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Podcast | Brexit: la cuenta atrás que torpedea a Europa en plena segunda ola

Los equipos negociadores de Londres y Bruselas vuelven a reunirse mañana en la capital belga para tratar de desbloquear las conversaciones sobre el pacto comercial que regulará su relación desde el 1 de enero

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Los equipos negociadores de Londres y Bruselas volverán a reunirse a partir de mañana en la capital belga para tratar de desbloquear las conversaciones en torno al acuerdo comercial que regulará su relación desde el próximo 1 de enero, cuando culmina el periodo de transición tras el Brexit. Con demasiadas líneas rojas, poco tiempo ya para alcanzar un pacto suficientemente ambicioso y una Europa sumida en la batalla sanitaria y económica contra el coronavirus -al igual que lo está Reino Unido-, el escepticismo en torno a este proceso ha calado hondo a ambos lados del Canal de la Mancha.

El primer ministro británico, Boris Johnson, había marcado en rojo el pasado 15 de octubre. Era en principio la fecha límite en principio para lograr ese acuerdo. No se logró y los líderes europeos pidieron a Downing Street que cediese en tres asuntos clave para poder seguir negociando: pesca, gobernanza y terreno de juego equilibrado. El 45% de las exportaciones del Reino Unido tienen como destino la Unión Europea y el 53% de los bienes que consumen los británicos proceden de tierras comunitarias, de ahí que la falta de entendimiento entre las partes esté generando tanto nerviosismo. 

A priori, las diferencias que existen son salvables pero dependen de la flexibilidad de las partes y ahora y muy especialmente de la de los británicos, de modo que parece existir una cierta coincidencia en que si finalmente hay acuerdo éste no será muy detallado. Enrique Feás, investigador senior asociado del Real Instituto Elcano y consultor independiente cree que esos mínimos estarían en un pacto que, como quieren los británicos, les permita comerciar sin aranceles ni cuotas. El problema es que un acuerdo de este tipo supone numerosas fricciones en frontera, puesto que éstas no dependen solo de los aranceles, sino también de controles sanitarios, reglas de origen... 

"Lo mínimo sería un acuerdo comercial sin aranceles ni cuotas para todos los productos, incluidos los agroalimentarios, con el mantenimiento de todos los requisitos o al menos de una gran parte de los exigidos por la UE, como son el acceso a caladeros británicos, evitar competencia desleal y una gobernanza mínima del acuerdo para el futuro", sostiene. El problema está en que en las últimas semanas ha habido un hecho que ha emborronado aún más las negociaciones.

La "vergüenza jurídica" de la Ley de Mercado Interno

El Parlamento británico dio luz verde el pasado 22 de septiembre a la Ley de Mercado Interno, un proyecto impulsado por el primer ministro Boris Johnson que pone en duda una parte de lo pactado previamente con la Unión Europea y que supone una provocación en toda regla a las instituciones comunitarias. "Es fundamentalmente un desafío político en toda regla, mas que uno económico. Supone la constatación de que Reino Unido no respeta lo ya firmado", explica Feás. El texto permite que los ministros británicos tengan la capacidad de emitir legislación que contradiga el Protocolo de Irlanda del Norte. Esto, al margen de los problemas económicos que generaría (porque muchos productos pasarían entre las dos fronteras sin abonar los aranceles o impuestos correspondientes), es un desafío jurisdiccional, "una absoluta vergüenza jurídica", apunta el investigador.  

A este asunto se suma el de la pesca. Uno de los más contundentes en la defensa del sector ha sido el presidente francés, Emmanuel Macron, que ha querido dejar claro que los pescadores galos no van a ser los sacrificados de este Brexit y que París está lista sea cual sea el desenlace de las negociaciones... Este es un tema que también preocupa en Bruselas. "Existe una gran concentración de actividad pesquera en determinadas regiones de España y de Francia" y la UE teme el daño regional y social que supondría que Londres no permitiera acceder a sus caladeros. El problema, apuntan los expertos, es que además es un tema que afecta a la soberanía británica.

Todo lo anterior se entiende, además, con varias cifras clave: Reino Unido es el quinto destino de las exportaciones españolas (hablamos de unos 18.400 millones de euros), y es a su vez el primer destino para los inversores españoles. La Cámara de comercio de España cifra en 126.000 los empleos generados en las islas por capital de nuestro país. Los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) reflejan que en el 2019 recibimos a 18,08 millones de turistas británicos, casi una cuarta parte de todos los que nos visitaron. Fueron, eso sí, prácticamente medio millón menos que un año antes y sus destinos preferidos, Canarias y Baleares.

¿En qué punto del proceso estamos? Cuál es la nueva fecha límite para Londres y Bruselas y qué impacto está teniendo este asunto en los mercados. Patricia García, socia directora de la consultora de análisis de mercados MacroYield incide en que todavía queda camino por delante, incluso más allá del 31 de diciembre. Ahora mismo el Brexit está en un segundo plano, por la pandemia o la cercanía de las elecciones en Estados Unidos, sin embargo y en términos de mercado "no está del todo descontado ninguno de los escenarios a los que nos enfrentamos", asevera.

"Una salida sin acuerdo y con deterioro de las relaciones no es descartable si Johnson mantiene su ley"

Desde su punto de vista hay un "cauto optimismo" cotizándose porque el mercado ve aún probable un acuerdo de mínimos. En realidad, desde su punto de vista, son dos los posibles escenarios si no hay acuerdo: una salida sin acuerdo pero con buenas relaciones entre la UE y Reino Unido, con un cierto compromiso de poder alcanzar algún pacto en determinados sectores, algo así como un acuerdo a la australiana y que tendría un impacto negativo pero moderado. Y el otro y más complicado sería una salida sin acuerdo y con deterioro importante de las relaciones entre las partes. Es algo que "no se puede descartar si Johnson mantiene la Ley de Mercado Interno", alerta. 

Y mientras unos y otros tensan la cuerda, un buen puñado de compañías del Ibex 35 se juegan la friolera de 30.800 millones de euros en ingresos procedentes de Reino Unido... Es lo que facturaron allí a cierre del año pasado IAG (matriz de Iberia y British Airways), Ferrovial, Sabadell, Iberdrola, Telefónica, Banco Santander y, en menor medida, Inditex. Son siete compañías que en términos capitalización representan prácticamente la mitad de todo el selectivo español. El índice aún no habría descontado el peor de los escenarios en opinión de Sergio Ávila, analista del bróker IG, quien se muestra tajante: un Brexit sin acuerdo "crearía perdedores a ambos lados de la mesa de negociaciones" y supondría un factor de riesgo adicional a lo que ya tenemos sobre la mesa en Europa, con los sectores turístico y bancario como los más impactados.

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