Según BofA

Bruselas llega "demasiado tarde": su fondo solo aliviará el golpe de la Covid

En la entidad estadounidense temen que los 750.000 millones de euros del fondos del Next Generation no lleguen a tiempo "para compensar todo el daño económico que ha generado la pandemia".

Logo de Bank of America en la fachada de sus oficinas en Los Ángeles
Logo de Bank of America en la fachada de sus oficinas en Los Ángeles
Uli Deck/dpa

España se unió la pasada semana a la lista de países que ya han remitido a la Comisión Europea sus planes de recuperación y resiliencia para optar al desembolso de los 750.000 millones de euros de los fondos 'Next Generation EU'. El programa, que se ejecutará hasta 2026, permitirá aliviar  los efectos de la crisis de la Covid en el Viejo Continente. Ahora bien, Europa, que está viendo cómo la salida de la crisis se complica por el proceso más lento de vacunación y la falta (aún) de esos estímulos fiscales que completen el bazuca anticrisis lanzado por el Banco Central Europeo (BCE), no puede permitirse ni más retrasos ni más traspiés en la aprobación de estas ayudas, si no quiere que éstas lleguen "demasiado tarde para compensar todo el daño económico que ha generado la pandemia".

Se trata de una advertencia que lanza Bank of America en uno de sus últimos informes. Los economistas de la entidad estadounidense advierten de que el impacto de los recursos del programa no se producirá de una sola vez y, sobre todo, de que éste no va a poder paliar todos los perjuicios que la crisis ha generado en las economías europeas. "Si se implementa con éxito, el daño permanente, aunque probablemente no será nulo, podría minimizarse, y eso sería un éxito", aseguran los autores del documento. 

Pese a que hasta ahora les preocupaba que los gobiernos se vieran limitados en sus propias respuestas a la crisis por el hecho de que no se hubiera abordado aún el futuro de las normas fiscales europeas, los analistas ponen en valor el caso de Italia. El país ha optado por dar luz verde a un mayor estímulo que, sumado a los fondos europeos, podría convertirse un poderoso movimiento que llevase a otros vecinos a seguir el mismo camino.

El Gobierno de Draghi, un ejemplo a seguir

Bajo la batuta de Mario Draghi, el gobierno italiano anunció el pasado mes de marzo un paquete nacional de 32.000 millones de euros -complementario a la ayuda europea- que incluye más subvenciones para las compañías obligadas a cerrar por las restricciones contra la Covid, y que ampliará una moratoria de la deuda existente para las pequeñas y medianas empresas. Se especula con que el Ejecutivo transalpino estaría preparando ahora un bazuca adicional de otros 40.000 millones para reactivar su economía. 

Los Veintisiete están topándose con un problema de burocracia a la hora de poder poner en marcha las emisiones con las que obtener el montante de las ayudas. La Comisión tiene dos meses para evaluar los planes de resiliencia que le remitan los socios (examinará entre otros criterios si dan respuesta a las recomendaciones específicas que les ha hecho y a los objetivos de digitalización y transición energética) para después devolvérselos con las recomendaciones pertinentes y que estos los lleven a sus parlamentos.

Por si fuera poco todavía hay nueve países por ratificar el acuerdo que permite a Bruselas emitir la deuda con la que financiará el plan de inversiones. Y está el caso de Finlandia, que ha elevado a dos terceras partes del Parlamento el umbral de apoyo necesario para que el Ejecutivo del país pueda aprobar los fondos europeos. Ya no bastará con una mayoría simple para lograrlo. Son más contratiempos que han llevado, incluso, al titular de Finanzas galo, Bruno Le Maire, a reconocer que no confía en que su país pueda empezar a recibir los fondos comunitarios antes de septiembre.

La parte positiva es que el Banco Central Europeo mantiene su mensaje de apoyo a la economía. Fabio Panetta, miembro de la junta ejecutiva del emisor, ha incidido estos días en que "la necesidad de una política muy acomodaticia durante un período más largo debería ser, en cualquier caso, indiscutible, dado que la inflación se mantiene muy por debajo de nuestro objetivo en nuestro horizonte de proyección y, según las medidas de la encuesta de expectativas de inflación, incluso más allá". Además, y en relación a la necesidad de una respuesta coordinada a la crisis, Panetta apuntaba que tiene sentido que la zona euro aproveche las condiciones de financiación favorables creadas por la política monetaria para "lanzar un estímulo fiscal más fuerte con el fin de devolver rápidamente el crecimiento a su senda prepandémica".

Una velocidad de 'salida' más lenta que la de EEUU

A estas alturas, la mayor rapidez en la respuesta a la pandemia por parte de las autoridades estadounidenses se traduce en un ritmo de salida de la crisis más rápido -máxime tras su acelerón a la hora de inmunizar a los ciudadanos-. En EEUU el estímulo fiscal es mayor (1,9 billones ya aprobados y otros 2,3 billones en infraestructuras e I+D que ya se han puesto sobre la mesa) y la Fed ha sido más contundente al fijar su hoja de ruta. Las dos variables están permitiendo a la primera economía del mundo recuperar la tendencia anterior a la crisis en términos de producción y empleo, y mantener ancladas las expectativas de inflación. 

En el caso de la zona del euro "tenemos un estímulo insuficiente, cicatrices persistentes en el mercado laboral y, por tanto, un débil crecimiento salarial por delante", lo que hace que las expectativas de inflación se mantengan en buena medida desancladas y un mensaje no tan contundente y claro por parte del emisor. "Creemos que esto conducirá a dos resultados de inflación a medio plazo muy diferentes", sostienen desde Bank of America

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