Amenaza normativa

Por qué la regulación de las tecnológicas es vital para que siga la fiesta del Nasdaq

Las grandes compañías del sector se enfrentan a una oleada de nuevas normativas y marcos tributarios que pueden marcar un punto de inflexión a partir de 2021 en los mercados.

Wall Street cierra con un avance de 0,44 por ciento en un día marcado por problemas en Nasdaq
El Nasdaq sigue marcando máximos históricos en 2021.
Efe

Si en los últimos años ha habido una dinámica alcista en Wall Street digna de reseñar esa ha sido la relacionada directamente con el índice tecnológico. El Nasdaq 100 es el que major ha resistido las embestidas de los mercados al estar compuesto por una serie de compañías que están llamadas a marcar las tendencias de la próxima década.

Por el contrario, en los últimos tiempos ha aparecido la sombra de la duda sobre si la regulación puede lastrar las tendencias expansivas de estas compañías, que pueda terminar repercutiendo sobre su cotización. Teniendo en cuenta el aumento de las protestas por la competencia desleal y su comportamiento poco ético, ¿cuánto tiempo más pueden escapar a la regulación las grandes empresas tecnológicas de Estados Unidos? ¿Cuál es el telón de fondo en estos momentos?

2020 fue otro año de resultados brillantes para la industria. Sólo el índice FANG (Facebook, Apple, Netflix y Google) de Nueva York subió más de un 100% durante ese período. Hoy en día, las tecnológicas representan el 22% del MSCI World Index. Varias de las empresas más grandes se han disparado en bolsa consiguiendo que su capitalización supere el umbral del billón de dólares. Apple vale ahora más de 2 billones de dólares.

En este entorno, ha aumentado la preocupación por el dominio de las grandes tecnológicas, tanto dentro de su propio sector como en todo el espectro económico y político mundial. Estas empresas se han convertido en el centro de las quejas que van desde la pérdida de puestos de trabajo en la “vieja economía” y el comportamiento monopolístico hasta su papel en la facilitación de discursos polarizados y la interferencia en los procesos electorales. “No es de extrañar que ahora se enfrenten a un importante escrutinio normativo”, comenta Gerry Fowler, director de inversiones en la gestora Aberdeen Standard Investments.

La preocupación llega de la mano de las últimas medidas legislativas y reglamentarias que, eso sí, apenas han hecho mella en ellas. “Eso sí, en los últimos meses, los reguladores han intensificado sus esfuerzos, acaparando los titulares en Estados Unidos y Europa”, agrega Fowler. Recientemente, el Congreso de Estados Unidos publicó los resultados de una investigación de 16 meses sobre Google, Facebook, Amazon y Apple, cuestionando si habían violado las leyes de competencia.

El informe fue contundente, y desencadenó una serie de demandas contra estas empresas. Algunos de estos casos están encabezados por las agencias reguladoras federales mientras que otros ya están siendo planteados (o apoyados) por muchos de los Estados. 

En Europa, la tributación de los beneficios de las tecnológicas es, desde hace mucho tiempo, la manzana de la discordia, y las negociaciones continúan. Además, la Comisión Europea ha anunciado finalmente la Ley de Servicios Digitales y la Ley de Mercados Digitales.

“Ambos textos tienen por objeto proteger a las empresas más pequeñas de las prácticas anticompetitivas de los gigantes de la tecnología, así como proporcionar instrumentos de aplicación más sólidos”, describe el experto de Aberdeen SI.

Potencial desaceleración en el ritmo de crecimiento

¿Cuál es la pretensión de esta normativa? Esencialmente, respaldar a las empresas tecnológicas más pequeñas para que puedan “nivelarse” con las más grandes. De esta manera, tratan de promover la competencia y la innovación tecnológicas, garantizando así una mayor elección y precios más bajos para los clientes.

Para los expertos de JPMorgan la regulación es un aspecto clave en el que centrarse para que el Nasdaq pueda mantener su tendencia alcista: “si las nuevas legislaciones lastran los intereses de largo plazo y la capacidad de expansión de estas empresas, sí que puede aminorarse el ritmo de crecimiento de las cotizadas del selectivo estadounidense”.

En Estados Unidos, el obstáculo más importante para que se produzca un cambio más rápido es la falta de una legislación antimonopolio moderna. El marco legal para la regulación de la competencia proviene de la Ley Sherman de 1890 y la Ley Clayton de 1914. “Es importante señalar que la interpretación de estas leyes se endureció en la década de 1970 por el influyente juez Robert Bork”, expone Fowler.

“El problema de esta interpretación en la era moderna es que los clientes de las mayores empresas de tecnología suelen ser personas que utilizan un servicio gratuito, por lo que es difícil argumentar que están siendo ‘perjudicados’ financieramente”, argumenta el experto.

Con este esquema, Fowler cree que los esfuerzos de regulación no afectarán materialmente a los beneficios y al crecimiento en los próximos años, aunque es probable que todavía haya consecuencias para la valoración de los beneficios a largo plazo.

Éstas son mucho más difíciles de prever, pero los inversores suelen exigir un descuento, de tal manera que el impulso regulador puede dar lugar a un máximo en las valoraciones antes de que veamos un impacto material en los beneficios”, apunta.

Se trata de una visión que, efectivamente, comparten los analistas de JPMorgan: “La mayor regulación en el sector tecnológico, definitivamente, sí puede alterar las valoraciones de las empresas que operan en dicha actividad y sí que podría repercutir en la evolución del índice tecnológico (Nasdaq)”.

Mostrar comentarios