Tercer año alcista

La reactivación del 'superciclo' de las materias primas, ¿momento del metal?

La recuperación de las materias primas y metales desde el suelo de la pandemia, en abril de 2020, alcanza en 2023 su periodo de confirmación con la reapertura de la economía china como gran catalizador.

La reactivación del superciclo de las materias primas: ¿momento del oro y los metales?
La reactivación del superciclo de las materias primas: ¿momento del oro y los metales?
Europa Press

2023 podría ser el tercer año consecutivo del superciclo de las materias primas. Tras un 2022 en el que se vio una desaceleración, después de un fuerte impulso previo, ahora hay que ver qué configuración se tiene de cara al próximo ejercicio. Incluso hay quien sostiene que podría ser el cuarto año si reiniciáramos la cuenta a abril de 2020 en lugar de enero de 2021.

En cualquier caso, las materias primas han tenido una buena racha en los últimos tiempos. En 2022, cuando la rentabilidad total del S&P 500 bajó en torno al 18%, el índice de materias primas de Bloomberg (Bloomberg Commodity Index) subió casi un 14%, lo que refuerza las credenciales de las materias primas como diversificadoras.

Ahora bien, las materias primas son un grupo diverso e incluso dentro de un superciclo, el rendimiento se ve impulsado por diferentes sectores en diferentes momentos. El año pasado, la energía lideró el camino, mientras que este año, la energía podría pasar el testigo a los metales preciosos e industriales. “Por este motivo, esperamos que tanto los inversores estratégicos como los tácticos sigan de cerca la evolución de los mercados de materias primas este año”, dice Mobeen Tahir, director de análisis macroeconómico de la gestora WisdomTree.

La moda del oro y los metales industriales

Teniendo en cuenta las cifras de inflación, lo que debería haber sido un momento idóneo para el oro en 2022 se convirtió en la tormenta perfecta para este debido a la agresividad con la que respondió la Reserva Federal. “Si en 2023 disminuye la presión alcista sobre el dólar y los tipos del Tesoro, las cifras de crecimiento económico empeoran y la inflación se mantiene alta, el oro podría volver a brillar”, expone Tahir.

Además, la recuperación del oro suele ser un buen augurio para la plata. De hecho, la relación oro-plata alcanzó un máximo histórico en marzo de 2020. A esto le siguieron 12 meses en los que el rendimiento de la plata fue muy superior al del oro. Esto llevó a que la relación alcanzara otro máximo en septiembre del año pasado y, desde entonces, la plata ha protagonizado la recuperación prometida. Algunos inversores podrían intentar reflejar su postura sobre el oro a través de la plata, especialmente si ven las alentadoras perspectivas industriales de la plata debido a la transición energética.

Mientras, al igual que las acciones de crecimiento, los metales industriales perdieron temporalmente su encanto el año pasado. “Como destacamos en nuestras últimas perspectivas sobre las materias primas, el reciente y desalentador comportamiento de los metales industriales ha creado una desconexión entre los fundamentos del mercado físico y lo que reflejan los precios de mercado”, asegura el experto de WisdomTree. Los inventarios físicos de la mayoría de los metales están muy por debajo de sus promedios históricos, mientras que los precios últimamente se han visto fijados por los confinamientos en China y la perspectiva de una recesión mundial.

La relajación de los confinamientos en China podría catalizar la recuperación de los metales industriales. El índice de gestores de compras (PMI) del sector de fabricación chino se contrajo entre agosto y diciembre del año pasado. Si los motores económicos del país vuelven a ponerse en marcha, impulsados por una política monetaria favorable, los metales industriales podrían salir beneficiados. Por otro lado, el empuje siempre presente de la transición energética podría amplificar aún más esta recuperación si mejora el contexto macroeconómico.

La inversión en la transición energética

Desde el huracán Ian en Cuba y el sureste de Estados Unidos hasta la sequía en China y Europa, pasando por las inundaciones en Pakistán, los devastadores efectos del cambio climático se hicieron patentes el año pasado. Además, los precios desorbitados de la energía han puesto de manifiesto que debemos actuar ahora para garantizar la seguridad energética de una forma viable tanto económica como medioambiental.

“En todas nuestras conversaciones recientes con inversores, el denominador común ha sido que la lucha contra el cambio climático en el ámbito de la transición energética requiere un planteamiento global”, asegura Tahir. Esto significa que tecnologías como las energías renovables, las baterías, el hidrógeno, los biocombustibles, el reciclaje, la captura de carbono y muchas otras tienen un papel crucial que desempeñar.

“El 2022 se cerró incluso con algunos rumores sobre un avance en la fusión nuclear, no obstante, muchas otras tecnologías ya están disponibles comercialmente y son eficaces. Esperamos que los inversores sigan buscando formas de optimizar la asignación de su capital en las innovaciones más prometedoras”, finaliza el experto.

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