Ni los mejores gestores españoles consiguen sobreponerse a un mercado en modo pánico. Históricamente, octubre es el mes más volátil del año, pero este 2018 ha resultado ser un añadido a los focos de inestabilidad que ya preocupaban a los inversores (subida de tipos, desaceleración económica y sustos a lo largo y ancho del mapa como los de Turquía o, más recientemente, Italia).
No eran muchos los que conseguían esquivar las pérdidas del Ibex este año, pero algunos profesionales del mundo de la inversión lograban esa proeza. Sobre todo, por no invertir apenas en banca, el sector más castigado con pérdidas del 24%. Pero adiós a la resistencia numantina: si el Ibex, aun incluyendo dividendos, pierde un 10%, los fondos de bolsa española no son menos.
Todos han cruzado al lado rojo, incluido el mediático Santander Small Caps España, que a 10 años gana más de un 8% anualizado, pero que ya sufre un revés en 2018 de igual magnitud. Junto con él, otros productos entre los más rentables de la última década ya sufren pérdidas.
Es el caso de Metavalor, de Metagestión, que ya cede un 4% en el balance del año, Bestinver Bolsa, Fidelity Iberia o Gesconsult Renta Variable, que a 10 años siguen manteniendo cifras superiores al 8% anualizado (con un 7% al año, en ese periodo, se duplica la inversión), pero que han sucumbido a las pérdidas en 2018. Y, si las estrellas de los últimos 10 años no eluden las caídas, es de esperar que en la tabla baja haya descensos que superan el 14%.
La consecuencia más inmediata es que algunos inversores temerosos están empezado a poner pies en polvorosa: en concreto, los fondos de bolsa española cuentan con un 22% menos de partícipes que en el mejor momento del año, junio, cuando se situaban en 417.000. Son datos de cierre de septiembre, previos al socavón que ha provocado octubre en las rentabilidades de la bolsa, por lo que es de esperar que ese número descienda todavía más.
La otra manera de ver la caída actual es la que revela un estudio de Bank of America Merrill Lynch, que asegura que el 63% de las acciones a nivel global están en territorio bajista, por lo que, "si la corrección no es un presagio de crash o recesión, implica un excelente punto de entrada en las próximas semanas/meses", explican.
Si es un presagio o no es lo que trata de descifrar precisamente el mercado, como demuestra el minicrash sufrido el viernes en Wall Street, cuando el S&P llegó a perder en cuestión de minutos un 3% para recuperar el tono poco después. O como simboliza el Vix, el índice del miedo inversor, que ha tocado dos veces este año (una en febrero y otra en la última semana) los niveles de nerviosismo que se alcanzaron durante el Brexit en bolsa.
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