El oro vuela y está a punto de cerrar su mejor ejercicio desde la crisis de 2010

El oro va camino de cerrar su mejor ejercicio desde 2010
El oro va camino de cerrar su mejor ejercicio desde 2010
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El oro está a punto de registrar su mejor año desde 2010. Hasta esta Nochebuena acumula un rally próximo al 14%, lo que sitúa la onza a las puertas de los 1.500 dólares. Su avance coincide con el segundo mejor ejercicio para la renta variable desde 1997, con los tres principales índices de Wall Street en máximos históricos y un carrerón superior al 20% (Dow Jones +22%; S&P 500 +29%; Nasdaq +37%), que se ha extendido al resto de índices europeos (Dax y Euro Stoxx 50 suben un 26%). Pese a lo que pueda parecer a la luz de cómo lo despedimos, éste ha sido un año muy complicado a causa de la guerra comercial entre Estados Unidos y China, por las fuertes tensiones geopolíticas y el enfriamiento económico que se ha traducido en bajadas de tipos en la primera economía del mundo. Y todos estos factores han hecho brillar como hacía tiempo que no veíamos al activo refugio por excelencia. 

Como norma general, la onza de oro se ha apreciado siempre cuando han bajado los tipos de interés, cuando se han registrado tensiones geopolíticas o cuando el frenazo de la actividad ha hecho prever nuevos movimientos a la baja en el precio del dinero por parte de los bancos centrales. Pero todas las reglas tienen también excepciones y las del metal precioso han sido los periodos comprendidos entre marzo y noviembre de 2018 y entre agosto de 2011 y mayo de 2012, dos momentos de miedo a un fuerte hundimiento de la economía en los que, sin embargo, su precio cayó un 27 y un 18%, respectivamente.

La revalorización del oro en lo que va de 2019 ha tenido lugar sobre todo en dos momentos bien diferenciados. El primero, coincidiendo con la inestabilidad geoestratégica en Oriente Medio entre los meses de mayo y junio pasado. Episodios como los ataques a varios petroleros en el estrecho de Ormuz y el derribo de un dron norteamericano por Irán hicieron saltar todas las alarmas a nivel internacional. Tanto que ese mismo mes de junio el precio del petróleo se disparó -llegó a hacerlo más del 4%- por el mismo motivo.

El segundo momento fue en agosto, tras producirse el 31 de julio la primera rebaja de los tipos de interés por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos en una década. Después de aquel arreón, el precio del oro marcó su máximo anual e inició una lenta caída que se ha mantenido hasta diciembre. El pasado 3 de septiembre la rentabilidad del bono estadounidense a diez años llegó a su nivel más bajo, el 1,43%, al igual que hicieron los intereses de la deuda a largo plazo de la mayoría de los países desarrollados (la española tocó el 0,04%).

"De esa manera, el oro hizo honor a otro de sus mitos explicativos: subía de precio cuando se inició la bajada de los tipos de corto plazo y dejaba de subir o incluso bajaba cuando los tipos de interés de largo plazo empezaban a repuntar de nuevo", explica el economista Juan Ignacio Crespo, asesor del fondo Multiciclos Global FI Renta4. Tanto en octubre como en noviembre, las perspectivas de la economía global mejoraron algo, rompiendo así la senda alcista del valor 'refugio' por excelencia. Y esto, pese a que Jerome Powell puso en marcha otros dos recortes de tipos (el 18 de septiembre y el 30 de octubre, respectivamente).

Qué podemos esperar del precio de esta materia prima a corto plazo. Javier Molina, portavoz del bróker eToro en España apunta a que se acerca el momento en que el oro tenga que definir el siguiente movimiento puesto que, de no hacerlo, podríamos pasar a una zona de consolidación de mayor magnitud. "El soporte de los 1.450 dólares sigue siendo la referencia a vigilar", apunta, e incide en que "si se pierde esa zona, el objetivo está en los 1.400, verdadera zona de soporte principal". Por arriba, superar los 1.480 dólares significa, en su opinión, tener el camino despejado con el objetivo puesto ya en los 1.520 y 1.550 dólares.

En sus perspectivas para el año próximo desde el bróker IG apuntan a que, tanto el oro como el yen pueden ser interesantes si arrecian las tensiones entre el gigante asiático y Estados Unidos, puesto que los inversores los adquirirían para poner su dinero a cubierto. "Creemos que hay que tener un cierto porcentaje de las carteras invertido en oro", añade Philipp Vorndran, estratega de Mercado de Capitales de la gestora alemana Flossbach von Storch AG.

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