Alternativas de inversión

Oro o plata, ¿son refugios reales frente a la estanflación y recesión... o hay truco?

Ante los crecientes temores a una recesión, los inversores están recurriendo a los metales preciosos como instrumentos de cobertura frente a un escenario inflacionista que nos devuelve al pasado.

Los metales brillan en los mercados en 2021.
Los metales brillan en los mercados en 2022.
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Los dimes y diretes monetarios están repercutiendo en todas las clases de activos, como ya se ha visto en la bolsa y el mercado de bonos. ¿Cómo puede afectar a otros productos clásicos que suelen servir como refugio como es el caso del oro o de la plata? ¿Qué hay que tener en cuenta desde el punto de vista de la inversión?

La realidad es que, mientras la Reserva Federal mantiene un tono restrictivo, los rendimientos de los bonos se han incrementado y el dólar continúa fuerte. Como resultado, el riesgo de que los bancos centrales puedan haberse excedido podría disparar su valor, sobre todo si la inflación permanece elevada mientras el crecimiento económico continúa herido.

“En un escenario base en el que la inflación se modera sin una recesión, la plata debería mantenerse bastante en sintonía con el oro”, detalla Nitesh Shah, responsable de materias primas de WisdomTree. “Sin embargo, una contracción del sector industrial la podría golpear desproporcionadamente”, añade el experto al respecto.

Con este esquema, la situación del metal dorado podría haber cambiado. ¿Está regresando del universo alternativo? Todo apunta a que sus estimaciones habrían virado, reconociendo la venta generalizada de los bonos y el dólar más fuerte. El consenso también ha revisado al alza las estimaciones de inflación, reconociendo la tenacidad de los precios a pesar de las medidas restrictivas de los bancos centrales.

Las rentabilidades más elevadas de los bonos y la fortaleza del dólar repercuten de manera negativa sobre los precios del oro, mientras que los mayores niveles de inflación lo hacen de manera positiva. “Nuestro modelo indica que, de cara al primer trimestre de 2023, los precios del oro aumentarán, pero no tanto como se hubiese esperado anteriormente (alrededor de los 2.300 dólares la onza) cuando los obstáculos para los bonos y el dólar eran menores”, comenta Shah.

La firma de análisis asume en sus proyecciones revisadas, que los rendimientos de los bonos a 10 años subirán al 3,2% y que la cesta del dólar se apreciará a 105 para el primer trimestre de 2023, mientras que la inflación solamente se moderaría al 4,3% (desde el 8,3% en abril del 2022). Pero los escenarios bajistas y alcistas no se verían alterados por estos cambios.

“Parece que el oro se está manteniendo bien en relación a los mercados de bonos, rompiendo la fuerte relación tradicional que mantiene con los bonos del Tesoro de protección inflacionista”, destacan desde Goldman Sachs. “El metal precioso es generalmente un activo que rinde bien en condiciones económicas y financieras adversas”, añaden estos expertos.

Ante los crecientes temores a una recesión, los inversores están recurriendo al oro como instrumento de cobertura. En lo que va de año, las entradas en onzas han ascendido a los 7,3 millones en las materias primas cotizadas sobre oro (ETCs) al 24 de mayo de 2022 (en comparación con las salidas netas de 9,2 millones de todo 2021).

¿Es la estanflación buena para el oro?

Tradicionalmente, las recesiones tienden a moderar las presiones de precios. Sin embargo, cuando los incrementos de precio están generados por choques externos, esto puede no llegar a darse. Los expertos de mercado están hablando cada vez más respecto a la “estanflación”, es decir, una recesión combinada con una inflación elevada.

“Hoy nos estamos enfrentando a choques de precio en la energía y escasez de alimentos -ambas como consecuencia de la pandemia de la Covid y la guerra en Ucrania- (…) El impacto de estos eventos no parece atenuarse tanto como muchos hubiesen deseado”, dice Shah.

Lo cierto es que los episodios de estanflación son extremadamente raros y, por lo tanto, es muy difícil la extracción de conclusiones cuantitativas a partir de ellos. “Entre el tercer trimestre de 1973 y el primer trimestre de 1975, el PIB estadounidense decayó en términos reales y, además, la inflación subió de un 7,4% al 10,3%”, aseguran desde Goldman Sachs.

Por su parte, los precios del oro se incrementaron en dicho período en un 73%. A finales de la década de 1970, también se constató una desaceleración económica combinada con una aceleración de la inflación, con los precios del oro duplicándose con creces en 1979. El contexto habla por sí solo.

La plata en un escenario recesivo

Mientras, el modelo de WisdomTree sobre la plata asume que la sensibilidad del metal a los precios del oro es bastante estable a lo largo del ciclo económico. Sin embargo, en realidad, la correlación entre los dos metales fluctúa. “Creemos que, si una recesión se convierte en el principal impulsor del precio del oro, la actividad manufacturera podría contraerse, generando una presión negativa sobre el precio de la plata mientras el oro continúa apreciándose”, indica Shah. Esto podría incrementar la relación oro/plata.

Así, si bien las perspectivas del oro y la plata están obstaculizadas por los mayores rendimientos de los bonos y la apreciación del dólar, la inflación tenazmente elevada debería hacer que sus precios continúen subiendo. “Enfatizamos que, si bien una recesión no es nuestro escenario base, los mercados están cada vez más preocupados respecto a que la economía decaiga... La rentabilidad del oro podría superar a la de la plata en dicho escenario”, concluye el experto de WisdomTree.

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