La sed de Tesla por el níquel reaviva el apetito inversor por el metal industrial

La guerra comercial entre Estados Unidos y China, primero, y la crisis mundial generada por el coronavirus, después, han asestado un golpe al precio de los metales industriales en bolsa por fuerte dependencia del ciclo económico. El níquel, que se emplea para fabricar acero y otros productos metálicos, no ha escapado a esta tendencia si bien la apuesta del mayor fabricante de vehículos eléctricos por este metal lo ha puesto de nuevo en el foco de los inversores.  

Durante la celebración del último 'Battery Day', los responsables de Tesla, el mayor fabricante de vehículos por capitalización bursátil, expusieron sus planes para modificar el diseño de sus baterías, reducir costes y mejorar su rendimiento. En su presentación, pusieron en valor cómo para la creación de la nueva batería Tesla 4680 la compañía prescinde del cobalto -más caro, escaso y con unas condiciones de extracción que a menudo atentan contra los derechos humanos- y emplea sólo níquel, que permite acumular más energía en las baterías, y manganeso. 

Las miradas se dirigieron en los mercados de futuros hacia este metal pesado y los últimos movimientos en Tesla dan nuevas pistas sobre la importancia que el níquel tendrá para la compañía con sede en Palo Alto. Bloomberg adelantaba esta misma semana que el fabricante está en conversaciones con BHP Billiton, la mayor minera del mundo, sobre un acuerdo de suministro de níquel. Las discusiones se producen mientras Tesla trabaja para aumentar la cantidad de metal que se utiliza en las baterías de los vehículos para mejorar el rendimiento, y a medida que potencia la producción propia de células, que son el corazón de las baterías. 

El níquel constituye una pequeña parte del negocio de la minera, por lo que un acuerdo de este tipo mostraría también un movimiento de la anglo-australiana por expandirse y poder servir a los fabricantes de baterías. El propio Elon Musk había prometido en verano un contrato "gigante" para las mineras que producen el metal de una manera "ambientalmente sostenible".

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Para los analistas, el níquel presenta perspectivas interesantes a largo plazo, ya que se espera que el movimiento de Tesla anime a otros fabricantes a seguir el mismo camino, impulsando el crecimiento de su demanda a futuro. Sin embargo, esta tendencia estructural no lo ha inmunizado de los vientos en contra generados por la Covid-19. Tampoco del déficit de suministro que provocó la decisión del gobierno de Indonesia de prohibir las exportaciones del mineral desde el pasado mes de enero. 

Movimiento clave del principal productor

Precisamente, Indonesia es el principal país productor de este metal (800.000 toneladas métricas en 2019), seguida de Filipinas (420.000 toneladas métricas) y Rusia (270.000 toneladas métricas). Según varios medios especializados, Tesla mantiene conversaciones con el gobierno de Rodrigo Duterte para crear una empresa en el país asiático que le permita asegurarse el suministro de la materia prima.

Es lo que buscan precisamente en el país asiático. Nitesh Shah, director de análisis de WisdomTree, explica que al prohibir las exportaciones del mineral, el Ejecutivo de Yakarta espera alentar a más procesadores y fundidores a establecer operaciones en Indonesia antes de que exporten el producto de níquel acabado. "Es una política arriesgada, que intentaron entre 2014 y 2017 sin éxito. En 2017 la prohibición se puso en pausa hasta 2022, pero la decisión de agosto de 2019 la adelantó a enero de 2020", añade.

Actualmente su precio se mueve en los 14.620 dólares por tonelada, por lo que cotiza un 7% por debajo de los máximos que marcó este año en el mercado de futuros de Londres (15.725 dólares) en niveles de finales de 2019. Desde el 'crash' registrado en las bolas el pasado mes de marzo, el níquel se ha revalorizado un 33,7%, en medio, entre otras cosas, de esa perspectiva de mayor demanda por parte del sector de la automoción.