Opa voluntaria

Siemens Energy promoverá la exclusión 'forzada' de Gamesa si alcanza al 75%

La oferta de compra de "carácter voluntario" que ha presentado el holding alemán le ha permitido establecer inicialmente un precio inferior al esperado por los inversores para su filial española

Christian Bruch, CEO de Siemens Energy, y Maria Ferraro, directora financiera.
Christian Bruch, CEO de Siemens Energy, y Maria Ferraro, directora financiera.
Siemens Energy / Archivo / L. I.

Siemens Energy tenía unas expectativas muy altas para su participada Siemens Gamesa. Quizá por eso, la eólica no ha hecho otra cosa que decepcionar a los inversores cada vez que presentaba resultados corporativos en una coyuntura de tensión creciente en precios, costes y suministros que iban erosionando sus márgenes. La presentación de 'profits warnings' (alerta a la baja de resultados) ha sido el titular más habitual en la situación financiera del grupo desde hace más de un año y, ahora, es la coartada perfecta de su principal accionista para perpetrar una valoración.

Según consta en la documentación preliminar enviada a la CNMV, el holding alemán busca excluir de bolsa a Siemens Gamesa con un procedimiento de venta forzosa si supera el 90% del capital de la empresa tras la opa. Actualmente tiene el 67% de las acciones. Ahora bien, si no logra demasiadas aceptaciones también tiene un plan B: se conformará con alcanzar el 75% para llevar adelante su propuesta a una Junta de Accionistas e invocar después un nuevo procedimiento de exclusión de bolsa.

Salvo el comprador, que califica de "precio atractivo" los 18,05 euros por acción de la opa, la gran mayoría de inversores parece decepcionado con la propuesta, un 10% inferior de la compraventa del 8% del capital que dio salida a Iberdrola en febrero de 2020. También inferior al traspaso de acciones de la eólica desde la matriz Siemens a Siemens Gas & Power, la filial antecesora de lo que hoy es Siemens Energy. Todo ha cambiado desde entonces, a peor, de ahí que ahora la empresa valga menos, según sus directivos. No están de acuerdo algunos bancos de inversión como Deutsche Bank -que tasaba en 21 euros la opa hace tres meses- o Credit Suisse, que acaba de valorar la compañía en unos 22 euros por título.

Sin embargo, la opinión que vale es la del oferente, quien se está jugando su dinero. "Creemos que es un precio atractivo y creo que convenceremos a los accionistas minoritarios. Lo más importante es que arreglemos los problemas operativos. Si comparas con cuando compramos a Iberdrola, la situación de mercado se ha deteriorado y se han producido múltiples profits warnings [advertencias a la baja de resultados] desde entonces y desde esos tiempos", recordó el primer ejecutivo de Siemens Energy y responsable en la sombra de todo el área energética de Siemens AG.

Pese a que la CNMV ha eliminado desde marzo la necesidad de presentar un informe externo que justifique la valoración ofrecida en una opa con carácter voluntario, el grupo alemán ha contratado a PwC (PricewaterhouseCoopers Asesores) "como experto independiente para que elabore un informe de valoración que justifique el precio de la oferta", según explica el grupo alemán. En ese análisis se incluirán todos los impactos financieros que ha tenido Siemens Gamesa en el último año y medio en forma de incremento de costes de materias primas, crisis de suministros, retrasos en proyectos y problemas de fabricación.

De 37 a 18 euros en 15 meses

Lo que no vendrá serán los constantes cambios de dirección en la filial que han generado una volatilidad constante en el rumbo de los proyectos. Markus Tackle tomó las riendas de Siemens Gamesa recién fusionada y lideró los tres primeros años hasta que en plena pandemia (junio 2020) recibió la carta de despido. El boom por las renovables y los planes masivos de inversión en energía verde en Europa llevaron en volandas a su sucesor Andreas Nauen. La cotización del grupo se marcó máximos en enero de 2021 por encima de los 37 euros por acción, es decir, más de 25.000 millones de euros de valor en bolsa. Ahora vale se ha tasado a mitad de precio.

Solo 12 meses después, Siemens fulminaba otra vez al CEO de la eólica y ponía al frente a un experto en fusiones e integraciones dentro de la casa: Joseph Eickholt. Su mandato era evidente debido a su falta de conocimiento del sector y sus habilidades para encontrar sinergias, solucionar problemas y resolver entuertos corporativos. Era la mano derecha de Bruch en el consejo de administración de Siemens Energy hasta el pasado mes de febrero y ha sido el cerebro de la operación sobre Gamesa desde dentro. El pasado 18 de abril ambos ejecutivos firmaron el protocolo confidencial para la opa.

La oferta de compra -que tardará en tramitarse tanto como cualquiera que tiene que pasar el filtro de la CNMV- permitirá ganar "meses" a los alemanes, tiempo suficiente para convocar una próxima Junta de Accionistas de Gamesa en la que ejercer la mayoría accionarial y promover la exclusión, su objetivo final junto a la fusión con Siemens Energy

En realidad, como se ha demostrado ahora, la integración de ambas filiales de Siemens era solo cuestión de tiempo, el suficiente como para ir eliminando posibles resistencias. Primero fue la salida de Iberdrola del accionariado; después la cúpula alemana ha ido apartando de su camino todos los vestigios culturales y de mando de la antigua Gamesa.

Eickholt plantea medidas de ajustes de plantilla y simplificación administrativa con la que espera generar hasta 300 millones de euros anuales en ahorros. Estas sinergias se traducen, según la empresa, en recuperar el equilibrio en la cadena de suministros, costes logísticos y ejecución de proyectos, pero también en integrar el I+D y administración.

Tanto Bruch como María Ferraron descartaron este lunes ante la prensa que tengan en su agenda la intención de cambiar la sede de la compañía "hasta que se excluya de bolsa". A partir de entonces, el relato volverá a cambiar otra vez y los centros de trabajo en Vizcaya y Navarra, que agrupan más de la mitad de los 4.700 empleados en España, sufrirán las consecuencias, según temen los propios sindicatos de la compañía. En cambio, la versión oficial es que España seguirá jugando un importante rol en las actividades del grupo.

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