Nuevo estímulo billonario

Deuda y cisma político, dos derivas del plan Biden de las que recela el mercado

El estímulo que ha comprometido Biden es el tercero en menos de un año para la mayor economía del mundo y el segundo mayor de la historia tras el plan aprobado por Trump en plena primera ola en marzo

Biden y Harris
Biden y Harris
EFE

Era lo que los mercados venían reclamando desde hace meses y sin embargo su anuncio los ha dejado fríos. El presidente electo, Joe Biden, ha aprovechado la semana previa a la ceremonia de investidura para desviar el foco de atención de los disturbios y el asalto al Capitolio hacia la respuesta que su gobierno pretenden dar a la pandemia de coronavirus y a la crisis generada por ésta. Es decir, trasladar la mirada de los estadounidenses desde todo lo que representa a la anterior administración hacia el futuro. El demócrata ha esbozado las grandes líneas de su nuevo paquete de estímulo de 1,9 billones de dólares y una parte sustancial de los fondos pasa por dar un giro de ciento ochenta grados a la respuesta sanitaria a la Covid.

La cantidad cumple con las expectativas que el mercado se había creado en cuanto a la inyección necesaria para atajar la grave crisis que atraviesa el país por una doble vía: la sanitaria (es el más afectado de lejos con más de 23,4 millones de contagios y un número de fallecidos que supera los 389.000) y la económica (con un PIB que según la Reserva Federal se contraerá 'sólo' al 3,7% en 2020 y una tasa de paro en el 6,7%, que prácticamente dobla la registrada un año antes). De dónde viene, entonces, tanto recelo entre los inversores. Básicamente de las dudas en torno a cómo se financiará y del respaldo que hará falta para sacarlo adelante. Con la deuda y el cisma político hemos topado.

El estímulo que ha comprometido Biden es el tercero en menos de un año para la mayor economía del mundo. Cuando se ponga en marcha el Gobierno Federal (primero con Trump y luego con el demócrata) habrá inyectado a su economía 5 billones de dólares: 2,2 billones se aprobaron en marzo en el que sigue siendo el mayor rescate aprobado en el país hasta la fecha; otros 900.000 millones llegaron 'in extremis' a finales de diciembre, después de meses de disputas entre demócratas y republicanos.

Ahora el presidente electo anuncia ese paquete de 1,9 billones que incluirá más ayudas directas a las familias, un alza de los subsidios al desempleo y la subida del salario mínimo. El Estado desplegando todo su arsenal y aumentando su papel en la economía (algo que puede chirriar cuando se habla de EEUU)... a costa de más deuda. Al final, el paquete alimenta el optimismo de una mayor reactivación económica, pero genera preocupaciones sobre cómo Estados Unidos lo pagará todo.

La deuda pública no era tan elevada desde la II Guerra Mundial

"Se espera un fuerte aumento de la deuda pública, algo que había provocado caídas en los precios de los bonos americanos y subidas en los tipos de interés, un factor negativo en un momento en el que la economía todavía tiene dificultades", sostiene Sergio Ávila, analista del bróker IG. A finales de 2019 la deuda federal ya alcanzaba el 79% del PIB y en 2020 rozará el 100%, de acuerdo con los cálculos de la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO, por sus siglas en inglés). Desde finales de la Segunda Guerra Mundial no había alcanzado un nivel tan elevado.

Es un temor que se expande por todo el mundo. "La configuración actual de la deuda pública no es viable a largo plazo: "La configuración actual de la deuda pública no es viable a largo plazo: pronto se convertirá en una espina clavada para los Gobiernos, apunta Philippe Waechter, economista jefe de Ostrum AM (Natixis IM). En su opinión y pese a que el aumento acelerado de los pasivos públicos está de todo justificado para hacer frente a la pandemia, únicamente una mayor inflación daría a los gobiernos más margen de maniobra y también supondría una ventaja para los bancos centrales, que podrían finalmente volver a subir los tipos de interés. 

"La configuración actual de la deuda pública se convertirá pronto en una espina clavada para los Gobiernos"

La deuda pública global aumentó a un ritmo sin precedentes el año pasado y su relación con el PIB se disparó en 20 puntos en un solo ejercicio. "La crisis financiera de 2008/2009 parece casi insignificante en comparación con esta escala de acontecimientos", destaca Waechter. Pero el mercado no solo espera un incremento de ésta, sino también y aunque en menor medida, de la presión fiscal, y lo cierto es que esa subida de impuestos podría limitar las valoraciones de unas acciones que ya preocupan a muchos inversores.

El S&P 500 cotiza a un PER de 22,3 veces las estimaciones de beneficios futuros, cada vez más cerca de su máximos histórico que tuvo lugar en marzo del año 2000, cuando fue de 24,4 veces. Y este estímulo adicional significa, además, que las expectativas de crecimiento de Estados Unidos para este año podrán revisarse al alza, y también que la oferta de bonos del Tesoro será mayor de lo previsto. "Ambos factores son negativos para los rendimientos de los treasuries", explica Felipe Villaroel, gestor de TwentyFour AM (Boutique de Vontobel AM).

Polarización y votos en el Senado

Biden deberá sacar adelante su plan en un momento de fuerte tensión política y de fuerte polarización de los dos partidos. El problema está en que, si bien sólo necesitará una mayoría simple para sacar adelante propuestas como el cheque a las familias y el alza de los subsidios de desempleo y del salario mínimo, en otros asuntos como las ayudas a los estados o relacionadas con las ayudas a la sanidad requerirá sesenta votos del Senado (tras la segunda vuelta en Georgia ambos partidos obtuvieron a 50 y la vicepresidenta, en este caso Kamala Harris, cuenta con un voto especial para romper ese empate). 

Que diez senadores republicanos respalden a Biden para sacar adelante este tipo de medidas ante una coyuntura como la actual parece muy complicado, sobre todo cuando los alrededores del Capitolio se han convertido en un búnker para evitar que la ceremonia de toma de posesión del próximo jueves pueda verse enturbiada por nuevos disturbios de seguidores de Trump.

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