Inversión sostenible

¿Ovejas negras en el 'boom' verde? La falta de norma común complica el filtro

La Unión Europea aplica un reglamento para que la información sobre estas inversiones sea más transparente, pero cada firma aplica sus propios criterios y seguimiento.

Los bonos verdes representan la mitad de las emisiones sostenibles o ISR.
Los bonos verdes representan la mitad de las emisiones sostenibles o ISR.
Geletneky / Pixabay

2021 va camino de ser un año de récord para la inversión en ESG (con objetivos medioambientales, sociales y gobierno corporativo). Según un informe de Bank of America (BofA), los activos gestionados en más de 2.300 fondos ESG de todo el mundo alcanzaron un valor de 1,65 billones de dólares (1,4 billones de euros) en agosto, según datos de EPFR. La cifra de récord duplica la de hace un año y demuestra el interés cada vez mayor hacia este mercado. Sin embargo, pese a su tendencia al alza todavía no existe una norma común para clasificar una inversión como 'verde', una situación que dificulta el filtro para evitar 'ovejas negras'.

Hace unos días, Reino Unido se sumó a la ola de emisiones verdes entre los gobiernos europeos con una demanda récord de casi 140.000 millones en su primera emisión. Pero una de las principales firmas de inversión sostenible, Triodos Management, no acudió a esta convocatoria al entender que los proyectos financiados con los bonos emitidos no eran "suficientemente sostenibles" de acuerdo a sus criterios. La decisión pone la duda sobre el destino final de este dinero y de esta tendencia. "Como en todas las modas hay cierto riesgo", afirma Ana Guzmán, de la firma Portocolom, aunque añade que normalmente se ve "quien se ha subido a la moda en un momento circunstancial y quien lleva corriendo desde hace tiempo". 

Tras reorientarse hacia la inversión sostenible, ahora aplican una estrategia basada en un "trinomio": riesgo, rentabilidad y sostenibilidad. En base a estos factores analizan las inversiones y emiten sus recomendaciones. Si no cumplen los requisitos de sostenibilidad, cambian la recomendación explicando en qué se han basado para ello. El seguimiento es "continuo" para asegurarse que "lo que se dice se hace". Solo en ciertas ocasiones el prestatario se compromete a ofrecer esta información. 

Su función de verificación y seguimiento es fundamental, ya que como destaca Sebastien Senegas, country manager, Edmond de Rothschild AM, "hay empresas que se otorgan a ellos mismos la calificación de ESG". Pero los criterios que busca cada firma no tienen por qué coincidir e incluso bajo el marco común estipulado por la Unión Europea hay discrepancias. La normativa SFDR (Reglamento de Divulgación de Finanzas Sostenibles, por sus siglas en inglés) hace referencia a la divulgación, y no a la prescripción. Fuera del entorno comunitario la situación es más complicada ante la menor trasparencia en la información. 

Desde el Observatorio Español de la Financiación Sostenible (OFISO) explican que en la actualidad existen activos, como los bonos o préstamos verdes o sociales, con un alto grado de consenso en cuánto a su carácter sostenible basado en una serie de normas o principios "globalmente aceptados". Para otros activos, cada inversor ha establecido unos criterios propios que determinan su política ESG.

Julián Romero, presidente de OFISO, afirma que "en aquellos activos que adolecen de estándares aceptados se pueden encontrar controversias en ese sentido". Aún así, apuesta porque esta situación llegue pronto a su fin con el avance de la regulación. En Europa, el año que viene entra en vigor la 'Regulación de la Taxonomía', que "sí determinará o graduará cuan sostenibles sean las inversiones. Por tanto será la regulación la que determinará y unificará los criterios". Aún así, Guzmán pone el foco sobre el "camino" para lograr los objetivos de sostenibilidad y no solo en cumplirlos en el momento. "Hay que dar tiempo a las empresas, nosotros nos fijamos en el objetivo aparte de la taxonomía", indica.

El Banco de Pagos Internacional (BPI) también advierte de que la falta de de estándares para clasificar y definir la inversión responsable dificulta saber la cantidad de estas inversiones que existen. Actualmente existe una imagen incompleta de qué inversores tienen activos ESG, especialmente en los instrumentos de capital, porque no se exige especificar este tipo de inversiones. 

¿Hay riesgo de burbuja?

En un informe publicado el pasado lunes, el BPI observa un fuerte auge de la demanda de productos de inversión responsable ESG, sobre todo los productos de renta fija de protección del medio ambiente, y advierte del peligro de una burbuja verde. El presidente de OFISO no cree que haya un "problema sistémico", pero reconoce que "no es fácil sincronizar" la situación actual y que puede haber "alguna disrupción en ciertos mercados estrechos o ilíquidos". 

El público general y los políticos han animado al mercado a apoyar la transición a una economía de bajas emisiones de carbono, potenciando la tendencia. Senegas defienda que esta apuesta le hará consolidarse, por lo que descarta una burbuja: "actualmente no hay una diferencia alta -entre inversiones ESG o no ESG- y al final de la década el mercado será 100% sostenible". 

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