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Podcast | Covid y América Latina: de los féretros en Ecuador a la desidia de AMLO

Covid y América Latina: de los féretros en Ecuador a la desidia de AMLO
Covid y América Latina: de los féretros en Ecuador a la desidia de AMLO
Pixabay

Los expertos epidemiólogos prevén que el brote de coronavirus alcance el pico en América Latina hacia la primera semana de mayo. Pero la región ya ha empezado lidiar con el azote de una pandemia que puede causar estragos en las zonas más deprimidas. Alrededor de 191 millones de personas viven en la pobreza en todo el área, más del 30% de la población total, y la situación es especialmente dramática, de pobreza extrema, para 72 millones de personas, de acuerdo con los últimos datos que maneja la CEPAL, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, que depende de Naciones Unidas. La parte positiva, el tiempo y la experiencia de otros países que gobiernos como los de Argentina, Perú, Colombia y Uruguay están sabiendo aprovechar.

Mientras tanto, en ciudades como Guayaquil, que con 2,7 millones de habitantes es la segunda más grande de Ecuador tras la capital, Quito, el sistema se ha visto tan sobrepasado que las familias de los suburbios tienen que esperar durante días a que los trabajadores de las funerarias o el ejército recogen los cadáveres de sus seres queridos de sus casas. "Aparecieron ataúdes en las calles, en las avenidas... a veces sí sacaban el féretro para que el cadáver que se demoraban en recoger no apestase dentro de la casa, pero en otras ocasiones el equipo solo se llevaba el cuerpo y dejaba el ataúd. Entonces la familia lo que hacía era tirar el ataúd a la esquina, porque... ¿qué haces con una caja que ha tenido un cadáver que estaba en estado de descomposición?", relata Blanca Moncada, periodista del diario Expreso que está recogiendo todas las denuncias que hacen los ciudadanos para dar a conocer los estragos que la enfermedad está causando en Guayaquil.  

Según explica, la situación más complicada se vive ahora en los hospitales. "No hay oxígeno, un tanque de oxígeno es compartido para dos personas, la gente muere afuera de los hospitales porque no han recibido tratamiento a tiempo". La falta de material, de medios, y la gravedad de la pandemia dejan a los sanitarios en una situación especialmente vulnerable a la hora de plantarle cara. "Hasta hace tres días, 1.600 médicos contagiados de Covid, decenas de ellos han muerto". Blanca denuncia además el "circo" que está habiendo alrededor de las cifras de fallecimientos, donde los distintos niveles administrativos no se ponen de acuerdo.  

Una economía debilitada

Guayaquil y Ecuador son solo un ejemplo. El caldo de cultivo que la pobreza genera no puede ser mejor para el coronavirus en un área del mundo, América Latina, donde habitan 629 millones de personas, más de trece veces la población de España. Al estancamiento económico -la región apenas avanzó de media al 0,1% el año pasado- se suman unos sistemas públicos que se tambalean, una economía sumergida que ronda el 40%, revueltas sociales y desafección política. A todo lo anterior se suma, según Carlos Malamud, investigador principal para América Latina del Real Instituto Elcano, el hundimiento del precio de las materias primas (de las que sus economías son muy dependientes) y el frenazo o la recesión en ciernes en sus principales socios comerciales, como China, Europa y Estados Unidos.

Perú ha sido hasta la fecha el país que ha aprobado el mayor plan de estímulo de toda la región para combatir los efectos del Covid-19 sobre la economía: más de 26.000 millones de dólares (alrededor del 12% de su PIB) que incluyen desde préstamos a las pymes y micropymes, hasta ayudas a 2,5 millones de hogares y apoyo económico de 105 dólares para las familias cuyas que subsisten de la economía sumergida (que alcanza al 70% en el país andino, en torno a 9 millones de personas, de acuerdo con las cifras oficiales).

Su gobierno está, según los expertos, entre los que ha reaccionado de forma más ágil en las medidas para contener el avance de la pandemia, junto con los de Colombia, Uruguay y Argentina. El gobierno de Alberto Fernández, decretó el confinamiento total del país el pasado 20 de marzo con 123 casos diagnosticados y 3 fallecimientos a causa del coronavirus (en España el estado de alarma se había decretado 7 días antes cuando el número de fallecimientos ascendía a 132 y el de afectados superaba los 5.100).

El "negacionismo" de Bolsonaro y AMLO

En el polo opuesto se sitúan dos gobiernos que, pese a estar en las antípodas políticas, han querido quitar hierro al virus en un primer momento para, más adelante, verse obligados a reaccionar. Su caso es muy significativo en cuanto que se trata de las dos principales economías de la región por tamaño de su PIB: Brasil y México, con 1,89 y 1,32 billones de dólares, respectivamente, según datos del Fondo Monetario Internacional. Jair Bolsonaro y Andrés Manuel López Obrado (AMLO) son los dos líderes que han tenido que dar marcha atrás en sus posiciones "negacionistas".

En el caso de México, el coronavirus llega en medio de una tormenta perfecta, con su economía contrayéndose por tercer trimestre consecutivo entre octubre y diciembre del año pasado (-0,1%), una crisis en el mercado de petróleo y problemas para su vecino del norte, EEUU, que es su principal mercado exportador y del que le llega una ingente cantidad de remesas. A esta coyuntura se suma la violencia: solo el año pasado 4 personas fueron asesinadas cada hora en México. Según cifras oficiales se produjeron 35.000 asesinatos, una cifra sin precedentes desde que hay datos registrados

Haití, Nicaragua, Honduras y Venezuela son, por este orden los países más pobres de América Laina en términos de PIB per cápita, esta variable ni tan siquiera llega a los 894 dólares en el caso de Haití (casi treinta veces inferior al español, que alcanzó los 26.440 dólares el año pasado). Por estos países y por los millones de personas que, según Naciones Unidas viven en la extrema pobreza en la región, algunos economistas defienden ya que tanto el FMI como el Banco Mundial deben actuar de forma más contunde en su respuesta económica. Es decir, que vaya más allá de los 12.000 millones que han aprobado estos dos organismos para ayudar a los países en desarrollo a afrontar la pandemia

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