Impuesto a los multimillonarios

Musk hace caja con Tesla por el peaje fiscal de su gran fortuna en la sombra

El empresario no obtiene un salario en efectivo ni bonus, por lo que su riqueza proviene de las acciones que recibe y las plusvalías por su revalorización, por lo que no tributa hasta que las venda.

El CEO de Tesla, Elon Musk.
El CEO de Tesla, Elon Musk.
Europa Press

Elon Musk vuelve a estar bajo el foco regulatorio y mediático. Durante el fin de semana sometió a una votación en Twitter la venta de un 10% de sus acciones en Tesla. Los usuarios de la red social tuvieron en sus manos la decisión sobre una operación nada desdeñable: la venta de cerca de 21.000 millones de dólares (casi 18.000 millones de euros) en títulos -según el precio de cierre de mercado el viernes-, un tamaño similar a la capitalización de Repsol. El resultado a favor de la venta hundió las acciones del fabricante de vehículos eléctricos en preapertura, aunque después moderó la caída. Pero, el último tuit no ha sido un juego más de Musk, sino que, con independencia del resultado votado, ya debía hacer caja para asumir una futura factura fiscal debido a su fortuna.

El hombre más rico del planeta no obtiene un salario en efectivo ni bonus de Tesla, sino que recibe opciones sobre acciones, de manera que su riqueza proviene del valor de sus acciones y las plusvalías por su revalorización. A partir de esta estructura, paga impuestos cuando vende acciones, algo que solo ha ocurrido en dos ocasiones hasta ahora. Pero próximamente deberá asumir un nuevo desembolso millonario a la Hacienda estadounidense por el vencimiento de sus opciones sobre acciones.

En concreto, hace 9 años recibió opciones de 22,8 millones de acciones a un precio de 6,24 dólares por título en el marco de un plan de compensación. Los valores del fabricante de coches eléctricos despidieron la semana pasada a 1.222,09 dólares, lo que significa que la plusvalía que ha sacado por las acciones ronda los 28.000 millones de dólares. Las opciones expiran en agosto del año que viene, pero para ejercerlas Musk tiene que pagar el impuesto sobre la renta por esa ganancia.

Pero, además, el 'peaje' fiscal de Musk por su fortuna podría ser mayor ante el próximo plan del presidente de EEUU, Joe Biden, contra el que ha emprendido una campaña mediática. La Casa Blanca estudia -con división entre los demócratas- un posible impuesto a la ganancia patrimonial a los más ricos para pagar su agenda social y económica, más allá del Impuesto sobre el Patrimonio. Afectaría a las 700 personas más ricas del país que tendrían que tributar por artículos negociables, como las acciones, aunque no los vendieran. Así, deberían pagar por los aumentos de valor y deducir las pérdidas. Actualmente, esos activos se gravan solo cuando se venden.

El impuesto gravaría el incremento patrimonial con el 20%, pero dado que la mayoría de fortunas son latentes, es decir, en base al valor en mercado de las inversiones o empresas, muchos empresarios se verían obligados a vender para obtener liquidez con la que pagar impuestos. "Mucho se comenta últimamente de que las ganancias no realizadas son una manera de evadir impuestos, así que propongo vender el 10% de mis acciones de Tesla. ¿Apoyas esto?", escribió Musk para plantear su encuesta. La respuesta mayoritaria ha sido afirmativa (57,9%) y si cumple con su palabra, además, deberá abonar el impuesto correspondiente por los beneficios obtenidos por la venta del 10% de sus acciones.

El patrimonio 'oculto' de Musk

El impuesto a la ganancia patrimonial adquiere relevancia por la fortuna de Musk, la persona más rica del mundo actualmente y de la historia con casi 310.000 milones de dólares, según Forbes. El empresario debe gran parte de su fortuna a Tesla, cuya participación asciende al 21%, después de que fuera uno de sus impulsores hace cerca de dos décadas, aunque la mitad de su participación está comprometida como garantía de préstamos. Tesla superó hace unos días el billón de dólares en capitalización ante el 'boom' que registra el coche eléctrico. Pero la compañía también cuenta con actividad en paneles solares, tras integrar la filial SolarCity, participada por Musk. 

Además de revolucionar el transporte terrestre, Musk busca hacerlo en el espacio con la compañía Space X, valorada en 74.000 millones de dólares después de su última ronda de financiación en febrero de 2021. La compañía también trabaja en el proyecto Starlink para ofrecer Internet sin redes de telecomunicaciones. Por todos estos negocios, cada vez que incrementaran su valor, Musk debería pagar impuestos si finalmente se aprobara la tributación que estudian los demócratas.

El dinero fuera del sistema: criptomonedas

Pero la fortuna de Musk es todavía mayor gracias a las criptomonedas, aunque en este caso el importe total es una incógnita. De manera oficial se sabe que Tesla compró 1.500 millones de dólares en bitcoin, de los que después vendió un 10%, y su inversión actual es de 43.200 bitcoins que valen más de 2.800 millones de dólares. Además, el mayor accionista de Tesla ha sido uno de los principales impulsores del 'rally' de la criptomonedas y ha reconocido en numerosas ocasiones que las posee. A finales de octubre afirmó que posee bitcoin, ether y dogecoin. Las dos primeras registran en las últimas semanas un nuevo 'rally' con el que marcan precios máximos. 

Por ahora, su fortuna en las 'criptos' es incalculable, anónima porque no queda registrado, y, por tanto, no tributable. Se desconoce el origen de sus monedas digitales, que podría haber minado el propio Musk. El empresario, que estudió Física y Economía, ha estado vinculado con los sistemas de pago alternativos, el origen de varias monedas digitales, desde sus comienzos. De hecho, antes de Tesla o Space X, Musk ya cofundó la startup financiera x.com, que se fusionó con PayPal. En 2002 comenzó a cotizar en bolsa -con Musk como mayor accionista- y meses más tarde fue adquirida por eBay por 1.500 millones de dólares. Con esta venta Elon Musk ganó 180 millones de dólares, que invirtió en sus actuales negocios. 

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