Repsol se tambalea en bolsa al son de la caída del crudo y la presión en Venezuela

Brufau alerta del impacto de Libia y Venezuela en la gasolina.
Brufau alerta del impacto de Libia y Venezuela en la gasolina.
EFE

Cada vez más inestabilidad y menos ingresos. La propia devaluación del bolívar soberano y la situación de hiperinflación de la economía de Venezuela ha dejado reducido el riesgo de la petrolera española Repsol al país a poco más de 430 millones de euros al cierre del primer trimestre, después de realizar saneamientos mil millonarios. Sin embargo, la situación puede ir a peor conforme EEUU va estrechando el cerco al régimen de Maduro en forma nuevas sanciones y Repsol es una de las pocas empresas energéticas occidentales que mantienen presencia allí.

El presidente de la compañía, Antonio Brufau, lamentó este jueves en unas conferencias en organizadas por el Club Español de la Energía (Enerclub) que las sanciones de la Administración Trump no solo tiene efectos sobre estos países, "sino también sobre las empresas internacionales que operamos en ellos (..) Veremos qué efectos tendrán en la capacidad mundial empresarial", dijo y alertó del alto impacto de conflictos como los de Libia o Venezuela en los hidrocarburos.

Los precios del petróleo cayeron con fuerza a lo largo del jueves por el temor de los inversores a una recesión por efecto de la guerra comercial de Trump. El barril de Brent a un mes cedió un 4,5%, hasta 67,8 dólares, mientras que el West Texas estadounidense se derrumbó un 5,6%, hasta 58 dólares. Las acciones de Repsol cayeron un 3,5%, hasta 14,44 euros, en su peor jornada en bolsa desde el pasado 6 de diciembre.

El dato

Presencia menguante de Repsol en Venezuela

La exposición a Venezuela de la multinacional española ha ido bajando progresivamente desde 2016 (2.273 millones de euros), 2017 (1.480 millones), 2018 (456 millones) y el primer trimestre de 2019 (436 millones).

Amenaza de nuevas sanciones

El próximo objetivo de la Administración Trump y el ‘mazo’ del Departamento de Estado que dirige Mike Pompeo es el CLAP, un programa de ayuda alimentaria administrado por el Estado que estaría siendo usado para el blanqueo de dinero por el régimen, según avanzó ‘The Wall Street Journal’. Se trata de un paso más de EEUU para presionar al régimen de Maduro, que se aferra al poder pese a que el pasado mes de enero traspasó los límites constitucionales y provocó la autoproclamación de líder opositor Juan Guaidó.

La exposición a Venezuela de la multinacional española ha ido bajando progresivamente desde 2016 (2.273 millones de euros), 2017 (1.480 millones), 2018 (456 millones) y el primer trimestre de 2019 (436 millones). “Durante el primer trimestre se ha producido una devaluación importante de la divisa venezolana frente al euro (3.698 bolívares por euro frente a los 730 de 31 de diciembre de 2018) sin impacto significativo en los estados financieros del grupo”, explica la petrolera en sus resultados trimestrales.

Sin embargo, pese a la crudeza del efecto divisa y la hiperinflación, el mayor temor de la petrolera es exponerse a la nueva ronda de sanciones de EEUU. “Durante 2019 se han adoptado nuevas sanciones contra Venezuela, en particular destaca que el 28 de enero de 2019 EEUU ha ampliado las sanciones contra PDVSA incluyéndola en la “Specially Designated Nationals and Blocked Persons List” (“SDNList”). Asimismo, el 17 de abril de 2019, EEUU también incluyó en la SDN List al Banco Central de Venezuela”, explica.

En retirada

La inclusión en la lista negra de EEUU supone la prohibición para los estadounidenses a la hora de realizar operaciones y bloquear los activos afectados tanto con la petrolera estatal como con el banco central del país, o con sociedades controladas en más del 50% tanto por PVDSA como por el Banco Central. “Aunque EEUU ha concedido ciertos plazos para facilitar la terminación ordenada de las operaciones mediante el otorgamiento de varias licencias generales, estas nuevas medidas han agravado la situación de crisis del país”, admite la petrolera en sus estados financieros del primer trimestre.

En su informe de resultados enviada a la CNMV, Repsol explica que está adoptando las medidas necesarias para continuar su actividad en Venezuela, “incluyendo la recepción periódica de crudo en pago de deudas, con pleno respeto a la normativa internacional de sanciones”. Sin embargo, la progresiva presión de EEUU a Venezuela y la amenaza intervención militar han llevado a la petrolera española a reducir al mínimo su actividad y “negociar la retirada de sus intereses comerciales allí”, según publicó ‘Voice of America’. No hubo comentarios a este respecto por parte de Repsol.

La compañía que codirigen Antonio Brufau y Josu Jon Imaz está en Venezuela desde 1993 y tiene presencia en el país a través de su participación en empresas mixtas con el Gobierno venezolano para el extracción del crudo (40% en Petroquiriquire y el 11% de Petrocarabobo) o gas (Quiriquire Gas y 50% en Cardón IV) cuya vigencia se extiende entre 2027 y 2035, según consta en la memoria anual de 2017.

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