Atalaya Mining, una minera con base en Chipre, cotizada en la Bolsa de Londres y liderada por profesionales españoles, entró de forma relevante hace dos años en la cartera de firmas como Solventis, Trea, Cobas o Magallanes, entre otras, atraídas por su actividad en minas de cobre en España y el liderazgo de empresarios españoles con experiencia en el sector. Su cotización marcó máximos históricos por encima de los 250 peniques con la euforia inicial de los ‘value’ españoles, pero desde entonces no ha dejado de caer. Este miércoles registró una caída del 8%, hasta 190 peniques, después de recibir un revés regulatorio en España.
La compañía dirigida por Alberto Lavandeira se enfrenta a serios problemas después de que la Xunta de Galicia haya cerrado la puerta a sus proyectos de minas de cobre en Touro (A Coruña) con una Declaración Ambiental Negativa, que impide la puesta en marcha del proyecto. Atalaya se reserva el derecho de apelar la decisión y expresa su sorpresa porque la decisión se ha realizado apoyándose sólo en dos de los 15 informes presentados. No obstante, todavía no ha recibido la comunicación formal del gobierno autonómico.
La compañía con sede social en Nicosia (Chipre) había invertido unos 7,5 millones de euros en Touro de un total previsto de 200 millones. La compañía cotiza en la Bolsa de Londres y está controlada en un 22% por Farrington NV, una sociedad con sede en Curaçao, mientras que otro 22% pertenece la compañía china Yanggu Xiangguang Copper. El valor en bolsa del grupo se sitúa en unos 300 millones de euros al cambio actual.
Luz verde en Río Tinto
El dictamen ha ido acompañado de otro de la Junta de Andalucía que le permitirá reanudar su actividad en las viejas minas de Rio Tinto (Huelva) donde tiene derechos de explotación de cobre. Fuentes de Atalaya declinaron confirmar un anuncio que fue difundido en la prensa regional andaluza como Huelva24, ABC Sevilla y la agencia Efe. Esta nueva decisión del gobierno autonómico se produce después de que el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía anulara en 2019 los permisos.
La mina andaluza en operación y el proyecto gallego son los dos únicos proyectos detrás de Atalaya y estos obstáculos han minado la confianza de los inversores en la empresa. A partir de mediados de 2018, Atalaya se convirtió en una de las empresas favoritas de algunos de los principales fondos de autor españoles, que vieron en ella algo de ‘value’ en ella.
Este valor escondido era, entre otros, exponerse al incremento del consumo de cobre por el boom del coche eléctrico. Cobas, la gestora de Francisco García Paramés, tiene un 5% del capital de la empresa a través de sus fondos Selección e Iberia, una participación valorada en unos 15 millones de euros al precio actual, mientras que Magallanes, de Iván Martín, cuenta con unos 2 millones a través del fondo Microcaps.
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