Liderado por la banca

El mercado de emisiones pisa el freno después de un mes de enero excepcional

Société Générale prevé que el interés inversor por la deuda va a estar condicionado por la situación de la economía a nivel global, aunque se espera un volumen más elevado que en 2022 en el ámbito corporativo.

El mercado de emisiones pisa el freno después de un mes de enero excepcional
El mercado de emisiones pisa el freno después de un mes de enero excepcional
EUROPA PRESS

Los emisores de deuda levantan el pie del acelerador. Después de cuatro semanas especialmente intensas, el mercado de capitales se prepara ahora para echar el freno. El primer mes del año se caracteriza por un gran volumen de actividad, donde estados y empresas salen en busca de inversores para cubrir hasta el 40% de sus necesidades de financiación anual. 

El coste de la financiación se ha encarecido de forma exponencial a una velocidad inédita durante 2022, en línea con el repunte de los tipos de interés del Banco Central Europeo (BCE). La posibilidad de que los bancos centrales continúen con las tasas de referencia ha provocado un ‘efecto llamada’ para salir al mercado, tendencia que comenzó a ganar fuerza a finales del ejercicio pasado, con un cambio de tono entre los inversores al calor de una moderación en el crecimiento de las tasas de inflación. 

Así, tras un enero más activo de lo habitual y el tradicional parón que se produce a causa de la temporada de resultados (las empresas deben respetar el periodo de ‘lock-up’), desde Société Générale advierten de que el apetito inversor una vez pasada la cuarentena de emisiones estará sujeto a la evolución del contexto económico global, marcado por la guerra de Ucrania, la crisis energética y la inflación. 

Fernando García, director de mercado de capitales de la citada firma, asegura que si bien se prevé un volumen superior al contabilizado en 2022, sobre todo, en el área de deuda corporativa, los movimientos “no van a ser elevados”, ya que las empresas disponen de un nivel de liquidez "suficiente" para evitar la volatilidad en el precio del cupón. 

Hasta la fecha, la banca ha acaparado el protagonismo, al menos en la zona euro, donde los programas de financiación han movilizado un total de 100.000 millones en lo que va de año, de los que más de un 13% se han registrado en España. En el ámbito nacional, la sobredemanda ha llevado a entidades como CaixaBank a debutar en el extranjero con su primer programa en dólares por valor de 1.250 millones, más otros 500 millones en libras. Se une así a Banco Santander, que suma 500 millones en moneda británica y 3.500 millones en ‘billetes verdes’.

La necesidad de refinanciar sus operaciones a largo plazo (TLTRO) y la retirada en escena del Banco Central Europeo (BCE) en la compra de deuda han forzado a acelerar el ritmo de la banca, después de que las colocaciones se hayan disparado un 37% en los últimos doce meses con respecto a 2021, hasta los 26.800 millones, lo que la convierte en el único segmento de los tres analizados (deuda pública, financiera y corporativa) que experimentó un aumento durante 2022. 

El sector público también ha ganado atractivo para el inversor ante la recuperación de la rentabilidad a niveles que no se veían en ocho años. Con la demanda de las últimas subastas, en el caso del Tesoro Público, son la prueba del "potente" interés que despiertan entre los inversores, al menos en el corto plazo y en un entorno volátil como el actual. Lo hace tras reducir su volumen en un 17% el año pasado, hasta los 34.125 millones a través de doce operaciones sindicadas, de las que siete tuvieron el sello ESG. 

En este sentido, García ha destacado la caída en las emisiones de deuda catalogada como 'verde'en 2022, con un retroceso de entre el 18% y el 20%, arrastrado por la menor oferta. Pese a ello, asegura que los bonos sostenibles siguen con su senda de consolidación y "en un tiempo no muy lejano serán la normalidad". 

No obstante, el gran perjudicado del encarecimiento de la financiación ha sido el mercado de deuda corporativo. Las empresas han optado por tirar del 'colchón' de liquidez acumulado y aparcar la opción de salir al mercado. En concreto, el volumen de este tipo de bonos ha acusado un descenso del 63% y se queda por debajo de los 8.000 millones. De esta cantidad, el grueso (5.000 millones) se captaron durante la primera parte de 2022, cuando Christine Lagarde aún no había apretado el gatillo de la política monetaria restrictiva. 

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