Una moneda al aire

Podcast | Un virus irrumpió en mi vida: las historias que ha tejido la pandemia

Los aplausos son el hilo conductor de historias que se entrelazan en un único relato, el de una crisis sanitaria que ha trastocado nuestros días.

Podcast | Un virus irrumpió en mi vida: las historias que ha tejido la pandemia
Podcast | Un virus irrumpió en mi vida: las historias que ha tejido la pandemia
Pixabay

Ni Ray Bradbury (Fahrenheit 451, 1953) hubiera imaginado un futuro como este presente raro de cuerpos confinados y mentes que intentan escapar cada vez que abren la ventana a las 20:00 horas cada tarde. Los aplausos son el hilo conductor de muchas historias que se entrelazan en un único relato, el del virus y el de la enfermedad que ha irrumpido en nuestras vidas con las siglas Covid y la clasificación '19'. Más de un millón de personas se han contagiado ya en todo el mundo -al menos de acuerdo con las cifras oficiales que se han hecho públicas- y de ellas alrededor del 10% han enfermado en España, que acumula además en torno al 20% de los fallecimientos causados por la pandemia.

En los hospitales, la situación se asemeja a la de un campo de batalla. Es "enfermería de guerra... total. Dando la medicación a voces, llamando a los pacientes por su nombre porque no sabes donde están ubicados ni nada (...) Vestidas como podemos porque no tenemos material. Hay unas batas que son como una bolsa de plástico que no tienen ni puños para agarrarte y entonces te tienes que estar agarrando como puedes con los guantes para que ahí no te quede un hueco en la piel. Las gafas que tenemos se reutilizan de unas a otras. Las lavamos con agua y jabón y te las vuelves a poner (...) Las mascarillas las tenemos hasta que se nos rompan las gomas", confiesa a La Información una enfermera que prefiere no dar su nombre ni el del hospital en el que trabaja.

Su relato para el podcast Una moneda al aire muestra hasta qué punto el sistema sanitario se ha visto sobrepasado por la pandemia y se complementa con el testimonio de David, informático y padre de dos hijos, que el 17 de marzo acude a su hospital de referencia con un cuadro de tos, fiebre desde hace más de una semana y dificultades respiratorias. Lleva consigo los resultados más que evidentes de la placa que le han realizado en su centro de especialidades. David va a pasar tres días en urgencias "de box en box, de sillón en sillón" con el oxígeno puesto, los efectos secundarios de la medicación que le han suministrado y sin información antes de que quede disponible una cama en planta.

Y si el día a día es difícil en los hospitales, lo es aún más en las residencias de ancianos que son otro foco de la enfermedad. Hablamos con una joven madrileña sobre la situación de la residencia concertada en la que se encuentra su abuela. "Han muerto veintisiete personas en 15 días, y unas veintidós de las veintisiete el médico de allí cree que puede ser de coronavirus. No hay nada confirmado pero los síntomas coinciden porque no les cogen en el hospital, no les hacen las pruebas...", explica. Las noticias de su abuela no llegan a diario y eso les angustia, eso y sentir que la tienen "en la boca del lobo", sin poder sacarla de la residencia (para ello necesitarían hacerle un test y que diera negativo).

"Que el Gobierno no nos deje en la estacada como en la crisis de 2008"

Al mirar a través de la ventana el paisaje es idéntico en toda España: calles vacías, comercios cerrados... Sus dueños, que lograron capear los efectos devastadores de la crisis financiera temen ahora por la supervivencia de su medio de vida. Los autónomos tienen demasiadas dudas sobre las medidas aprobadas por el Gobierno para su colectivo y pocas esperanzas: ya les han descontado la cuota del mes de marzo, "viene el primer trimestre de los módulos, la declaración de la renta ya la tenemos encima, autónomos de este mes de abril, sin ninguna perspectiva de abrir... no sabemos ni lo que vamos a hacer", lamenta la que es dueña de un pequeño comercio del Sur de Madrid con 42 años de actividad a sus espaldas. "Necesitamos que el Gobierno no nos deje en la estacada como en la crisis de 2008", añade.

A este relato de voces de quienes han visto cómo la Covid-19 irrumpía en sus vidas se suma también la voz de Samuel Mattern, estadounidense de nacimiento que también es autónomo y trabaja en Madrid, donde es responsable del Partido Demócrata. Su vida se ha visto trastocada tanto en lo personal como en lo profesional y no extraña la dureza con la que critica la gestión que de esta crisis está haciendo el presidente Donald Trump en el que es ya el país con el mayor número de afectados por la pandemia.

Qué pasará con nuestros hijos

Y se suma, además, la de Borja Adsuara, experto en Derecho, Estrategia y Comunicación Digital, cuyo hijo mayor estudia en Los Ángeles, está nervioso y quiere venir a Madrid para pasar el confinamiento con sus padres. "Le estoy haciendo el símil de que ahora mismo Madrid es una ciudad como si estuviera siendo bombardeada en la guerra, con cientos de muertos todos los días", explica, preocupado por cuál será el mejor momento -ni demasiado pronto ni demasiado tarde- para que su hijo regrese.

Noelia, investigadora del CSIC y mamá de un bebé que no entiende de confinamientos; Leticia, profesora canaria; Olga, estudiante hondureña afincada en Madrid; y Jaime y su mujer, mexicanos, recluidos en un piso de 30 metros en Roma a donde acababan de llegar desde Alemania para trabajar completan este relato, en el que también escucharemos las voces esperanzadoras de Anabel y Jorge, dos emprendedores que saben muy bien lo que es tropezar, caer y tener que levantarse de nuevo; y la de Beatriz, que nos trae uno de los ejemplos sobre cómo las redes de solidaridad pueden atravesar cualquier barrera, incluso la de la reclusión en casa. 

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