Crisis en las criptomonedas

Saylor, el canario en la mina cripto: los grandes inversores se retiran tras FTX

Es el mayor propietario conocido de Bitcoins después de haber transformado la actividad de su empresa  tecnológica hacia un vehículo de inversión apalancado que se endeudó en dólares para comprar cripto.

Michael Saylor, fundador de Microstrategy.
Michael Saylor, fundador de Microstrategy.
L. I.

Michael Saylor es el hombre al que todos seguían en el boom de las criptomonedas por ser el impulsor del mantra de moda 'holdear' (mantener, nunca vender) que se popularizó hasta 2021 entre los criptoinversores. Desde que estas inversiones alternativas no paran de caer ha pasado a un segundo plano, más todavía después de que las costuras del sector se hayan desatados tras los rotos de Celsius, Terra-Luna o, recientemente, con FTX. Su empresa Microstrategy sigue siendo la marca más relevante en el mundo cripto porque posee, actualmente, la mayor posición pública en Bitcoin

El problema para Saylor es que sus anuncios entre la comunidad financiera ya no tienen el efecto que parecían tener en el pasado cuando anunciaba inversiones millonarias y predicciones estratosféricas.  Pero la caída del gurú Sam Bankman-Fried y la plataforma de compraventa FTX han provocado un daño reputacional en el sector que salpican hasta los inversores más transparentes y supervisados como Saylor. 

Microstrategy declara con detalle cada una de las inversiones que realizado en Bitcoin. Lo hace porque una buena parte de ellas se financiaron con ampliaciones de capital de la compañía en las que vendía nuevas acciones a inversores minoristas e institucionales para destinar ese dinero a comprar cripto. Sus títulos eran una de las maneras directas y popularizadas que tenían los fondos de inversión tradicionales de todo el mundo de tener exposición o invertir indirectamente en la cripto más conocida de todas. 

La gestión de Saylor ahora parece volverse en su contra después de haber endeudado a la empresa con más de 2.500 millones de dólares a través de emisiones de bonos y préstamos para comprar bitcoins. La cotización de Microstrategy acumula un desplome del 63% en lo que va de 2022 y cotiza con un drástico descuento respecto al valor teórico de sus activos.

La empresa ha invertido cerca de 4.000 millones de dólares para hacerse con más de 130.000 bitcoins que ahora apenas valen 2.200 millones y revelan unas minusvalías latentes que rondan el 50% de lo invertido, según los datos de Bitcointreasuries.net. Para algunos ya es una cuestión de tiempo que el proyecto de Saylor genere otro suceso negativo en la escena cripto si la cotización de Bitcoin no levanta cabeza. Desde los máximos de hace doce meses, la cripto ha perdido tres cuartas partes o un 75% de su valoración, pasando de cotizar cerca de 70.000 dólares a poco más de 17.000 ahora.

La pérdida de accionistas de Microstrategy es visible en los últimos meses, sobre todo, entre los gestores activos. El dinero pasivo o ligado a ETFs y carteras indexadas se mantiene todavía dentro del valor. Según datos a 30 de septiembre, la gestora Capital Group era el principal sostén de su accionariado con el 14% de las acciones, aunque la mayor parte está ligado a productos de inversión pasiva de su gama de vehículos de inversión America Funds. Vanguard, por su parte, controla alrededor del 10%. Otras firmas como Fidelity o Renaissance han ido diluyendo sus posiciones.

La reciente quiebra de FTX ha golpeado de lleno a grandes inversores institucionales como el fondo de pensiones de Ontario, la gestora estadounidense Blackrock, la nipona Softbank o el fondo soberano de Singapur (Temasek) que estaban invertidos en la criptoempresa de Bankman y ahora afrontar las consecuencias en forma de cientos de millones de dólares en pérdidas y un lógico daño reputacional. Cada vez hay más firmas que toman el camino inverso y se dan media vuelta. 

Si hasta hace un año parecía estar de moda anunciar inversiones o codearse con el sector cripto, ahora provoca alergia entre las grandes carteras. El mayor plan de pensiones de Canadá con 0,5 billones de dólares en activos, que opera bajo la marca CPP Investments, ha pregonado esta semana que pone fin a su proceso de búsqueda de inversiones en el sector cripto. 

Los analistas de JPMorgan situaban hace un año al Bitcoin en los 146.000 dólares a largo plazo pero ahora advierten a sus clientes que podría situarse por debajo de los 13.000 dólares. El banco británico Standard Chartered ha ido más lejos al pronosticar que en 2023 podría caer hasta los 5.000 dólares. Todo ese escenario, claro está, con la información disponible hasta la fecha y sin que ocurra ninguna otra cripto-catástrofe, algo que no está garantizado.

"A pesar de los eventos recientes, las nuevas direcciones [carteras de Bitcoin] aumentaron en el último mes, los titulares a largo plazo parecen estar acumulando más Bitcoins que nunca y las billeteras de tamaño minorista parecen representar una mayor proporción del grupo de titulares. En una visión a más largo plazo, estos factores podrían estar asociados con una red más saludable. No obstante, prevalece la cautela y el temor a un mayor contagio en el criptomercado", apunta Manuel Villegas, analista de activos digitales del banco suizo Julius Baer.

Incluso entre las empresas de referencia comienzan a levantarse ciertos cortafuegos que hacen temer más noticias negativas. Coinbase, la plataforma de intercambio más regulada y vigilada porque cotiza en bolsa bajo la supervisión de la SEC, asegura que no cobrará comisiones en la conversión de la cripto estable Tether -que capitaliza 65.000 millones de dólares- hacia el USD Coin (USDC), la cripto que respalda junto a Circle. Esta startup, que acaba de suspender su salida a bolsa según el Boston Globe, ha señalado problemas en la conversión de su cripto en plataformas como Binance o FTX que le podrían haber generado un agujero millonario.

"Varios actores enfrentan problemas de liquidez, lo que probablemente pesará sobre los precios al menos en el corto plazo. No hay que olvidar que esta crisis no se trata de un fallo de la tecnología blockchain. En cambio, se trata de codicia, miedo y fraude, un fracaso de las partes centralizadas en el espacio de activos digitales, lo que todavía significa que las heridas de esta crisis criptográfica tardarán más tiempo en sanar y que una rápida recuperación a corto plazo sigue siendo poco probable", concluye el experto.

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