Powell y Draghi: 48 horas de infarto para seducir al mercado con su plan anticrisis

Powell y Draghi se enfrentan a 48 horas de infarto
Powell y Draghi se enfrentan a 48 horas de infarto
EFE

El riesgo de recesión ha aumentado... pero aún no es inevitable. La afirmación la hace la primera gestora de bonos del mundo, Pimco, y retumba en las cámaras acorazadas de los principales bancos centrales, que han reactivado el modo 'anticrisis' con más fuerza que nunca y en lo que supone el mayor viraje en su política monetaria desde que se recuerda. Los mensajes que lancen en las próximas 48 horas el Banco Central Europeo (BCE) y, sobre todo, la Reserva Federal y su presidente, Jerome Powell, van a ser determinantes para convencer a los mercados sobre sus planes anticrisis.  

La primera en pronunciarse será la Reserva Federal, que hará públicas este miércoles las actas de su reunión del pasado 31 de julio. En ella, el organismo recortó en un cuartillo de punto los tipos de interés hasta un rango entre el 2 y el 2,25% en su primer movimiento a la baja en 11 años. No fue fácil entonces y no parece que vaya a ser fácil a partir de ahora justificar nuevos descensos en las tasas de referencia a la luz de las declaraciones posteriores, sobre todo cuando el propio Powell se refirió a este movimiento como un reajuste puntual. 

El presidente de la Fed de Boston, Eric Rosengren, se manifestó en contra de la rebaja de tipos con una inflación cercana al 2% de objetivo que se ha marcado la entidad (los precios subieron un 1,8% interanual en Estados Unidos el mes pasado). La presidenta de la Fed de Kansas City, Esther George, también se ha mostrado en contra de esta decisión y parece más partidaria de "esperar y ver". 

Solo unas horas después publicará sus actas el Banco Central Europeo, en el ojo del huracán con la contracción de la economía alemana, el frenazo económico y crisis política en Italia, el caos del Brexit y, sobre todo, con la inflación de la eurozona cayendo en julio a su menor nivel desde 2016, el 1%. Para un sector importante del mercado esto abre la puerta a una "intervención inmediata" del organismo, que ya ni tan siquiera tendría reparos en comprar acciones de firmas cotizadas si así fuera necesario -junto a la adquisición de deuda soberana o un nuevo movimiento en la tasa a los depósitos de la banca.

El temor que genera la curva de tipos

Hace apenas unos días, el 14 de agosto, el diferencial de rendimiento entre los bonos del Tesoro a dos y diez años de Estados Unidos se movió en terreno negativo por primera vez desde febrero de 2006. La reacción de los inversores fue inmediata, con fuertes ventas de los activos que conllevan un mayor riesgo, dado que esa inversión de la curva de tipos ha precedido a la mayoría de las recesiones que se han producido desde 1950. El temor es lógico, sobre todo si tenemos en cuenta que la primera economía del mundo no ha escapado al frenazo de la producción industrial en el resto del mundo (la estadounidense entra en recesión al acumular dos trimestre consecutivos de caídas), ni al parón del comercio global. 

El mercado de trabajo norteamericano también se ha resentido y, aunque los indicadores de crecimiento del consumo real se mantienen sólidos, antes o después acabarán reflejando que la economía avanza menos y que la contratación ya no tira tanto, apuntan los expertos. Sobre todo cuando las tensiones comerciales entre el país y China siguen sin despejarse. Sin embargo, existen diferencias notables con recesiones pasadas. "Los riesgos de estabilidad financiera actuales parecen moderados, los balances bancarios son sólidos, el apalancamiento familiar es manejable y la tasa de ahorro personal es alta. Todos estos factores fundamentales deberían ayudar a amortiguar una recesión económica", aseguran desde Pimco.

las claves

¿Cómo afecta el 'giro' en la curva de tipos a la economía?

Hay economistas que sostienen que el hecho de que los bonos a dos años pasen a tener un interés superior al de la deuda a diez años reduce la rentabilidad marginal de los nuevos préstamos para instituciones financieras bancarias y no bancarias (que tienden a endeudarse a corto y largo plazo), lo que desalienta la creación de nuevos créditos y frena la actividad económica.

Las preocupaciones sobre el crecimiento están justificadas también en opinión del banco suizo Julius Baer, que ve grave la situación en torno al comercio mundial y observa muchos puntos críticos geopolíticos. Una de estas explosiones ciertamente agravaría la situación. "Lo que hemos aprendido del pasado es que nunca debemos subestimar el sentimiento en la economía", sentencian.

Con todo, desde ésta y otras grandes firmas inciden en que los banqueros centrales deberían centrarse más en evitar que las expectativas de inflación caigan por debajo del objetivo del 2%. "Con la inflación manejable y los riesgos de estabilidad financiera, la reducción más agresiva en respuesta a la desaceleración actual puede ser el enfoque menos arriesgado", sostienen. El viernes en su conferencia "Desafíos de la política monetaria", en el marco de la reunión de banqueros centrales de Jackson Hole (Wyoming), Powell tendrá oportunidad de desvelar estas incógnitas y de responder, incluso, a los nuevos ataques de Donald Trump por tierra, mar y... redes sociales

Por lo general, el mercado no quiere escuchar que los banqueros centrales sean optimistas sobre la economía, puesto que cuanto más preocupados están, más se preparan para la acción. Los signos de relajación fiscal son fundamentales para el crecimiento, aseguran los expertos, y parece que incluso Alemania, el adalid de la estabilidad presupuestaria, se ha dado ya cuenta de ello. 

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