La mayor caída desde la crisis del Golfo

Qué ha pasado con el petróleo: por qué Arabia Saudí y Rusia han desatado el caos

Las materias primas y la incertidumbre
Las materias primas y la incertidumbre
Pixabay

La guerra del petróleo abierta entre Arabia Saudí y Rusia ha desatado el caos en los mercados en plena batalla contra el coronavirus. El pánico se ha apoderado de los inversores, con fuertes salidas de capital en las bolsas de todo el mundo y el hundimiento del barril en proporciones no vistas desde la Guerra del Golfo de 1991. Su precio se ha desplomado por debajo de los 30 dólares en el caso del crudo ligero West Texas y hasta los 33,7 dólares en el caso del Brent, de referencia en Europa. 

Varias son las claves de esta crisis que amenaza con hundir la economía mundial y que ha supuesto en la práctica la ruptura de la conocida como 'OPEP+', que agrupaba al cártel de los 14 países productores y a sus diez socios, encabezados por Rusia, desde hace más de tres años. Aquí están algunas de ellas:

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La pasada semana, en su reunión ordinaria, la OPEP -que agrupa a los principales exportadores de crudo a nivel mundial liderados por los saudíes- acuerdan recortar la producción en 1,5 millones de barriles diarios para parar la caída del precio que estaba generando el descenso de la demanda en China, principal consumidor de petróleo a nivel mundial. El coronavirus y la parada de la producción en China son, por tanto, el detonante.

La OPEP espera que Rusia se sume al acuerdo, pero esto no sucede, puesto que Moscú no está dispuesta a asumir el impacto que ese recorte tendría en términos de ingresos. Se niega en rotundo. Es cuando Arabia Saudí, que es el mayor exportador a nivel mundial, da un golpe sobre la mesa y pasa al contraataque: amenaza con elevar la producción por encima de los 12 millones de barriles diarios a partir de abril (en la actualidad produce unos 9,7) y aplica al mismo tiempo el mayor recorte en los precios de los últimos veinte años.

Por qué un crudo tan barato puede colapsarlo todo
Señales de peligro de recesión

El órdago lanzado por Arabia Saudí es muy grave porque en la práctica es el único país entre los productores de petróleo capaz de extraer el crudo a estos precios y hacerlo de forma rentable. Un barril por debajo de 30 dólares es insostenible para Reino Unido o Noruega, que tienen que extraer el petróleo de las profundidades del Mar del Norte, pero también para Brasil, que lo bombea de los yacimientos submarinos de Presal. Tampoco es sostenible para los productores estadounidenses y canadienses, que lo obtienen vía 'fracking' (lo extraen a través de la técnica de la fractura hidráulica).

El golpe puede ser enorme también para Venezuela, el país con las mayores reservas del mundo. El motivo es que la mayor parte del crudo que extrae es pesado, lo que significa que para ser explotado necesita de requerimientos técnicos especiales. Y tampoco México escaparía de sus efectos, tal y como demuestra la depreciación en un 4% de su moneda, el peso, en relación al dólar, hasta romper la barrera de las 21 unidades. Por tanto, el movimiento de Arabia Saudí puede dejar fuera de juego a prácticamente el resto de productores, salvo en la península Arábiga, donde productores como Kuwait o la propia Riad extraen el crudo con métodos tradicionales y más baratos. 

Por qué Rusia se niega a rebajar la producción
Putin

La geopolítica entra en escena y es el principal motivo de que Rusia se haya negado en rotundo a rebajar la producción en 1,5 millones de barriles al día, como pretendía la OPEP. Ese movimiento habría sido muy favorable para los productores de esquisto de EEUU, que con sus mayores costes de extracción se han visto beneficiados por la deuda barata que les ha permitido financiar su producción y poner a su país entre los primeros en bombeo, restando poder a Rusia.

El Kremlin "ha tomado medidas de gran dureza en su presupuesto nacional, lo que implica que se encuentra ahora en disposición de poder hacer frente a unos precios del petróleo más reducidos", apunta Randeep Somel, director de renta variable global de la gestora M&G. Las sanciones anunciadas el mes pasado por Washington a la petrolera rusa Rosneft por su apoyo al régimen de Nicolás Maduro en Venezuela enfurecieron a Moscú. También, el intento de echar por tierra el proyecto del gasoducto Nord Stream 2 que tenía que transportar desde este año gas natural ruso hasta Alemania por el fondo del mar Báltico.

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