Desaceleración económica

La marcha de la economía china pierde gas, ¿en qué se traduce para el inversor?

La  mayor economía asiática se desaceleró incluso más de lo esperado, creciendo a solo el 4,9% en el tercer trimestre, mientras el país lidiaba con la escasez de recursos energéticos por los altos precios.

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EFE

China se encuentra ante una encrucijada por la desaceleración del crecimiento de su economía. El PIB del gigante asiático aumentó un 4,9% en el tercer trimestre del año en comparación con el mismo período del 2020. El consenso esperaba una expansión del 5,2%. Por eso, las luces de alarma se han empezado a encender sobre cómo se traducen estos datos y de qué forma puede canalizarse en los mercados.

La economía se enfrentó a un “entorno complicado y severo tanto en el país como en el extranjero”, reconoció el NBS chino. Como resultado, “la recuperación económica nacional sigue siendo inestable y desigual”, aseguraba el portavoz Fu Linghui en una sesión informativa en Pekín.

Las medidas tomadas el año pasado para frenar los altos niveles de deuda del sector inmobiliario y limitar los préstamos hipotecarios han reducido notablemente la construcción de nuevos edificios, que descendió por sexto mes consecutivo en septiembre. Y los problemas de la promotora inmobiliaria Evergrande, que ya lleva tres defaults (incumplimiento de tres pagos de bonos) mientras lucha con su carga de deuda de 305.000 millones de dólares, están pesando en el mercado.

Los cortes del suministro de energía ordenados por el gobierno en todo el país para hacer frente a la escasez energética también han afectado a los negocios. La producción industrial subió un 3,1% interanual en septiembre, pero apenas aumentó en comparación con el nivel de agosto. El caldo de cultivo generado hace emerger las mayores incertidumbres.

Mientras tanto, los estallidos esporádicos del Covid-19 han afectado la actividad en un país que lucha por la tolerancia cero hacia el coronavirus, con estrictas restricciones locales que obstaculizan la actividad. De cara al futuro, “el lento crecimiento de la economía china continuará”, indican los analistas de ING, porque “los desafíos políticos y los altos efectos base del año pasado” que afectaron a la economía en el tercer trimestre continuarán en los últimos meses del ejercicio.

La economía de China se desaceleró incluso más de lo esperado, creciendo a solo el 4,9% en el tercer trimestre, mientras el país lidiaba con la escasez de recursos energéticos, con las restricciones relacionadas el virus, y con una ofensiva contra una variedad de empresas y problemas de deuda en su sector inmobiliario.

En este contexto, aunque los servicios podrían recuperarse este trimestre, Evans-Pritchard ve que la debilidad en la industria solo se profundizará ya que las fábricas necesitan racionar la energía debido a las restricciones ambientales y al aumento de los precios del carbón térmico.

La recesión inmobiliaria se ha visto compensada un poco por la demanda reprimida mundial de bienes, que está impulsando las exportaciones chinas”, asegura el experto. Pero advierte que es probable que la demanda externa se desacelere durante el próximo año a medida que se despejen los atrasos. Además, que la empresa espera que China experimente un crecimiento de solo 3%, el ritmo más lento desde la crisis financiera de 2008.

El próximo año es importante para Pekín con los Juegos Olímpicos de Invierno y el XX Congreso del Partido y los estrategas esperan que las autoridades sean más proactivas para aclarar sus iniciativas y aumentar los esfuerzos para manejar la desaceleración.

El gobierno ya ha recogido este debate e incluso se ha comprometido en algunos ajustes políticos, y el Banco Popular de China señaló la semana pasada que los bancos comerciales tenían préstamos excesivamente limitados. “Eso podría ayudar a mejorar la confianza del comprador de vivienda”, según una nota de los analistas de Gavekal Dragonomics.

Pero hay motivos para ser cautelosos desde el punto de vista de la inversión. Rory Green, analista de TS Lombard, está preocupado por una mayor posibilidad de un paso en falso en el plano de la política, un estímulo “menos efectivo” y una recuperación del consumidor “más débil”.

Aunque los responsables de la formulación de políticas están siendo más flexibles para ayudar a respaldar la confianza del consumidor, Green dice que para el inversor es difícil ignorar las señales de tensión financiera parpadeantes, ya que los canales de financiación clave están bajo presión. “La financiación para el desarrollo conduce de manera confiable la inversión en nueve meses, por lo que una gran contracción en el mercado inmobiliario es inevitable”, analiza.

El economista jefe de UBS, Paul Donovan, también advierte que “hubo muchos factores locales” en el desempeño de la economía china en el tercer trimestre, como “los efectos climáticos, la política de tolerancia cero hacia el Covid-19 y el impacto de los precios más altos de la energía en una economía que es un consumidor de energía ineficiente”. Por estas razones, añade, “no hay una lectura global automática” de las cifras para la economía global.

Las empresas que exportan a China pueden sentirse tranquilas por el hecho de que el consumidor chino parece estar demostrando ser resistente. Las ventas minoristas aumentaron 4.4%, superando las expectativas. No obstante, la pregunta crucial es cómo reaccionarán el gobierno y el banco central ante una desaceleración que en gran parte diseñaron y esperaban, y si las políticas fiscales y monetarias intentarán aliviar el dolor a corto plazo.

“El inversor en China tiene que tener presente que se aventuran tiempos de más incertidumbre y un año un tanto oscuro… Quizá sea el momento de ser muy selectivo”, concluyen los analistas de Atlantic Capital en un informe.

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