Deuda de 40 millones

Sniace solicitará al juzgado su liquidación y dejará sin 440 empleos a Torrelavega

  • La papelera alega que no puede atender los compromisos de pago del convenio de acreedores por la crisis de la celulosa y de la electricidad.
La CNMV suspende la cotización de Sniace tras presentar concurso de acreedores
La CNMV suspende la cotización de Sniace tras presentar concurso de acreedores

Sniace tira la toalla y baja la persiana. La histórica papelera cántabra  con sede en Torrelavega solicitará la liquidación de su negocio por la situación crítica que atravesaba para hacer frente a su deuda. "El consejo de administración, ante la imposibilidad de hacer frente a los compromisos de pago derivados del convenio de acreedores de Sniace y de sus dos sociedades participadas Celltech, S.L.U y Viscocel, S.L.U ha acordado proceder durante el día de mañana, a solicitar al juzgado la liquidación de las citadas compañías", señala la compañía a la CNMV, que suspendió el miércoles su cotización.

"Una vez se dicte por parte del juez competente el auto de liquidación, se producirán los efectos previstos en los artículos 145 y siguientes de la Ley Concursal, lo cual implicará para Sniace, entre otros, (i) la suspensión del ejercicio de las facultades de administración y disposición sobre su patrimonio; (ii) el nombramiento de administradores concursales; (iii) el vencimiento anticipado de los créditos concursales aplazados; y (iv) el inicio de las operaciones de liquidación", explica la empresa en un comunicado firmado por su presidenta, Gema Díaz Real.

Sniace recuerda que durante los últimos meses la empresa aumentó capital con la búsqueda de inversores (Sabino García Vallina y Félix Revuelta), además de con otros inversores industriales. También había renegociado su deuda concursal con diversos acreedores, que tenían por objeto el saneamiento patrimonial y financiero de Sniace así como la implementación de los planes de inversión de la compañía.

"Sin embargo, a la drástica caída de los precios de la celulosa dissolving, de la fibra viscosa y del precio de venta de la electricidad, se ha sumado la notificación de resolución contractual por parte de Cogen después de los nuevos parámetros retributivos a la producción de energía (...) han desincentivado el interés por parte de cualquier inversor y ha truncado la evolución de la actuaciones que se estaban llevando a cabo para el saneamiento financiero de Sniace", lamenta la empresa.

La compañía dejará en la calle a 440 empleados, la mayoría de ellos en su planta de Torrelavega y solamente 9 en Madrid. Sniace tenía pasivos con acreedores que superan los 41 millones de euros. De enero a septiembre de 2019, sus últimas cuentas publicadas, la compañía registró unas ventas de 57,8  millones de euros, un 18% más que el año anterior, aunque seguía perdiendo dinero. Su ebitda (resultado bruto de explotación) era negativo (-3,7 millones) tras reducirse en un 18%, mientras que sus pérdidas netas se multiplicaron por cuatro (+327%), hasta los 11,3 millones de euros, según su informe financiero.

Hachazo eléctrico del Gobierno

Sniace echa la culpa de la situación al cambio del marco regulatorio eléctrico, que ha provocado la espantada de su socio Cogen que operaba la planta de cogeneración eléctrica en Torrelavega. La firma noruega argumentó su decisión de rescindir el contrato en las pérdidas soportadas como consecuencia de la gestión de esta planta, pero "fundamentalmente por la aplicación inminente" de los nuevos parámetros retributivos de la producción de energía eléctrica recogidos en la propuesta de orden ministerial distribuida el 9 de enero de 2020 por el Ministerio para la Transición Ecológica.

Según Cogen, esta aplicación provocará este ejercicio unas pérdidas en esta planta de Sniace de más de nueve millones de euros, en línea con las estimaciones hechas por de la Asociación Española de Cogeneración (Acogen), que ha mostrado su "preocupación" ante "el brusco e inesperado" ajuste propuesto en la retribución del sector, estimado por la patronal en unos 450 millones de euros y que llevará a las empresas, con sus presupuestos cerrados, a un escenario de "'números rojos'" y "alarma" para los inversores.

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