Retos macroeconómicos

La desaceleración y la inflación traen un ciclo de revisiones en rojo de resultados

La mayoría de analistas prevé que las estimaciones de beneficios comiencen a bajar, ya que hasta ahora se han mantenido sólidas al contrario del comportamiento de la mayoría de mercados bursátiles mundiales.

Gráfico inversión temática
Hacia un mundo en desaceleración: las perspectivas para la inversión temática
Nerea de Bilbao (Infografía)

La invasión de Ucrania por parte de Putin ha provocado drásticos aumentos de los costes de la energía y los alimentos, en un momento en el que los cuellos de botella de la cadena de suministro tras la pandemia ya ejercían una presión considerable sobre los precios globales. Los bancos centrales, en su mayoría con mandatos para gestionar la inflación, se han enfrentado a la amenaza de una espiral de costes y precios desenfrenada.

Además, también han tenido que lidiar con la poco envidiable tarea de intentar frenar las expectativas de crecimiento salarial en un momento en el que el desempleo en la mayoría de las principales economías se encontraba en niveles extremadamente bajos. El margen de error era, y sigue siendo, grande. Según Alex Tedder, responsable de renta variable global de Schroders, existen temores legítimos de que las medidas de los bancos centrales no sean suficientes para contrarrestar las crecientes demandas salariales y se habla “de una vuelta a la estanflación (crecimiento estancado y alta inflación) de los años 70”.

“Sin embargo, aunque el 'shock' de los precios de 2022 es, en cierto modo, comparable al de aquella época, es notable que la inflación subyacente ya parece estar moderándose. Es probable que esto continúe en los próximos meses, ya que la relajación de las cadenas de suministro, el aumento de los costes de los préstamos, la reducción de los ingresos de los consumidores y la caída de los precios de la vivienda sirven para enfriar la economía global y frenar la demanda”, explica. En este contexto, es concebible que las demandas salariales también se moderen, según el experto.

Muchos analistas señalan la actual escasez de mano de obra en muchos países y el rápido aumento de las huelgas como razones para ser cautelosos con la inflación salarial. No obstante, sospecha que la flexibilidad laboral mejorará a medida que las economías se desaceleren. “Sin duda, las empresas pospondrán las contrataciones y recortarán las plantillas. De hecho, ya hay claros indicios de ello en el sector tecnológico, donde la retórica de los directivos se ha puesto repentinamente al día con la realidad económica”, comenta.

El actual mercado bajista casi ha agotado su recorrido a la baja

A su modo de ver, es posible que la tasa de participación, actualmente en mínimos históricos, aumente a medida que los no participantes, como muchos mayores de 50 años, decidan reincorporarse a la población activa. “Por último, es probable que la reciente tendencia a la sustitución de la mano de obra mediante la automatización se acelere significativamente, sobre todo teniendo en cuenta los recientes avances tecnológicos”, avanza. “Aunque parece improbable un retorno al desempleo masivo, es totalmente posible que un aumento de las vacantes, unido a un modesto incremento del número de participantes, limite los costes salariales en el futuro”, añade.

El ajuste de los beneficios

Con o sin recesión, las estimaciones de beneficios tendrán que bajar. Es lo que dice la media de los analistas en el mercado. Una de las características interesantes del actual ciclo de mercado es que, mientras que los precios de las acciones se han desplomado, los beneficios se han mantenido hasta ahora notablemente sólidos. La razón de ello es la fijación de precios. A ambos lados del Atlántico, las empresas han elevado el importe de sus productos impunemente. Por ejemplo, Pepsi tuvo una subida del 17% en el tercer trimestre, mientras que en Europa Louis Vuitton y Nestlé registraron aumentos de precios de dos dígitos con poco impacto inmediato en sus volúmenes de negocio. 

Los analistas prevén que las empresas pospondrán las contrataciones y recortarán las plantillas

“En estos casos concretos, es posible que los ingresos se mantengan, ya que los consumidores parecen estar dispuestos a pagar más por los productos 'premium'. Sin embargo, para muchas empresas es sólo cuestión de tiempo que la elasticidad negativa entre en acción y la demanda empiece a caer”, concreta el experto de la gestora británica. “Los primeros indicios de empresas como Amazon y Target en Estados Unidos, o M&S, H&M y Primark en Europa, sugieren que los consumidores ya están recortando sus gastos”, agrega.

Es probable que los ingresos y los márgenes (excluyendo a las empresas energéticas) se reduzcan en 2023, lo que creará un verdadero ciclo de reducción de beneficios que aún no se ha descontado del todo. “Encontrar el suelo puede sonar contradictorio dado lo anterior, pero nuestra opinión es que el actual mercado bajista casi ha agotado su recorrido a la baja”, dice Tedder. Aunque con la advertencia de que es probable que la elevada volatilidad se mantenga un tiempo.

“Pero los mercados bursátiles siempre miran hacia delante y, suelen descontar un mínimo en los beneficios entre seis y nueve meses antes del mínimo real. Esto sugiere que el reciente rebote de los mercados mundiales de renta variable (el índice Dow tuvo en octubre su mejor mes desde 1976) no carece de lógica, aunque creemos que este rebote es una especie de falso resurgir”, analiza Tedder.

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