Nigeria y México, socios preferentes

Sánchez dispara la compra de petróleo a Trump y Maduro a costa de Irán y Brasil

Trump, Sánchez y Maduro, unidos por el petróleo.
Trump, Sánchez y Maduro, unidos por el petróleo.
L. I.

El nuevo escenario geopolítico también afecta a España, uno de los países del mundo con mayor dependencia en energía por el petróleo y el gas que consume, aunque también uno de los grandes clientes del sector. El Gobierno de Pedro Sánchez ha liderado una profunda reorganización de las fuentes de aprovisionamiento de petróleo desde que el Ejecutivo socialista llegó a la Moncloa en junio de 2018. Entre los cambios más destacados se encuentra el constante crecimiento de las importaciones de petróleo de los EEUU de Donald Trump hasta "máximos históricos" y la reactivación de las compras de crudo a la Venezuela de Nicolás Maduro.

Entre octubre de 2018 y el mismo mes de 2019, España multiplicó casi por siete (+561%) las entradas de crudo venezolano, hasta 1,82 millones de toneladas, mientras que en el caso de EEUU se elevaron un 58% interanual, hasta 1,4 millones de toneladas, según los últimos datos disponibles en la agencia Cores, dependiente del Ministerio de Transición Ecológica. Las cifras se actualizarán este viernes y confirmarán esa tendencia hacia la seguridad con la importación de crudo africano, americano y europeo en detrimento del que viene de Oriente Medio.

Importaciones de crudo de España por países

(Variación interanual y tonelada de crudo importadas, por países)

El barril Bonny de Nigeria fue el que más creció entre los tipos de crudo que llegan a España con un aumento del 19% interanual hasta octubre de 2019, hasta las 9,5 millones de toneladas, que representan uno de cada cinco barriles del consumo del país. En segundo lugar en el ranking de socios petroleros de España se consolida México con una cuota del 13%. La exportación de sus barriles de referencia tipo Istmo y Maya se ha mantenido estables hacia la península desde la llegada al poder de Andrés Manuel López Obrador (AMLO).

El tercer crudo más consumido en España es el de Libia, un país en caos y guerra desde la caída del régimen de Muamar el Gadafi. Su petróleo, de alta calidad y uno de los más cercanos, representa el 12% del total. Entre octubre de 2018 y el mismo mes de 2019, las importaciones han crecido un 24%, hasta 7,1 millones de toneladas, aunque esta cifra se reducirá en las próximas lecturas por el recrudecimiento del conflicto armado en el país que ya involucra a potencias como Turquía, Egipto o Rusia.

Seguridad y 40.000 millones anuales

Según los datos de Cores (Corporación de Reservas Estrategicas de Productos Petrolíferos), que declinó realizar comentarios a ‘La Información’, la gran tendencia del consumo petrolero de España es la búsqueda de seguridad en el aprovisionamiento, aunque esto también repercute en precios más altos. En ese contexto se encuadra el fuerte incremento de Noruega, que se sitúa con el 7% de cuota en la factura española, o de EEUU, con el 6% del total, un porcentaje que le lleva a superar a Irak (6%) por primera vez en la historia.

Fuentes del sector aseguran que en 2019, España volverá a batir su récord de consumo de petróleo y sitúa entre el 1,5% y 2% el crecimiento de las importaciones en términos de barriles, aunque el coste se disparará por encima del 10% y estiman que superará los 40.000 millones de euros anuales. No obstante, cabe matizar que esta gigantesca cifra se debe a las propias necesidades de la industria del refino, ya que España es exportador neto de derivados como queroseno o gasóleos con los que compensa su amplio déficit comercial en materia energética.

Cores es la agencia tutelada por el Ministerio de Transición Ecológica de Teresa Ribera que se encarga de velar por la seguridad en el aprovisionamiento de productos petrolíferos y gas desde su creación en 1995. Está presidida por Pedro Miras y tiene como directora general a Mamen Gómez de Barreda. Su cúpula de gobierno está formada por cuatro representantes del Gobierno y cuenta con la participación de los operadores petrolíferos como Repsol, Cepsa, Galp o BP, entre otros. Desde la creación de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) en 1974, España tiene obligaciones de mantenimiento de reservas estratégicas que hasta 1995 recaían en el monopolio público Campsa y desde la creación de Cores en esta agencia de participación públicoprivada.

¿Veto a Irán con Iglesias en Moncloa?

Otro de los aspectos destacados en el consumo petroleo de España es el veto del Gobierno Sánchez a la compra de petróleo iraní, que comenzó en noviembre de 2018 con el recrudecimiento de las sanciones de EEUU a los países y empresas que comercien con Teherán. El Ejecutivo de Sánchez fue uno de los que acató la orden de inmediato y viró las compras de petróleo hacia otros países. La llegada a Moncloa de Pablo Iglesias, futuro vicepresidente del Gobierno, situará esta relación comercial con Irán bajo los focos debido a la reciente escalada bélica con EEUU en Irak y a las conexiones con Unidas Podemos.

Los lazos mercantiles recientes que han unido a los fundadores de Podemos Iglesias, Monedero y Errejón con la televisión estatal iraní Hispan TV han vuelto a salir sobre la mesa. El canal financió el programa 'Fort Apache' desde el que dio su salto mediático a partir de 2012 y continuó tras la fundación de Podemos. En este sentido, el PSOE y Unidas Podemos han firmado un protocolo de normas de la coalición de gobierno que impedirán a Iglesias volver a aparecer en 'La Tuerka' o 'Fort Apache', según informa ‘Europa Press’.

Otro de los países damnificados en las relaciones petroleras de España desde la llegada de Pedro Sánchez es el Brasil de Bolsonaro. La compra de crudo de este país se ha desplomado un 54% interanual, por debajo de los 2 millones de toneladas. Ángola, socio preferente en el pasado, ha sufrido una rebaja del 23%, aunque en el sector consideran que su petróleo se utilizará como sustitutivo de las importaciones de países en conflicto como Irak o Libia en el caso de que hay cortes de suministro. Arabia Saudí, el mayor exportador del mundo, se mantiene como el cuarto socio petrolero de España con una cuota del 10%, uno de cada diez barriles.

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