Tras las sanciones al oligarca 

Pamplona Capital reniega de Fridman, su principal inversor con 3.000 millones

El fondo de capital riesgo busca deshacerse de LetterOne, su mayor partícipe y financiador, para evitar que las sanciones de la UE a sus socios rusos salpiquen sus inversiones en otras compañías.

De izq. a dcha, los socios de Letterone: Alexei Kuzmichev, Andrei Kosogov, Mijaíl Fridman, Peter Aven y German Khan.
De izq. a dcha, los socios de Letterone en el punto de mira de EEUU y la UE: Alexei Kuzmichev, Andrei Kosogov, Mijaíl Fridman, Peter Aven y German Khan.
L. I. / Archivo

Pamplona Capital Management, fondo de capital riesgo británico con más de 10.000 millones de euros en activos bajo gestión, está buscando la manera de deshacerse de Mijaíl Fridman, su principal financiador y partícipe de sus fondos a través de LetterOne, el holding propietario de supermercados Dia. La gestora liderada por Alexander Knaster, ex consejero delegado de Alfa Bank -el banco de Fridman-, está tratando de devolver 3.000 millones a su ex jefe para evitar que los fondos de Pamplona Capital se vean bloqueados por las sanciones de la Unión Europea (UE) y EEUU a los oligarcas de LetterOne, según informan 'Reuters' y 'Bloomberg'.

Alexander Knaster, ruso con pasaporte británico, trabajaba en Wall Street para Credit Suisse en los años 90 hasta que, en 1998, Fridman le fichó para que dirigiera Alfa Bank, el banco a partir del cual construyó su imperio de empresas por todo el mundo y que ahora es objetivo de las sanciones de Occidente por sus estrechos vínculos como "financiador" de Putin. Solo siete años más tarde, el banquero ruso fundó su propia firma de inversiones Pamplona Capital Management, cuyo nombre e imagen corporativa sanferminera se debe a que visitó la capital del viejo reino durante unas fiestas de San Fermín mientras estudiaba en EEUU.

Fridman y sus socios en Alfa Group le confiaron más de 2.000 millones de dólares en su primeros años, cantidad que creció después y que, en su mayoría, acabó formando parte de lo que es hoy Letterone Holdings. Los cinco socios rusos (Fridman y Aven están en la lista de la UE, mientras que Kosogov, Kuzmichev y Khan aparecen en otro del Tesoro de EEUU) que propietarios de la práctica totalidad de LetterOne han presentado su dimisión del consejo de administración para evitar que sus acciones en las empresas participadas -entre ellas, Dia- se vean afectadas o, incluso, embargadas como consecuencia de lasa dsanciones. 

La banca occidental corta lazos con Fridman

Además de la empresa española -la mayor del sector de alimentación por número de tiendas-, LetterOne posee el control en empresas como la gasista alemana Wintershall Dea, la operadora de telecomunicaciones turca Turkcell o la cadena de distribución británica Holland & Barrett. Sin embargo, hay una compañía que se ha situado en el punto de mira de los bancos occidentales para intentar cortar lazos. 

Se trata de Veon, la antigua Vimpelcom, que tiene sede en Países Bajos pero cuenta con actividad en Rusia y algunas de las repúblicas ex soviéticas. Bancos internacionales como Citigroup, ING y JPMorgan están "revisando su relación" con el grupo de telecomunicaciones después de que Fridman haya sido sancionado por la Unión Europea (UE), según 'Financial Times'. 

LetterOne, el vehículo de inversión que fundó Fridman en 2013, y del que aún posee un tercio de las acciones, controla el 48% de Veon, teleco neerlandesa que obtiene la mayoría de sus ingresos en Rusia, según el FT.  En marzo de 2021, Veon firmó una línea de crédito renovable por valor de 1.250 millones de dólares con diez bancos internacionales, un plan coordinado por Citi junto a Crédit Agricole, JPMorgan, Société Générale, Barclays y Raiffeisen. 

La compañía matriz y sus subsidiarias tienen suscritos además otros créditos con entidades occidentales, entre ellas la rama en Ucrania de la empresa, asegura 'Financial Times'. El diario británico indicó que las entidades con los que tiene relación la teleco Veon declinaron hacer comentarios sobre la situación. El viernes, la agencia Fitch degradó la nota crediticia de la compañía neerlandesa desde BBB- (aprobado bajo), hasta B+, cuatro escalones por debajo y dentro de la categoría de "bono basura".

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