Ampliación de capital de 4.000 millones

Plácet de Fainé y Sánchez para la fusión Caixa-Bankia con el Estado como socio

El Gobierno ve con buenos ojos la operación por el “interés general” aunque queda comprometido ante las potenciales sinergias de la unión por la duplicidad de sucursales y los despidos masivos que acarreará.

Moncloa ultima un equipo con quince VIP del Ibex para reformar la economía
El presidente de Criteria Caixa, Isidre Fainé, junto a Pedro Sánchez.
Jose Maria Cuadrado Jimenez / Moncloa

No es la mejor de las opciones sobre la mesa… pero a la fuerza ahorcan.  La pandemia del Covid-19 ha acelerado proyectos que parecían olvidados y lejanos. Caixabank, el banco controlado en un 40% por Criteria Caixa, y Bankia, participado en un 61% por el Estado a través del FROB, inician el proceso para una fusión con el objetivo de crear el mayor banco en España con unos activos de 650.000 millones de euros, mayor que el perímetro global de BBVA y un tercio de los que tiene Santander en todo el mundo.

“La recomendación [de consolidación] que se hace a los bancos de la UE es aplicable a España”. La llamada urgente a las fusiones del vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), Luis de Guindos, fue escueta el pasado martes pero ha tenido eco en dos de las entidades con las que tiene hilo directo: la Bankia de José Ignacio Goirigolzarri al que nombró presidente en 2012, y Caixabank. Ambas presentan el mayor potencial de sinergias en forma de ahorro de costes porque tienen una gran duplicidad de redes y mercados.

Máximas sinergias y… hasta 7.500 despidos

Las dos entidades han confirmado a la CNMV el inicio de las conversaciones, el proceso de ‘due dilligence’ (valoración) y el visto bueno de sus respectivos consejos de administración que lideran, respectivamente, el Gobierno de Pedro Sánchez y Criteria Caixa, el holding financiero que dirige Isidre Fainé. Precisamente, ambos conversaron largo y tendido el pasado lunes en la minicumbre con los responsables de las principales empresas del Ibex 35 en la Casa de América con, al parecer, esta cuestión como punto de encuentro.

Fuentes financieras consultadas por ‘La Información’ prevén que la fusión Caixa-Bankia obligará a levantar entre 3.000 y 4.000 millones de euros en una ampliación de capital que se empleará en endulzar la fusión para el Estado, financiar la reestructuración y reforzar los ratios de capital del nuevo grupo. Las sinergias se estiman entre los 200 y 700 millones anuales en forma de ahorro de costes en función del grado de su reestructuración.

La suma proforma creará un grupo, al precio de ayer jueves, en 14.000 millones de euros. Sin embargo, ambas cotizan a precio de derribo frente a su patrimonio neto, con una cotización frente al ‘valor en libros’ de 0,25 veces en el caso de Bankia y de 0,45 veces para Caixabank. Esto viene a significar que los inversores aplican un descuento del 55% y 75% a su valor contable por la falta de rentabilidad de sus activos. El accionariado proforma -sin tener en cuenta la venta de acciones de alguno de los grandes socios- dejaría a Criteria Caixa con el 29% del capital y al Estado, el 14,3%.

“El Gobierno tiene una prioridad en relación con Bankia: proteger el interés general de los ciudadanos españoles, maximizar el valor de la participación pública y reforzar la estabilidad financiera del país. Estos son los principios que guiarán cualquier decisión en este ámbito”, explicó Moncloa en un comunicado. No lo menciona, pero existe también la preocupación en el Ejecutivo con el volumen de despidos que conllevaría esta unión.

Una de cada cuatro oficinas

Además del precio, esta es la gran línea roja de la fusión para el Gobierno: la potencial perdida de empleo entre ambas por la duplicidad de sucursales de Caixabank y Bankia. Un análisis de Barclays estima que más de 1.400 oficinas de ambas franquicias operan bajo el mismo código postal y son susceptibles de cerrarse. Supone cerca de una de cada cuatro sucursales de las 6.115 con las que cuentan Caixabank (3.846) y Bankia (2.269).

Teniendo en cuenta que ambas entidades tienen 7 empleados en promedio por cada una de ellas, el personal afectado por la potencial fusión se elevaría a cerca de 10.000 empleados. La estimación de despidos se sitúa entre los 2.500 y 7.500 en función de si el plan es más o menos agresivo. El salario medio de los empleados de Caixa se sitúa en torno a los 86.000 euros, un 25% más que los de Bankia. En caso de reestructuración, el coste estimado por empleado en caso de despidos también es mayor para la primera: 453.000 euros, un 150% más que los 182.000 euros que para Bankia.

Recuperar la inversión en Bankia

Los bancos de inversión prevén que el Gobierno venda una parte de sus acciones de forma inicial con el objetivo de hacer caja. Pero también esperan que se mantenga como socio, diluyéndose, para recuperar algo del ruinoso rescate de 22.400 millones de 2012 y 2013, a razón de 5,41 euros por cada acción actual. La entidad que dirige Goirigolzarri cotiza ahora a 1,03 euros, un 80% por debajo de lo invertido.

El 61,8% que mantiene a través del BFA y el FROB vale en bolsa 2.000 millones al cierre de la sesión del jueves. En febrero de 2014, el Estado vendió el 7,5% de Bankia por 1.304 millones y en diciembre de 2017 otro 7% por 840 millones. Además, desde que la entidad retomó el dividendo en 2015, el Estado ha cobrado otros 1.180 millones por esta vía: 128 millones correspondientes al ejercicio 2014; 195 a 2015; 211 a 2016; 208 a 2017; 219 a 2018 y otros 220 del correspondiente a 2019 pero que cobró en abril de 2020.

Se han recuperado ya 3.300 millones de dinero público vía venta de acciones y dividendos a los que habría que sumar los 2.000 millones de la participación actual. Apenas una cuarta de la totalidad del rescate para evitar que quebrase. Por este motivo, los expertos esperan que el Gobierno malvenda las acciones salvo que obtenga una sustancial prima por ellas. En cualquier, la opinión entre las casas de análisis es que no venderá más, al menos, a estos precios.

Mostrar comentarios