si pueden procesarlo como EEUU, China o India. En España, por ejemplo, la importación de crudo venezolano ocupó una papel importante bajo la presidencia de José Luis Rodríguez Zapatero y con Hugo Chávez en el poder durante la época de máximos históricos del petróleo en 2008, cuando los barriles Brent y WTI llegaron hasta los 140 dólares. Sin embargo, las refinerías españolas de Repsol, Cepsa o BP no están acostumbradas a procesarlo y por eso las principales fuentes de suministro han sido otras como Libia, Arabia Saudí, Irak o, hasta que llegó Trump, Irán.

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