Efecto mascarilla

La quiebra de la cosmética Revlon abre el temor en el sector minorista en bolsa

La caída de una de las marcas más conocidas de cosmética revela los problemas acumulados tras dos años de pandemia y uso generalizado de mascarillas que han hecho caer el consumo.

Gal Gadot, con casi 36 millones de euros es la imagen de Candid, el nuevo maquillaje de Revlon.
Gal Gadot, con casi 36 millones de euros es la imagen de Candid, el nuevo maquillaje de Revlon.
Revlon vía Europa Press

Las víctimas del mercado bajista en Estados Unidos cada vez van saliendo más a relucir. La última ha sido el gigante de los cosméticos Revlon, que recientemente realizó la solicitud del conocido como 'Capítulo 11' en Estados Unidos, que es la declaración de bancarrota y protección frente a sus acreedores. El problema de su elevado endeudamiento y los inconvenientes con la cadena de suministro le han terminado por pesar en su balance.

La compañía expuso que espera recibir 575 millones de dólares para financiar su deuda y satisfacer a su base de acreedores actuales, lo que podría llevar a la compañía a respaldar sus operaciones diarias. Según la presidenta y CEO de Revlon, Debra Perelman, "esta solicitud de bancarrota “permitirá a Revlon ofrecer a nuestros consumidores los productos icónicos que hemos producido durante décadas, al tiempo que brinda un camino más claro para nuestro crecimiento futuro. Nuestra desafiante estructura de capital ha limitado nuestra capacidad de navegar por cuestiones macroeconómicas para satisfacer esta demanda”.

La declaración de bancarrota de Revlon tiene relación con que la empresa es incapaz de satisfacer a tiempo casi un tercio de la demanda de sus productos por parte de los clientes, debido a la incapacidad de obtener un “suministro suficiente y regular de materias primas”. El envío de componentes de China a Estados Unidos lleva a Revlon de ocho a 12 semanas y cuesta cuatro veces los precios de 2019, tal y como comentó Perelman.

Revlon podría gastar tiempo en estos procedimientos para podar su cartera, dado que posee numerosas marcas, algunas de las cuales están funcionando mejor que otras, tal y como David Silverman, director sénior minorista de Fitch Ratings: “Si se mueve de manera efectiva, la compañía podría salir de la bancarrota con un balance más limpio y un mejor perfil operativo, mejorando las perspectivas comerciales a largo plazo”.

Revlon es la primera gran empresa orientada al consumidor en declararse en bancarrota en Estados Unidos en lo que ha sido una pausa de años angustiosos en el sector minorista. Más de tres docenas de firmas del sector abrieron el proceso del “Chapter 11” en 2020 en el país norteamericano, marcando un máximo de 11 años, que según los expertos fue un gran avance de la actividad de reestructuración impulsado por la pandemia.

El precedente y la competencia

Hasta el 31 de mayo, S&P Global Market Intelligence identificó 143 quiebras en todas las industrias en lo que va del año, que es el ritmo más lento desde al menos 2010. La consultora solo rastreó tres declaraciones de bancarrota en el sector minorista durante el mismo período, el número más bajo en unos 12 años.Ahora, sin embargo, a medida que aumenta la inflación, los tipos de interés suben y los consumidores comienzan a reducir el gasto en artículos discrecionales, los expertos predicen que más empresas minoristas se verán presionadas para reestructurarse.

Particularmente porque muchas de estas compañías lidian con los desafíos continuos de la cadena de suministro que los han dejado con los inventarios desajustados. El fabricante de esmaltes de uñas y lápices labiales, controlado por MacAndrews & Forbes del multimillonario Ron Perelman, registró activos y pasivos entre 1.000 millones y 10.000 millones de dólares, según una presentación ante el Tribunal de Quiebras de Estados Unidos para el Distrito Sur de Nueva York.

Revlon tenía una deuda a largo plazo de 3.310 millones al 31 de marzo, según presentó ante la SEC. La capitalización de mercado de la compañía era de casi 123 millones antes de realizar la presentación. Así, a fines de 2020, cuando los consumidores se vieron obligados a estar encerrados en caas redujeron drásticamente sus gastos en artículos de belleza, la empresa evitó por poco la bancarrota cuando hubo suficientes tenedores de bonos que participaron en su programa de reestructuración de la deuda. La empresa había advertido a principios de noviembre de ese año que podría verse obligada a solicitar el Capítulo 11.

Sus ventas de alrededor de 1.900 millones de dólares en 2020 disminuyeron un 21% con respecto a los niveles de 2019, afectada también por el efecto mascarilla, y es que muchas mujeres redujeron su consumo de maquillaje y cosmética por la pandemia. Aunque el negocio se recuperó en 2021, los ingresos de Revlon todavía están por debajo de los niveles previos a la pandemia. Además, nuevas empresas como Glossier, Kylie Cosmetics de Kylie Jenner y Fenty Beauty de Rihanna también han supuesto un desafío para Revlon en su competencia por llegar a los consumidores más jóvenes.

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