Pugna por el trono energético

Nuevo 'orden' en el petróleo: EEUU será importador neto ante el ocaso de la OPEP

Nuevo 'orden' mundial en el mercado del petróleo: Estados Unidos, Rusia y Arabia Saudí mueven las fichas
Nuevo 'orden' mundial en el mercado del petróleo: Estados Unidos, Rusia y Arabia Saudí mueven las fichas
Pixabay

La pandemia generada por el coronavirus ha sido la gota que ha colmado el vaso en la disputa entre los principales productores de petróleo del mundo para arañar cuota de mercado a sus competidores, es decir, entre Arabia Saudí y Rusia, por un lado, y Estados Unidos, por el otro. La parálisis de la actividad económica en todo el mundo se ha traducido en una caída en seco de la demanda que, sumada al aumento del bombeo y al recorte de los precios por parte de los saudíes -en su intento de meter en vereda al Gobierno de Vladimir Putin para que aceptase un recorte de la producción consensuado con sus socios de la OPEP- ha sacudido con virulencia los mercados energéticos.

Ahora que la primera economía del mundo y primer productor de petróleo (13 millones de barriles diarios), está más cerca de convertirse de nuevo en importador neto de crudo, las reuniones a dos o tres bandas entre Washington, Moscú y Riad han puesto en evidencia la pérdida de peso del cártel a nivel político, y hay analistas que se preguntan ya si estamos ante el inicio de un nuevo orden en el mercado energético. Los rusos, segundos exportadores de petróleo y primeros de gas a nivel global no están dispuestos a echarse a un lado, y es bien sabido que a Donald Trump le mueve la misma simpatía por los combustibles baratos que animadversión siente hacia la OPEP, cuyos líderes de facto son los saudíes. 

En la sesión previa y sin noticias concluyentes sobre la reunión entre la OPEP y sus socios, el petróleo se han girado bruscamente a la baja y las caídas intradía de los precios han llegado hasta el 20%. El barril de Brent, la referencia europea, ha pasado de dispararse hasta los 36 dólares a caer por debajo de los 32 dólares, un 3% menos que el miércoles y un 20% menos desde su máximo de hoy. El crudo West Texas (WTI), el barril estadounidense, se desploma a su vez un 7,4%, hasta 23,2 dólares, después de haber marcado máximos unas horas antes por encima de los 28 dólares. Esa volatilidad extrema ha sido la tónica dominante en este mercado desde que el coronavirus se convirtió en una pandemia, más aún tras aumentar el bombeo Arabia Saudí. El barril de Brent ha llegado a hundirse un 63% hasta los mínimos que marcó el pasado 31 de marzo en 22,74 dólares. Solo un día antes, el estadounidense West Texas (WTI) veía desplomarse su cotización por debajo de los 20 dólares, niveles que no tocaba desde diciembre de 2001, tras los atentados a las torres gemelas de Nueva York.

La magnitud del colapso de la demanda y el curso futuro de la política petrolera son las dos claves a seguir en este periodo de incertidumbre excepcional en el mercado petrolero, en opinión de Norbert Rücker, jefe de Economía e Investigación de Próxima Generación en el banco suizo Julius Baer. Desde su punto de vista, el objetivo de reducir la producción en 10 millones de barriles al día que saudíes y rusos habrían puesto sobre la mesa en un primer momento de cara a los dos próximos meses, necesita de un acuerdo entre todos los productores principales, no solo los del cártel y sus aliados (lo que incluiría también, al margen de los estadounidenses, a países como Noruega o Brasil).

Trump y sus intereses

De momento y solo en el caso de EEUU, el Gobierno federal no tendría base legal para influir en la producción nacional de petróleo, algo que sí podrían hacer sin embargo la mayoría de los estados de forma indirecta como, por ejemplo, endureciendo la legislación ambiental. En este sentido, el de Texas es el que contaría con las opciones legales más amplias. Trump es el principal interesado en que rusos y saudíes limen asperezas y reduzcan el bombeo, puesto que solo así se evitará que la cotización del oro negro se hunda al entorno de los 10 dólares, según los analistas. Esto supondría un varapalo de proporciones gigantescas para EEUU, que podría tener que reducir de un plumazo la extracción a casi la mitad, perdiendo su dominio en el ámbito energético.

Ahora, "la expectativa de que la producción de petróleo de EEUU se reduzca en 500.000 barriles diarios comparado con el año pasado, puede hacer que EEUU se convierta de nuevo en importador neto de petróleo (…), esto podría abrir el camino para la participación de EEUU en un acuerdo de producción”, apunta Adam Vettese, analista de mercado del bróker eToro. A comienzos de esta misma semana, el gigante norteamericano ExxonMobil -la sexta mayor petrolera del mundo en términos de producción- redujo un 30% su previsión de gasto en inversión para este año (tanto en esquisto, como en aguas profundas y gas natural). Es el mayor recorte anunciado hasta la fecha por un productor y a él se han sumado movimientos como el de su competidor Chevron, que ha rebajado la inversión prevista en un 20% hasta los 16.000 millones de dólares. 

En lo que respecta al resto de productores, obviamente, la posibilidad de ver cómo sus ingresos petroleros menguan no gusta lo más mínimo, si bien es cierto que el hecho de que Arabia Saudí dependa del apoyo de los EEUU (que le proporciona ayuda militar) y las sanciones que éste mantiene sobre Rusia (sobre la petrolera estatal Rosneft por ayudar a Venezuela a comercializar su crudo) son dos bazas importantes para que finalmente el acuerdo se haga efectivo. En los últimos días Riad ha reconocido incluso que, pese a que aseguró que aumentaría sus exportaciones, sus clientes clave están demandando menos petróleo y prevén seguir haciéndolo al menos a corto plazo.

La Administración norteamericana ha rebajado su pronóstico para los precios del petróleo este año hasta los 29,34 dólares, en el caso del West Intermediate, y a los 33,04 dólares en el del Brent, lo que supone un tijeretazo de más del 20% en comparación con sus perspectivas de hace solo un mes. Lo que ahora pretende la OPEP es que los productores del G20 (Estados Unidos, Noruega, Brasil, Reino Unido...) recorten en al menos otros 5 millones de barriles. A pesar de estos pactos, los analistas inciden en que el potencial de subida del oro negro puede seguir siendo limitado debido al colapso tanto del crecimiento y como de la demanda mundiales. Es lo que advierte, entre otros, Esty Dwek, responsable global de Estrategias de mercado en Natixis IM Solutions.

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