Alicia García-Herrero (Natixis)

"Otro confinamiento en España si hay más olas sería mortal para la economía"

La economista jefe para Asia-Pacífico de la gestora incide en que nuestra obsesión ahora debería ser tomar el ejemplo de los países que combaten una segunda ola del virus y prepararnos para esa posibilidad 

Alicia García Herrero, economista Jefe para Asia Pacífico de Natixis
Alicia García Herrero, economista Jefe para Asia Pacífico de Natixis
Natixis

Su testimonio ofrece una visión privilegiada, la de dos realidades muy distintas, la que da conocer dos modelos políticos y hasta sociales de afrontar una pandemia como la del coronavirus. Alicia García-Herrero, economista jefe para Asia-Pacífico de la gestora francesa Natixis, atiende a La Información por videoconferencia desde Hong Kong, donde reside desde hace catorce años (entrevista completa en podcast). Desde allí incide en que nuestra obsesión ahora debería ser tomar el ejemplo de los países que ya combaten una segunda ola del virus y prepararnos para esa posibilidad con medidas mucho más "automáticas", a través de un pacto de Estado que evite perder un tiempo valioso en discusiones políticas. Los ejemplos de Pekín o Singapur están ahí y para España o Italia sería imposible en términos económicos volver a un confinamiento tan severo. Con ella abordamos también el rebrote de guerra comercial entre Estados Unidos y China, así como la crisis abierta entre el gigante asiático y Hong Kong. 

P.- ¿Cómo habéis vivido todos estos meses en la región?

Bueno, en realidad había noticias sobre un posible SARS ya en diciembre en la prensa en Hong Kong, solo que obviamente no había detalles sobre la gravedad de la situación. Para un lugar como Hong Kong o el sur de China, la probabilidad de tener enfermedades infecciosas es alta. La población estaba alerta y, desde luego, preparada. Es algo que diferencia al sur de Asia de Europa, donde no hemos vivido nada parecido. Después, cuando empieza la pandemia, tres días antes del confinamiento de Wuhan, con esa conciencia histórica y habiendo mucha información sobre la gravedad de la situación, se fueron cinco de los 11 millones de habitantes. Escaparon. Y esa salida es la que afecta a Hong Kong. Hasta ese momento, todo era riesgo importado.

Era evidente que iba a llegar. Hong Kong tiene un tren de alta velocidad que sale cada diez minutos a China, un montón de fronteras, un montón de vuelos... Horrorizados. Primero impusieron cuarentena a Wuhan, a Hubei y fueron aumentando, pero no llegaron a cerrar completamente la frontera porque había mucha presión política para no cerrar. De la misma manera que hubo mucha presión política con otras geografías: Rusia, Israel, que cerraron la frontera con China, con Estados Unidos por eliminar los vuelos desde China, etc. Lo que hemos aprendido es que esas medidas que Europa no tomó, o en muy pequeña medida, no fueron obviamente suficientes, pero desde luego eran necesarias. El mundo entero tendría que haber confinado en cierto modo a China, lo que políticamente hablando es imposible, porque se habría interpretado mal.

P.- Y con la experiencia de haber vivido esa parte ¿Cómo valoras las medidas que se han aplicado en España?

No he vivido el confinamiento en España, pero sí sé, porque hay evidencias avasalladoras, que es muy preocupante para la economía. El grado de pérdida de movilidad que se ha alcanzado en España durante el confinamiento es mayor que ninguna en el mundo. Aunque parezca increíble. En China no hay datos comparables porque no tienen Google Mobility ni Apple, pero tienen Baidu, y basándonos en esa realidad -que no sé lo fehaciente que es- la movilidad en España ha sido menor. Bueno, esto es obvio porque en China no se confinó a toda la población. Tampoco ha sido tan grave, en términos de movilidad, ni en Japón ni en Corea. 

No soy virólogo, pero soy economista. Desde mi punto de vista, el grado de confinamiento de Italia y España, aunque probablemente necesario desde un punto de vista sanitario, desde un punto de vista económico es la muerte. Es realmente mortal. Lo puedes mantener una vez y llevándote por delante mucho, pero si vuelve a haber una oleada, no creo que España pueda mantener ese grado de inmovilidad por las consecuencias económicas. En cambio, en Asia, Hong Kong es un ejemplo, al haber reducido menos la movilidad y ser más flexible en este sentido. En Taiwán, cuando no hay casos -y no los hay desde hace mucho tiempo- la gente sale pero todo el mundo lleva mascarilla, todo el mundo mantiene la distancia, los colegios están abiertos, pero los niños van con mascarilla. 

Es otro modelo. Yo diría que hasta modelo social para poderlo imponer. Y entonces se puede mantener más en el tiempo. El problema de Europa es qué haces si hay otra ola con un modelo tan costoso. No entiendo cuál es el planteamiento a futuro. Creo que estaría bien, incluso para la población, saberlo para que la gente se organice. Los empresarios, los estudiantes... Aquí, por ejemplo, en Hong Kong, hay normas claras sobre si hay un aumento de casos, sobre todo internos (no importados) qué se hace y cuáles son las medidas. Como economista dudo que podamos volver a la “fase cero”.

P.- Entonces... ¿Sería imposible en términos económicos volver a un segundo confinamiento? Has hablado de la muerte en términos económicos...

Obviamente la muerte de un país no existe. Si no, que se lo pregunten a los argentinos. Quiero decir que sería muy grave. Simplemente leyendo los artículos del Banco de España y los datos ya publicados del shock que supone esta pandemia. No sólo en España. Cuidado, que en Francia el dato es aún peor que el español. Y eso que los datos de movilidad son un poco mejores allí... pero los de consumo eléctrico son mejores en España. Nuestro gran problema va a ser el verano y el turismo. Sabemos que es un shock más grande que el del 2008 o el del 2010, porque ya lo tenemos delante. Puede que sea más breve. Eso todavía no lo podemos saber.

Me imagino que dependerá mucho de los impulsos fiscales a nivel europeo, porque los impulsos a nivel nacional ya los hemos tomado y no podemos hacer mucho más porque al final habrá un problema. Hay quien está en desacuerdo porque el BCE ha reaccionado mucho más y mucho más rápido que en el 2008. Entonces, con un apoyo muy abundante de la política monetaria, aunque nuestro nivel de deuda es mucho más elevado, igual podemos llegar a decir que acabará antes, pero todo se basa en una hipótesis clave: que no hay un repunte. Y ahí tenemos el caso de Pekín, una ciudad que prácticamente estaba sitiada y aún así están con una potencial segunda ola. 

Creo que tenemos que ver las orejas al lobo. No lo hicimos en su día y deberíamos de haber aprendido esa lección de ser mucho más cautos para evitar un segundo repunte. Igual podríamos pensar en hacer [la desescalada] no tanto por provincias o autonomías, como hacemos aquí, como por sectores donde un teletrabajo puede ser más duradero. Es decir, reducir la movilidad de manera más inteligente. Y no, de repente otra ola y todos a casa otra vez. Esta es mi idea como economista. 

P.- ¿Hay preocupación por el rebrote de casos en Pekín?

Enorme preocupación. Y no es solo por las consecuencias económicas. Pekín ha cancelado de nuevo clases que, por cierto, obviamente han recuperado clases. Es decir, el año académico no ha acabado como estaba previsto para recuperar las semanas perdidas durante los confinamientos de distinto orden. Dejo ahí esa pullita. En España, lo que se ha pretendido hacer con las fases es muy complejo, demasiado, como para tener informada con tanto detalle a la población para que puedan actuar, que es lo que necesitas para que la economía vuelva a su cauce. Reconozco que es una situación muy compleja de gestionar y estoy segura de que, aunque haya habido alguna escaramuza por intereses políticos, por todo lo que he visto -en comités que se han creado en España y fuera en los que he participado- creo que en esta ocasión, las autoridades se han elevado. Lo que pasa que los errores se pueden cometer igual, aunque uno tenga las mejores intenciones.

Ahora ¿Qué hemos aprendido? Que el seguimiento de cifras fehacientes de los contagios en un momento de desescalada -y lo dejo ahí-, es clave para no quedarse atrás en una posible nueva ola. Por ejemplo, Singapur desestimó la pequeña segunda ola que llegó en junio. No se prestó suficiente atención y llegó a ser el país de Asia con más casos por millón de habitantes. ¡Singapur! Hiperconectado, con geolocalización, con hospitales... Hong Kong no hizo eso. Reaccionaron mucho más rápido porque han vivido el SARS... Están aterrorizados. ¿Por qué? Porque tienen miedo de perder 24 horas porque saben que el número de muertes en 24 horas se triplica si no lo paras.

En la primera ola no teníamos experiencia, pero qué pasa ahora que sabemos que Pekín está en una segunda ola, igual moderada, pero aún así. Qué plan tenemos si pasa esto. ¿Qué ocurre si el 1 de julio, justo antes de abrir, tenemos un repunte en los casos? Cómo puede ser que digamos, en España y en Europa, que es normal que haya una segunda ola pero pasará. Nada nos dice que la segunda ola sin control sea mejor que la primera. En Pekín se han llevado mascarillas durante todo este tiempo y no han bastado. Mi mensaje aquí es mirar segundos repuntes y ver qué se ha hecho y aprender de eso. 

Igual hay cosas que tienen que cambiar de forma más automática en la gestión de la pandemia. Una propuesta con un acuerdo de Estado, algo muy general, en lo que podamos estar de acuerdo es un salvavidas, porque si viene una segunda ola y perdemos dos semanas discutiendo porque no hay acuerdo, porque no hay consenso en el Gobierno... Bueno, pues somos Singapur... Eso es lo que me parece urgente. Urgente ahora no es lo bien que van las fases, sino qué puede pasar y cómo me preparo. Debe ser nuestra obsesión.

P.- Los bancos centrales han actuado con rapidez para evitar un problema de liquidez ¿Podremos sortear una crisis de solvencia con la deuda que se está acumulando a nivel público y privado?

Cuando se acumula mucha deuda de repente y, no te digo ya si tenías mucha de antes, normalmente se toman soluciones posguerra, es decir, se eliminan las deudas. Pero claro, las deudas nunca se eliminan porque detrás de una deuda hay un acreedor. La idea del ‘helicopter monney’ y todo eso parece realmente como si la deuda desapareciese. Así se explica, pero yo insisto, es una explicación sesgada porque detrás de una deuda siempre hay un acreedor. Con todas las garantías que se están dando una buena parte de la deuda privada se va a trasladar a la pública. Va a haber nacionalizaciones... ya las está habiendo. La mayoría de la deuda va a ser pública, o mejor dicho, la mayoría del aumento, porque igual el nivel no.  

Hay un estudio del FMI que muestra los datos: en una guerra se destruye capital y, por tanto, los tipos de interés tienden a subir porque todo el mundo necesita inversión, porque hay que reconstruir los activos reales. En una pandemia, no. En una guerra hay más redistribución de la renta porque el que detenta los activos pierde, pero en una pandemia el que detenta los activos gana temporalmente porque no hay destrucción y porque los tipos van a la baja. Entonces, los gobiernos dirán: tú te has enriquecido, ahora te tengo que tasar. Ni siquiera lo estoy juzgando. Estoy diciendo que es económicamente lógico que ocurra esto. La redistribución de la renta sólo va a empeorar en el corto plazo. Pero el Gobierno vendrá y tomará medidas para solucionar su propio problema, que es la deuda, y mejorar la redistribución de la renta. Esto va a pasar en el mundo entero.

P.- En medio de esta situación se cuelan de nuevo las guerras comerciales. Estamos viendo el caso de Estados Unidos y China, pero también con la Unión Europea ('tasa Google', Airbus...)  ¿Hay que prepararse para lo peor?

En realidad la pandemia es un paso más, en mi opinión. Puede haber sido muy probablemente casual... Nadie lo sabe. Pero un poco da igual, porque ya estábamos en un mundo fragmentado y la guerra comercial es la manera más fácil de explicar esto. La única realidad que hay aquí es que un hegemón de un modelo multilateralista, que provee unos bienes públicos a cambio de poder, deja de hacer esto. Es un ejemplo claro. Ha habido otros de decadencia en la historia desde el Imperio Romano. Estados Unidos no tiene ya la capacidad de aguantar ese peso y lo que vemos es sólo una consecuencia de eso. ¿Es esto ineludible con un nuevo presidente? Pues fíjate que creo que es ineludible. La velocidad de puede ralentizar con Biden, pero a no ser que EEUU se reforme totalmente, se reinvente, creo que tiene demasiadas lastras sociales.

Veo estos días a EEUU muy beligerante con Europa. Es una situación increíble, cuando realmente es su salvación o al menos el traspaso de poder se ralentizaría si buscara alianzas... Que ya tiene. China las busca, pero no las tiene. Pero Estados Unidos no llega ni a asimilar esto, que es obvio para cualquier ‘think thank’. Y les pasa también con Corea y con Japón. No es solo Europa. Esta Administración no lo ve, con ella no hay ninguna esperanza de una ‘revival’ de la Alianza Trasatlántica. Pero con Biden sí, porque tiene muy claro que Estados Unidos solo no puede parar a China. Y para ellos es un objetivo. Biden también sabe que no puede -cosa que está haciendo China y creo que es su error estratégico más importante- ir contra todos. Dado que tu adversario se las trae, lo último que vas a hacer es no tener aliados. Entonces, yo creo que si Biden gana las elecciones se acabó la guerra comercial con Europa. Tal cual... pero no con China. Sino que va a ser reforzar la de China y va a ser aún más difícil para Europa intentar estar ahí en un ámbito de neutralidad. Aquí la campaña va de: “esta pandemia la ha causado alguien para acabar con nosotros”.

Lo bueno para Europa -que mira que tenemos problemas- es que no hay tiempo para Airbus ahora. Creo que en el ámbito americano Europa puede respirar. Y después, si gana Biden, con muchísima más fuerza. Tampoco sabemos muy claramente si con Biden Europa realmente está dispuesta a renunciar -que es lo que esto conlleva- al mercado chino. Habrá quien diga que no. Creo que con Biden, Europa se alineará con EEUU, más que nada porque hay mucho miedo a China ahora.

P.- ¿Cómo interpretas la crisis abierta entre China y Hong Kong?

Esto es un tema para mí, incluso personal, pero voy a intentar abstraerme. Cuando llego a Hong Kong en el 2005, ya me hacía la pregunta de cuándo iba a dejar de estar en este limbo. Me recordaba la transición española. En Hong Kong, la gente nunca piensa en el futuro, sólo piensa en el mes siguiente y entonces nadie se hacía esta pregunta. Creo que lo que ha ocurrido son dos cosas: ha habido un cambio por parte de China a un modelo muchísimo más centralizado, más afirmativo, llamémoslo así. Y, desde luego, con una situación económica más compleja que hace que su unidad nacional -sea Taiwán, Hong Kong o Tíbet- sea clave, porque es la otra palanca que tiene el régimen para gestionar su supervivencia. No me refiero a que su situación sea muy difícil, sino que llevará cien años el partido en 2021 y nada es para siempre. 

Creo que hay también un interés velado en que Occidente, y en concreto Estados Unidos, sea menos importante en Hong Kong porque en el fondo es otra manera también de mostrar, digamos, el grado de 'soft power' o de 'hard power' de China. Por el lado de Estados Unidos, si yo inicio una guerra comercial, esto es un caramelo apetitoso porque puede ejercer poder extraterritorial. Utiliza esa palanca para mostrar la debilidad del modelo chino y por tanto, los dos lados tienen explicaciones para que nos encontremos en la situación en la que nos encontramos en Hong Kong hoy.

No es casual, no son cuatro niños que de repente van a la calle... Esto no es así. Y quien lo venda así, pues pierde un poco el foco. Es un Berlín entre guerras. Es una plataforma de confrontación velada. Pero cuidado, porque es en territorio chino. Entonces yo también entiendo que China esto le moleste profundamente. Y la gran pregunta ya no es Hong Kong, sino qué viene después de Hong Kong. ¿Cuál es la siguiente fortaleza para EEUU? ¿Singapur? ¿Se va a atrever EEUU a fiarse cien por cien de Singapur? ¿Va a fortalecer a Tokio? Esa es para mí la pregunta, porque ya han movido ficha los dos: China entra, EEUU sale con un coste y con una 'vendetta'... Y ¿a dónde va? Porque lo de Hong Kong es 'pescado vendido'.

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